El anónimo autor (siglo XVIII) de este soneto no esconde la sátira a quienes no aceptan el devenir de los años y pretenden engañar a sus antaño fervorosos amadores.
Con lo grácil que es una vejez noblemente llevada, austera y limpia de ensalmos azucenos, parece decirnos el autor.
El sonetista (tal vez Cantero) se ensaña con la dama en una crítica más fiera que burlesca desde el instante en el que el título tergiversa el famoso soneto de Quevedo -quien también pudiera ser el verdadero autor-.
Las estrellas "jolivudienses", y similares, podrían sentirse hoy apaleadas como se sintieron aludidas las cleptómanas de belleza de todos los ayeres:
De plástico serán, mas sin sentido
Dicen que son de plástico barato;
que, más que uvas, ya parecen pasas;
que las mandungas y que las amasas
para paliar su triste celibato.
Que les das brillo con bicarbonato;
y que por mucho que las argamasas,
las que fueron dos brasas ya son grasas
colgantes como un trágico boniato.
No tienes culpa tú de cumplir años,
pero sí del disfraz con que a tu edad
falsificas tus carnes pezoneras.
¿A quién vas a engañar con tus engaños?
No da pétalos ya tu ancianidad;
procura dar ternuras mañaneras.
(Anónimo, Siglo XVIII
de Obras maestras a granel)
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