Música para la mano izquierda
Dejo el espejo a un lado
y también aparto la evidente presencia de la noche
me sumerjo en la luz de mi mente
quiero decir que cuento
sin dejar de respirar ni de pensarlo
el ritmo de cada inspiración
el ritmo de cada expiración
el ritmo de cada inspiración
y el ritmo de cada expiación…
Pienso en la muerte pero no me roza
ni su ala negra ni el olor del patio
delantero de mi casa de niño
cuando inventaba espacios transitables
bosques silenciosos de musgo blanquecino
y unos pies desnudos con los que poder
cruzar la mancha quebradiza del estanque de hielo
/ sin romperlo.
/ sin romperlo.
Estaba reuniendo solo un poco de música para la mano
/ izquierda*
/ izquierda*
la que me ve escribir sujetando por debajo
el cuaderno de pastas negras y corazón tan blanco
como un extraño miembro que se hubiera sumado
a una fiesta que no era para él
y en la que se limita a contemplar el giro de las parejas
/ en medio de la pista.
/ en medio de la pista.
Música que crece desde un interior innombrable:
el espacio desierto del mismo desierto
real que imagino cada vez que se alejan
las palabras
y es solo un poco de costumbre en fino polvo
lo que acude a mis manos como ahora
estos granos menudos de diversos colores
misterio puro que contemplo y distingo y separo
y alzo con cuidado entre mis dedos
y los dejo caer uno a uno
sobre la sonora extensión de la mesa
y en el inmaculado silencio de la página
por ver si es posible escuchar
las notas verdaderas
de una música única tal vez interminable…
© Alfredo J. Ramos
*«Los buenos poetas son todos zurdos. Escriban con la mano que escriban, lo hacen desde el lado imprevisto del mundo y del lenguaje».
Javier Rodríguez Marcos, en un artículo sobre el poeta sueco Tomas Tranströmer, El país, 7 de octubre de 2011. Incluyo la referencia online.
Ravel / Ivan Ilic: Concierto para la Mano Izquierda