Scriabin: Mysterium
Creo en la condición sinestésica del arte: que el impulso creador es único y que solo cambia la vía en que se expone: palabra, pintura, música. Más aún: que la más noble y notable sensación es la que conjuga la música, la pintura y el verbo.
Creo que todas las artes son diferentes manifestaciones de un mismo yo que pretende identificarse y sobrevivirse. Ese impulso de supervivencia cósmica se traduce en palabra, pentagrama, pincel, simetría, número… pero siempre es la búsqueda, y a veces el hallazgo, del rostro individual trascendido a lo universal.
Poca distancia existe entre la experiencia mística y el estremecimiento y fascinación de Einstein al contemplar la fuga cósmica, las líneas de fuerza de Faraday, los vórtices del firmamento de Van Gogh o el 3º movimiento de la Novena: todos son éxtasis. Ninguna diferencia hay entre la semilla artística de Miguel Ángel, Wagner, Dante, Freud … Solo cambia la estrategia del lenguaje: verbal, musical, plástico… Ya lo he dicho: todas las obras del hombre son escaramuzas de la mente para hallar la imposible plenitud / eternidad. Todas ellas tienen un factor común: necesitan un espacio interior e incompartible, un alejamiento del mundanal bullicio para oír su voz, un silencio íntimo en el que se las percibe. Una vida callada en la que se gesta y se expresa su revelación.
Creo que todas las artes son diferentes manifestaciones de un mismo yo que pretende identificarse y sobrevivirse. Ese impulso de supervivencia cósmica se traduce en palabra, pentagrama, pincel, simetría, número… pero siempre es la búsqueda, y a veces el hallazgo, del rostro individual trascendido a lo universal.
Poca distancia existe entre la experiencia mística y el estremecimiento y fascinación de Einstein al contemplar la fuga cósmica, las líneas de fuerza de Faraday, los vórtices del firmamento de Van Gogh o el 3º movimiento de la Novena: todos son éxtasis. Ninguna diferencia hay entre la semilla artística de Miguel Ángel, Wagner, Dante, Freud … Solo cambia la estrategia del lenguaje: verbal, musical, plástico… Ya lo he dicho: todas las obras del hombre son escaramuzas de la mente para hallar la imposible plenitud / eternidad. Todas ellas tienen un factor común: necesitan un espacio interior e incompartible, un alejamiento del mundanal bullicio para oír su voz, un silencio íntimo en el que se las percibe. Una vida callada en la que se gesta y se expresa su revelación.