Strawinski: La carrera de un libertino
Se preguntan aquellos que más saben,
esos que desconocen su ignorancia
-políticos, banqueros, mandamases
y otros capacitados para errar-,
qué maná, eucaristía o panacea
nos darían para garantizarse
su estancia en el poder alienatorio.
Con lo fácil que es darnos muchas causas
para inteligenciarnos y sentir:
de este modo, capacitados para
pensar en trascendencias trascendentes,
nos despreocuparíamos de ellos,
los más intrascendentes seres muertos
que resucitan jesucristamente.
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