Saint-Saen: Danza macabra
Doctor, esmérese en su operación:
quiero que mi nariz sea un topacio
perfumado, y mi boca un gran palacio
que lubrique la fagocitación.
Los dientes, de diamante y corindón
-insinuando que sorbo muy despacio-;
el cabello frondoso, un poco lacio;
los ojos que hipnoticen con pasión.
¡Qué hermosura de rostro, qué cabeza
más cualichaletápera, qué pómulos,
qué achuchones románticos tendré!
¡Qué ejemplo de bellezas mi belleza!
Y aunque no encuentre rima para pómulos
este soneto felacionaré!
(de Obras maestras a granel)
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