Voz: Ana Santos
La panacea
Por las mañanas siento la tristeza
del mundo. El sol alumbra la ciudad
descubriendo sus tuétanos infestos,
y, si llueve, la lluvia no consigue
arrastrar el cadáver de la noche.
Entonces, para huir de tanta herida,
entro en mi corazón y me pregunto
si mi amada vendrá. Ella pone fin
a mi muerte diaria, pues con ella
vienen la única luz y el agua mansa
que iluminan y limpian la existencia.
Ella trae el amor recién nacido,
como un puro cristal arrebatado
al manantial de cuarzo del origen.
“Hoy nace el mundo”, digo cuando llega.
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