El beso
Los dos cuerpos se acercan lentamente
Los dos cuerpos se acercan lentamente
como dos meteoros destinados
a arder cuando se encuentren. Las cabezas
avanzan, la mirada es una hipnosis
que empuja hombros y pechos al abrazo
que las manos engarfian. Brilla el tacto
en un piafar sin bridas ni corceles
hacia el desbocamiento interminable
del furioso volcán del corazón.
Una hoguera crepita en las entrañas.
en un piafar sin bridas ni corceles
hacia el desbocamiento interminable
del furioso volcán del corazón.
Una hoguera crepita en las entrañas.
Unidos y fundidos piel con piel,
la suavidad del labio bruñe y signa
de rojo el otro labio humedecido;
y juntos, esplendentes, muerden, sorben
la otra boca igualmente succionante:
hasta que estallan plétoras y luces
al entrar en un cuerpo el otro cuerpo.
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