Haffter: Noche pasiva del sentido
Como norma adquirida por la inconsciencia, los poetas -con algún nombre o adjetivo hay que denominar aquesta fauna que sabe farfullar- escriben partiendo de sus alrededores más prosaicos, no de sus intimidades menos superfluas. Pero lo difícil no es mirar y copiar mejormente o peormente. Lo perdurable es ver -visionar- el corazón síquico, sus paisajes alegres o dolientes, iluminarlos con palabras precisas y elocuentes.
Así, los paisajes poemáticos se han reducido a cuatro copas en un bar y tres muerdos en el trasero asiento de un bergantín urbano, en una noche oscura y sin alma. Tal vez sea mejor este método que el de considerar el amor como una abrasiva carne que busca metafísica y misticismo. Para mí no lo hubiese querido.
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