Ravel: Pavana para una infanta difunta .
Pavana para una infanta difunta
Llorando estaba Oniria porque un día
malas lenguas dijeron que su amado,
tras tanto amor, la había ya olvidado
y en mil amores su alma repartía.
Pero si yo la hallase le diría
-yo, que he sido y seré su enamorado
en vida, en muerte y en cualquier estado-
que ella es la flor de mi melancolía;
que mitigo el dolor de mi existencia
con tristes amoríos por besarla,
pues son sus labios los que en otros beso;
que en cada cuerpo busco la cadencia
de su música; y que, al escucharla,
vuelvo a la vida, y a su amor regreso.
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