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viernes, 18 de noviembre de 2022

En una isla desierta

Frank: Sonata

Debo reconocer que leyendo aprendí que sabía muy poco de los hombres: que pasamos nuestras vidas creyendo conocerlos porque estamos día a día con ellos; pero olvidamos que pocas veces somos como nos mostramos y que nuestros más íntimos secretos, nuestro verdadero ser, queda oculto y solo se manifiesta en los escasos momentos en los que se establece una comunión misteriosa con quien nos acompaña: y eso es precisamente lo que ocurre en los libros; sin necesidad de que algo suceda e implique a dos personas, una le dice a la otra toda su mismidad, le desemboca su misterio, abre su corazón tal como es. Todos los libros son rostros, no muecas inexactas...

 ¡Qué gran compañía la de los libros...! Estar en una isla desierta -por ejemplo, este mundo- llena de preguntas; y entre ellas la de ¿qué libro me llevaría a semejante lugar? Afortunadamente, ¡hay tantos! ¿Por qué contentarse con uno?





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