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martes, 9 de mayo de 2017

El libro de Teluria (X)

Purcell: Lamento de Dido

19

Nada perfuma la existencia como
los aromas de la felicidad
entrevista o soñada, pues la dicha
es la creencia de que ha de llegarnos
según la dibujaron nuestras ansias.
Un pálpito escuché llegar un día
hasta mi corazón, y lo sentí
concertado a mi alma. Caminamos
cogidos de la mano y conocimos
el tiempo fértil y el amor hermoso.
Cuántos sueños forjamos y con cuánta
placidez fecundamos el futuro.
Después derribó el tiempo sus murallas
y entre las ruinas apresó tu nombre.


20

Hoy he estado mirando tus grandes ojos claros,
tan claros que parecen transparentar tu alma,
tan verdes, tan azules, como si el mar hubiese
amado sus pupilas con dos besos de agua.
Y la cadencia triste de tus ojos
la amé tan hondamente como aman el dolor
los espíritus dulces de atormentadas vidas
a quienes siempre mana nostalgia el corazón.
Mirando tu sonrisa tan clara, como un beso
perdido en el camino de la alegría al llanto,
fue mi melancolía quien soñó
que el tiempo regresaba hacia nosotros.
Pero me desperté y supe, doliente,
que no sabe soñar la muerte y nunca
despertará para que tú regreses.