Qué verde era mi valle
Cuando todavía se filmaba cine y no solo películas.
La poesía cotidiana que, como en El hombre tranquilo, sabía argumentar Ford.
13 años más tarde Elia Kazan dirigió, con un trasfondo similar, La ley del silencio, más efectista y "social".
Esta es más auténtica, humana, hermosa y terrible.