Edición del Instituto de Cultura Juan Gil-Albert
1.-
Tras tres tristes truenos, cuatro ristras de tremebundos trastos en la palestra troneral del cielo, lacustre todo y como muestra de la diestra relampagueante, cada vez más siniestra, llega al fin el paquete con los libros. Las editoriales son lentas, sobre todo las institucionales.
Tras tres tristes truenos, cuatro ristras de tremebundos trastos en la palestra troneral del cielo, lacustre todo y como muestra de la diestra relampagueante, cada vez más siniestra, llega al fin el paquete con los libros. Las editoriales son lentas, sobre todo las institucionales.
Y el libro brota como un breve manantial. No es este de poemas, sino sobre cómo se construye o, mejor, han construido algunos poemas.
Alguien dirá que este libro ha nacido de la observación del proceso de la propia escritura tanto como de la ajena: de la experiencia íntima y lectora.
Y aquí está mi recién impreso libro: La construcción del poema.
Quizá quienes escriben encuentren alguna observación sobre la escritura que les ayude a mejorar su pluma o a desentrañar algunas otras.
2.-
Si hay algo peor que la lectura de un libro previsible es leerse a sí mismo. Y más cuando lo que a uno le importa es descubrir su mismidad más recóndita, no contumaciarse en ella. Así que puede el lector imaginar el tedio de corregir las pruebas de imprenta de un libro propio: por eso, tras esa comprobación, no leo mis libros publicados. En este caso solo me he interesado por averiguar que no faltaba la dedicatoria a tres personitas por mí muy queridas: Para Irene, Nicolás y Pablo.
2.-
Si hay algo peor que la lectura de un libro previsible es leerse a sí mismo. Y más cuando lo que a uno le importa es descubrir su mismidad más recóndita, no contumaciarse en ella. Así que puede el lector imaginar el tedio de corregir las pruebas de imprenta de un libro propio: por eso, tras esa comprobación, no leo mis libros publicados. En este caso solo me he interesado por averiguar que no faltaba la dedicatoria a tres personitas por mí muy queridas: Para Irene, Nicolás y Pablo.
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes