Bach: Aire
El enamoramiento es una fascinación, y como tal una ceguera que impide ver totalmente al ser que nos fascina. Cuando esa fiebre disminuye vemos que estamos ante un ser humano y no junto a un dios o una diosa. Vemos también todo aquello que no es una virtud, sino unos leves defectos soportables.
Entonces comprendemos que amar es algo más que enamorarse: que el corazón prefiere a tal persona y no a otra porque hay una sintonía entre los dos. Y comprendemos que tal vez desaparezca tal sintonía. Comprendemos también que es falsa la promesa del "te querré siempre".
Incluso tal vez lleguemos a aceptar que la fascinación inicial pudo ser un espejismo: que en realidad el amor es una abstracción o vivencia íntima a la que le pusimos el rostro de quien pasó en ese instante por nuestros ojos y sensibilidad -pero pudo ser otro el que pasara-.
Por muchos años que tengamos, solo en ese instante salimos definitivamente de la infancia.
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