Visitas
Seguidores
sábado, 31 de marzo de 2018
viernes, 30 de marzo de 2018
Reflexión sobre la divinidad
Yo no sé qué decirte. Nunca he creído en ti.
No es fácil aceptar un Creador Infalible
que otorga a sus criaturas la ténebre conciencia
de su mortalidad como un fiero castigo.
¿Quién crearía un mundo fieramente implacable
en el que toda vida conduce hacia la muerte?
Si esa es tu identidad, ¿qué esperabas de mí
sino cólera, y odio, y vergüenza de ser
hijo de los sadismos en ti confabulados?
Y si tu esencia es otra, ¿cómo amar un misterio
que engendra en quien intenta descifrarlo
dolor, duda muriente, laberinto inconcluso?
¿Quién me clavó la daga del sufrimiento estéril
entre el ser y no ser del liviano estilete
para que una respuesta finalmente encontrada
no exigiera una vez y otra vez más preguntas?
Ya que todo lo puedes, si eres quien dices ser,
siente y piensa tan solo como un hombre cualquiera:
y verás que no hay hombre al que no le repugne
tu omnipotencia ignota, tu ilógica materia.
Tal vez eres tan solo la invención de mis ansias
y, como hijo de un hombre, te he creado confuso,
invisible y eterno para que ni los ojos
ni la razón consigan darte límite y forma,
único modo de que lo imposible
se pueda concebir como probable
y llamar a ese sueño perfección.
Soy frágil: necesito creer en la existencia
de un ser que garantice que mi dolor, un día,
cesará para siempre y será compensado
con el hallazgo de una explicación
a tanto sinsentido inexpugnable
a los combates de la inteligencia.
Eso te pido, Artífice
del caos y del orden,
del sosiego y de los desasosiegos:
un solo instante de clarividencia
que me permita perdonar
tu enigma y tu estrategia contumaces.
Tú dices ser mi origen y destino, mi padre
y mi útero futuro: rememoro mi infancia
y me veo en la gruta huyendo de los hielos,
dibujando bisontes y exorcismos,
caminando senderos en busca de un gigante
que me ayude contras las hecatombes
de la naturaleza: tal vez así forjé
tu sustancia: con sueños y temores.
Y si es así, no existes y soy yo
quien te ha dado la fuerza que no tienes ni tengo:
soy mi propio enemigo y redentor,
mi víctima y verdugo, mi eternidad mortal.
¿Qué puedo hacer sino seguir creyendo
que existes en algún lugar remoto
inal-
canzable por mi mente, y que tú, desde allí,
posees el poder de darme paz?
¿O aceptaré que eres la cósmica existencia?
Ya ves: he terminado por rendirme
igual que un siervo a su señor feudad.
Y me pregunto: ¿qué,
qué haces con tanto ejército de hombres humillados,
tanto cadáver yerto perfumando
con su fétida nada tu trono soberbioso?
Si tú fueras un hombre y yo tu sueño
acaso no querría que despertases nunca
para no avergonzarme de mí mismo en ti.
Pero esto, Milord, solo
son las devastaciones de mis sueños.
jueves, 29 de marzo de 2018
Pasolini: El evangelio según Mateo
Lo que importa no es que un dios haga cosas sobrehumanas, sino que un hombre se comporte como si fuera un dios.
Huyendo del canon y buscando espantar a la burguesía, pocas veces acertó Pasolini como en esta versión realista y lejos de grandilocuencias.
miércoles, 28 de marzo de 2018
La duda Jesucrística
Bach: Jesús, alegría de los hombres
Muchos hay que temen dudar de la divinidad de Jesucristo, y aun de su existencia histórica. ¿Temor a pensar? ¡Pero si es la facultad del pensamiento la que caracteriza al ser humano!
Por otra parte, ¿qué significa existir? ¿No ha sido el personaje Jesucristo el que más ha determinado la existencia del hombre? Por lo tanto, existió y aún existe. Que fuera un ser de carne y hueso o una sucesión de creencias a través de los siglos no impide que también sea la encarnación de un sueño viviente. Quienes no debieran haber existido son aquellos que han manipulado tal encarnación para aterrorizar inquisitorialmente la Historia. Esos sí que no pensaban porque su ideología dictatorial era, y es, el fanatismo, el peor enemigo de la sociedad.
¿No existe el viento, que ha empujado los barcos a sus costas durante milenios, aunque también los destruyese convertido en tormentas? ¿No existieron las armas y su utilización contra las bestias, aunque luego el hombre las volviese contra el hombre?
Existió un hombre bueno que pretendió enseñar a ser buenos a todos sus congéneres; y existieron cuantos aniquilaron la idea de la absoluta bondad porque iba contra la dictadura del "ojo por ojo", criterio que justificaba sus desmanes.
Existió el planeta Tierra cuando "era" plano y ahora que es redondo. Lo demás sí son malversaciones de la realidad, llámense Iglesias o, incluso, religiones.
martes, 27 de marzo de 2018
lunes, 26 de marzo de 2018
Hubo una vez una cruz...
Bach: Pasión s. S. Mateo
En la cruz morían muchos condenados en aquellos tiempos, muerte más torturadora que liberadora del dolor.
No es extraño que en una cruz acabase aquel soñador de un mundo utópico -mundos utópicos son los evangelios-, puesto que ponía en entredicho las ideas de su tiempo y los imperialismos romanorum.
No es extraño que en una cruz acabase aquel soñador de un mundo utópico -mundos utópicos son los evangelios-, puesto que ponía en entredicho las ideas de su tiempo y los imperialismos romanorum.
Que fuese o no deidad es cosa que no le añade mérito, pero es mejor creer que un simple hombre sea capaz de hacer cosas que parecen dignas solamente de los dioses.
Honremos a Jesús de Galilea si fue tan solo un hombre.
domingo, 25 de marzo de 2018
Sin libros no hay paraísos.
Verdi: Dies irae
La importancia del libro puede deducirse de lo que supuso Gutenberg con su imprenta: un cambio en la interpretación del mundo desde una conciencia culta. La lectura de otras opiniones razonadas llevó al destierro de la ignorancia, la tiranía del pensamiento y la superstición como fuente de la conducta. Propició el Humanismo de Erasmo y la Reforma de Lutero.
Estos movimientos mostraron, junto con la visión de Copérnico, que no es un Dios Equilibrista sino el hombre -su curiosidad inteligente y metafísica- el demiurgo de todas las cosas; que solo el hombre recto y ético es capaz de ordenar los renglones aparentemente desordenados de la Naturaleza, además de poner orden -evitar toda corrupción- en esa sociedad por la que transitaba Diógenes con su linterna buscando un hombre justo. Cuántos diógenes hacen falta en la España -en el mundo- de hoy.
Pero el mundo sigue como un tren imparable y cada pasajero se ha acomodado a su asiento: los buenos aceptando su destino y tratando de conversar noblemente con los otros viajeros; los malos aprovechándose de las buenas intenciones de los otros. Porque, tercamente, el único libro que se lee es el titulado Recetario para ser el mejor caiga quien caiga.
Hasta que cae, también, arrastrado por la catástrofe social, el hombre ético.
Qué bien comprendo a Larra cuando se dio un pistoletazo porque se sabía impotente ante la muchedumbre de su tiempo.
sábado, 24 de marzo de 2018
Kandinsky
El pintor y su obra
El arte de Kandinsky
Kandinsky, Composición 7
Kandinsky con música de Strawinsky (Capriccio para piano y orquesta).
Observando la evolución de Kandinsky apreciamos el alejamiento de las formas de la realidad externa hasta desfigurarse, y la aparición e inclusión progresiva de otras formas desconocidas que sin duda pretenden moldear una realidad invisible para los ojos, pero sentida como impulso o sensación interior. Es decir: el oleaje que diluye las figuras y traza otras inéditas para la conciencia.
viernes, 23 de marzo de 2018
La poesía, hoy.
Naturalmente, yo no he leído cuanto se publica; al contrario: tras el ojeamiento emigro hacia otras tierras. Los últimos cincuenta años culturales han sido un vendaval que se ha llevado muchas buenas cosas y ha traído otras bastantemente peores.
¿Sobre poesía última? Ejemplos, ejemplares para huir sin ser cobarde: "Me gustas cuando dices tonterías", empieza un poema amoroso de L. A. de Cuenca. "Vivir sin hacer nada. Cuidar lo que no importa", dice (con un alejandrino geminante por sietemesino) otro poemastro -que podría calificarse de "social": retrato del estado de bienestar- de L. A. de Villena. Dos triunfadores entre el publicorcillo lectorero.
He ahí dos expresiones definitorias con las que se identifica el mundial mundo culto en efimeridades: "tonterías"y "lo que no importa". Pura y sublime metafísica, como se ve, del más alto Quevedo y el Lope más egregio.
He ahí dos expresiones definitorias con las que se identifica el mundial mundo culto en efimeridades: "tonterías"y "lo que no importa". Pura y sublime metafísica, como se ve, del más alto Quevedo y el Lope más egregio.
De esotros y otros otros como ellos (por ejemplo, el energúmeno de la estética "mierdista" L. M. Panero), que han puesto de moda la bisutería, y aun la basura, crece el tsunami de la disentería palabrérica y jovencil. Asómome a los grandes almacenes donde se expende la lectura: y donde había autores clásicos hay ahora autorzuelos veinteañeros que dicen no leer para no influenciarse y ser originales. ¡Ya quisieran ser, al menos, intrusos plagiadores! Y escriben su cotidianidad: chumberas para la sensibilidad y el intelecto. ¿Qué puede esperarse de un país en el que la educación equivale a un sobresaliente en incultura? También es problablemente posible y aun posiblemente probable que yo carezca de sensibilidad para aceptar la impostura.
Leí un libro de un conocido mío y buen conocedor de la poesía ultimísima; le dije: buen ensayo, muy documentado, bien ordenado... ¿pero seguro que los plumíferos que recoges son poetas o estangurrios de la pluma?
Así que calo el chapeo, voyme y ya me callo, que diría Cervantes.
jueves, 22 de marzo de 2018
Novelas de película.
El nombre de la rosa (Descubrimiento de la biblioteca)
Las buenas novelas, las de los autores con idiosincrasia metafísica, nunca tienen una notable traducción en el cine. No es fácil convertir en imágenes narradas el mundo mágico de quienes lo crearon con palabras. Sin embargo hay muchas películas excelsas surgidas de malas o mediocres novelas. Lo cual se resume en que el referente nunca está a la altura de lo referido cinematográficamente.
El nombre de la rosa de Annaud supo recoger el paisaje inquisitorial de la novela de Umberto Eco sustituyendo las largas erudiciones por recreaciones medievales adecuadas y personajes bien interpretados. Matar un ruiseñor es una novela insuficiente que en la pantalla crece con el inolvidable Gregory Peck y su nobilísimo Aticus. La mediocre Psicosis se convierte en obra maestra en manos de Hitchcock, así como Lo que el viento se llevó en las de V. Fleming y sus colaboradores. Orson Welles estira lo que no hay en La dama de Sanghay y rentabiliza El proceso kafkiano. Puzzo no está a la altura de El Padrino de Coppola. En cambio Richard Brooks no puede sino falsificar Los hermanos Karamazov. ¿Cómo llevar a la pantalla el discurso introspectivo de Dostoiewski o la aventura interior de Robinson Crusoe? ¿Y quién conseguiría dar credibilidad a Don Quijote, a pesar de las varias versiones que lo han intentado?
Todo ello nos lleva a una conclusión: si difícil es traducir idóneamente de un idioma a otro, más lo es hacerlo de un arte a otro.
miércoles, 21 de marzo de 2018
Naturalmente, Don Joaquín...
Offenbach: Barcarola
Naturalmente, Don Joaquín, que cada uno siente que lo mejor es aquello que sintoniza con su sensibilidad y conocimientos. Pero como no podemos imponer nuestros gustos a los demás, si acudimos a un criterio democrático, los mejores libros son aquellos que mantienen su vigencia a lo largo de los siglos; y no hay ninguno malo que se mantenga vivo, y ninguno de los que parecen vivos y son malos permanecerá. Si el filtro es la vigencia, los éxitos pasajeros solo son productos de una moda, y serán olvidados cuando se imponga otra moda, igualmente efímera.
Igual que un niño acostumbrado a ver malos tratos en su casa termina considerando que eso es lo correcto y lo normal, puesto diariamente ante el televisor acaba creyendo que la televisión es el mejor libro y ya no lee ningún otro.
Por eso no hay que alimentar el intelecto con violencia o con bazofia, que es lo que se ha hecho desde el "pan y circo" que criticaba Juvenal e impusieron los césares.
Dice Don Quijote que no hay libro malo que no contenga algo bueno; pero es mejor leer primero lo que nuestros ancestros han decidido dejar como cimientos de una cultura esplendorosa.
Lo demás es editar y leer bisutería.
martes, 20 de marzo de 2018
Esencias, circunstancias.
Dice Aristóteles que la Poesía muestra las esencias y la Historia las circunstancias.
Podemos ahondar: la Poesía, la Música y la Pintura nos dicen qué siente el hombre; la Historia nos cuenta la biografía del tiempo; la Filosofía y Sicología nos dicen cómo mejorar la biografía íntima y universal; las Ciencias, cómo vivir mejor físicamente...
Es verdad que hay más libros malos que buenos, y que el peor libro es el que nos impide leer otro bueno. Por eso hay que aprender a abandonar la lectura en cuanto detectamos la miseria que nos da.
El mal libro lo potencia el lector conformista, así como el bueno lo hace el lector exigente y esquivo de frivolidades, que obliga al autor a esforzarse. Pero hoy el "buen libro" lo hace el público, autodidacto en mentecateces a través de la educación en el bienestar efímero.
Mejor es leer algo que nada; pero eduquemos el gusto exigiendo inteligencia y sensibilidad en las páginas. Valle-Inclán decía que se había puesto a escribir para que hubiese algo bueno que leer. Y Cervantes quiso evitar los malos libros escribiendo uno que los superase.
lunes, 19 de marzo de 2018
Casi un poema
Bach: Adagio
Hacía yo aquel ejercicio de inutilidad que la España ordenaba a la juventud para que supiese cómo morir por ella con un arma en la mano y como carne de cañón, supongo. Entonces apareció mi primer librito -que poco después hurté, para quemarlo, de todas cuantas casas visitaba-.
En aquel inejemplar título había, no obstante, y sin nada que ver con el resto de su contenido, un poema que ahora recojo de una antología que lo rescató. La causa es evidente: tiene poco que ver con la literatura.
Casi un poema
Padre.
Palabra desterrada del poema.
Qué puedo decir de ti para cantarte.
Apenas si en la Historia hay algún verso
que cante a los que fueron como tú
padres del sentimiento de sus hijos.
Mas no basta el silencio de la Historia
para callar mi voz en tu alabanza.
Tal vez nunca existió
un padre como tú,
que callas y no dices
que lo malo está mal,
que callas y no dices, pero tienes
un silencio que es un consejo alegre.
Qué puedo yo decirte, qué
para cantarte,
para hacerte ternura en mi poesía
si ni siquiera has muerto
para que el sentimiento de tu muerte
se entierre en estos versos
y sea él mi poema.
Cómo amarte y decirte que te amo
con letras y con tinta
si me puedo acercar a tus oídos
y, si no susurrártelo, besártelo,
dejarte una palabra en la mejilla.
Este amor que te tengo es un plumaje
que acaricia mi alma lentamente,
un trozo de silencio que me envías
desde tus ojos cuando nos miramos.
Este amor que te tengo es una tarde
que ha perdido el crepúsculo en su luz,
como mi sombra pierde su silueta
cuando viene la noche y estoy solo,
sin esa compañera de mi gesto.
Qué puedo yo decir para hacerte poesía.
Padre.
Pronuncio tu palabra y no me sabe
más que a piedra o paloma, trigo, amor.
No encuentro de tu vida
nada que el mundo no haya hecho mil veces.
Y estás viejo y no harás
seguramente nada perdurable.
Qué puedo yo decir entonces, dime.
Dime lo que tú quieres que diga yo a los hombres.
No te puedo dejar marcharte así,
olvidando un silencio entre tus huellas.
¿No hay un grito en tus pasos, una guerra?
¿No escondes una herida en tu regazo?
Dame sangre y haré de ella tu épica,
forjaré un mundo donde tú seas sol.
Dame sangre, tu sangre, dame sangre...
O tal vez te has dejado la sangre allá, en la vida,
en las otras heridas que no sangran,
cuando yo te pedía un pan que fue
el precio de tu sangre sin espinas.
Si es este tu martirio ya tienes redención;
porque puedo pensar que nada hiciste,
nada que el corazón recuerde sobre el bronce,
porque tuviste una batalla propia
donde yo era el fusil que te sangraba
las fuerzas cada día
cuando el perro del hambre me ululaba...
Qué no diré de ti, qué callaré.
Tengo voz para siglos si este yugo
que ciñe mi garganta, si el sudor
que me brota del alma no me ahoga
y seca mis palabras, estos gritos
que mi pluma, como a la par de mí,
llora tan húmedos ya, tan como lágrimas...
Y entonces, aquí, ahora, en este verso
es el dolor
el que me hace sentir que el otro mundo,
el de fuera de ti y de mí, no ha de saberlo,
ha de seguir oyendo tu silencio
porque yo ya no quiero repudiarlo.
Y me voy junto a ti, donde me miras,
y te dejo y te dejo y te dejo
una frágil palabra silenciosa
y una leve paloma en la mejilla...
domingo, 18 de marzo de 2018
La carne metafísica
Desde el alto sitial de la montaña, alzó con humildad y suavemente la voz para que todos la escuchasen.
Y dijo Oniria -la hermosa hija de la luz- a aquella muchedumbre de buscadores de palabras capaces de expresar la identidad del ser humano:
Y dijo Oniria -la hermosa hija de la luz- a aquella muchedumbre de buscadores de palabras capaces de expresar la identidad del ser humano:
Esencialmente, el hombre actual es el mismo que el de las cavernas, y las esencias humanas están recogidas por los clásicos. En ellos se condensa la Humanidad. ¿Cómo no tenerlos presentes, si son nuestros orígenes y, en buena medida, nuestro futuro? Siempre estamos bañándonos ‘en el mismo río’ (Heráclito) sin retorno porque ‘lo que es, lo es’ (Parménides) inexorablemente. La tecnología ha cambiado la sociedad, no al individuo. Vivimos en una Antigüedad tecnologizada y seguimos siendo griegos y romanos.Yo encuentro más ruinas mentales hoy que en la Antigüedad. En la caverna del cráneo siempre hay un ser grecolatino, un humanista, mostrándonos caminos. Sigamos esa senda, pues la tradición es un camino que anda.
viernes, 16 de marzo de 2018
jueves, 15 de marzo de 2018
La incomunicación
Observa Hemingway que el único placer civilizado que le queda a los hombres es el de la conversación. Y así ha sido desde que Sócrates, Platón, Aristóteles y Epicuro promovieran el diálogo como fuente de sabiduría. Una conversación sabia y serena muestra la cordialidad de quienes hablan y de cuantos escuchan para aprender.
Sin embargo, nada o poco queda del diálogo conversador en las últimas décadas, en las que la prisa por hablar sin pensar ha convertido la conversación en discusión: quienes hablan mantienen un monólogo simultáneo en el que nadie escucha al otro, y en el que cada parlanchín no expone su opinión sino que trata de imponer lo que se le ocurre en ese instante, sin más coartada sapiencial que la de que "cada uno tiene derecho a pensar como quiera". (Pero no: todos tenemos el deber de pensar con sensatez y de expresarnos con buena educación).
Dos empiezan a tratar de cualquier cosa, o de no saben qué, se cortan mutuamente a media frase, no esperan a que el otro acabe porque se les olvidaría lo que es mejor que callaran -qué lástima que no sea así-, no tienen en cuenta que al otro -además de tener el turno de palabra- también puede olvidársele, y se desgañitan por parlanchinear siguiendo la divisa involuntaria de que el asno no sabe que lo es y por eso quiere seguir rebuznando...
Cuántos amigos y parejas han terminado su relación por no saber callar cuando habla el otro.
Claro: que si nuestros modelos de la buena educación son los televisivos -políticos, opinionistas, muchedumbre a granel...- qué va a aprender el ciudadano.
En fin: silence is golden?
miércoles, 14 de marzo de 2018
Dos tonterías y media (El abrazo rosálido)
Cage: Sonata
- ¿Por qué me rechazáis?
- Porque no me queréis como Dios manda.
- ¡Sí os quiero, Vive Dios!
- ¿Y por qué me queréis?
- Porque sois pelirrubia.
- Eso no es suficiente.
- Porque sois hiperculta.
- Eso no es suficiente.
- Porque sois trabalenguóloga.
- Eso no es suficiente.
- Porque tenéis un sueldo, un cortijo y un coche.
- Eso no es suficiente.
- Porque sois como sois.
- ¿Y cómo soy?
- Sois fermosa.
- Y qué más.
- Sois generosa.
- Y qué más.
- Sois una gran bailarina.
- Y qué más.
- Sois una gran contorsionista... etcétera.
- ¿Y si no fuera todo eso?
- No podría evitar quereros aunque os faltase un pezonzuelo.
- Tengo dos.
- Entonces os quiero dos veces.
- ¿Cómo? ¿No me queréis solo a mí?
- Os quiero a vos aunque no me queráis.
- ¿Sí, pero quién es la otra?
- ¿Qué otra?
- La otra a la que queréis porque solo tiene un pezonzuelo.
- Yo no quiero a quien tiene un pezonzuelo.
- Yo tengo dos.
- Lo he oído, Señora.
- Sois horroroso, miserable batracio!
- Pero os quiero innúmeramente.
- Me fastidia tanto croar.
- Os amo, Rosalinda!
- Y yo os detesto, ranícula!
- Gracias por vuestra comprensión.
- No penséis que os voy a dar un beso durante los esponsales!
- Yo no pienso, solo os amo.
- Ni besos ninadená!
- Lo sé, queridísima.
- Fregaréis vos los platos.
- Gracias, mi amor.
lunes, 12 de marzo de 2018
756 - 765
***
757.- La literatura es la verbalización del arte; no se aleja de la poesía, sino que la origina y la contiene.
***
758.- No creo que transgredir deba ser un fin, sino un medio, en todo caso. Toda transgresión acaba siendo pulimentada y absorbida por la tradición, que se actualiza mediante las vanguardias sin ser prevaricada por estas.
***
757.- La literatura es la verbalización del arte; no se aleja de la poesía, sino que la origina y la contiene.
***
758.- No creo que transgredir deba ser un fin, sino un medio, en todo caso. Toda transgresión acaba siendo pulimentada y absorbida por la tradición, que se actualiza mediante las vanguardias sin ser prevaricada por estas.
***
759.- Dijo el necio: "Si lees, piensas; y si piensas concluyes que no vale la pena vivir. Y eso no parece muy inteligente. Así que duerme y sueña que no sabes leer".
***
***
760.- Por muchos miedos que ahuyentes siempre te quedarán demasiados; por pocas esperanzas que albergues nunca las perderás todas. La muerte es tu garantía de ambas cosas.
***
761.- No hables de los defectos ajenos: si los demás no los han detectado considerarán que uno de tus defectos es hablar mal de los virtuosos.
***
761.- No hables de los defectos ajenos: si los demás no los han detectado considerarán que uno de tus defectos es hablar mal de los virtuosos.
***
762.- Una opinión no es más que una manera de mirar el mundo, no una imposición para que así lo vean los demás
***
763.- Hay que vivir previniendo, no premeditando.
***
764.- Un buen libro no es el que triunfa en su tiempo, sino el que lo trasciende.
***
765.- Qué tiempos aquellos en los que no teníamos que decir "qué tiempos aquellos".
***
763.- Hay que vivir previniendo, no premeditando.
***
764.- Un buen libro no es el que triunfa en su tiempo, sino el que lo trasciende.
***
765.- Qué tiempos aquellos en los que no teníamos que decir "qué tiempos aquellos".
***
sábado, 10 de marzo de 2018
La vida es el lugar donde morimos.
Ravel: Pavanne...
En los salmanticenses claustros del Palacio de Anaya, medio siglo después, continúa sonando el último verso de Oniria:
La vida es el lugar donde morimos.
La vida es el lugar donde morimos.
La vida es el lugar donde morimos.
La vida es el lugar donde morimos.
La vida es el lugar donde morimos.
La vida es el lugar donde morimos.
La vida es el lugar donde morimos.
La vida es el lugar donde morimos.
La vida es el lugar donde morimos.
La vida es el lugar donde morimos.
viernes, 9 de marzo de 2018
Carta de una desconocida (Ophuls)
Un pianista de vida disipada recibe una carta en la que se le cuenta cómo se convirtió en el centro de la existencia de una mujer soñadora...
jueves, 8 de marzo de 2018
Mujeres encendidas
Pulsar para >>
Clara Wieck: Obras para piano
Aunque el cerebro tiene sexo, está, también, sexualizado por la cultura (o, mejor, la civilización milenaria, que fundamentó el concepto de sociedad en la ley de la fuerza porque así lo exigía la agresión de la Naturaleza). Pero esta ley ya no tiene vigencia: ha sido derogada por la tecnología, además de por la ética de los derechos humanos. Por lo tanto, aceptada la igualdad de todos en lo que respecta a la dignidad, lo que debe imperar hoy es la sensibilidad, la inteligencia y la responsabilidad, vengan del cerebro que vinieren, siempre que este haya sido alimentado con los imprescindibles conocimientos, estudios, esfuerzos, deberes y derechos.
Los sentimientos son los mismos en todas las personas; pero su percepción, ordenamiento y expresión son diferentes según cada cual. Por eso, si el machismo camina hacia su término, el feminismo no debería intentar establecerse como césar sucesorio, sino confirmar lo que la historia ha dejado escrito: que si detrás de cada gran hombre había una gran mujer, ahora debe haber una gran mujer junto a todo gran hombre, o al revés, como se prefiera, de modo que se alejen tanto las misoginias como las androfobias y no se precisen ningún otro Espartaco ni otra Nora Ibsen.
Que la relación de mujeres determinantes de la historia sea mínima frente a la de los hombres es una consecuencia lógica de la relegación sufrida por la mujer. Pero por muy ligeramente que revisemos el pasado, enseguida encontramos nombres femeninos tan notables como los masculinos, lo que demuestra que la cantidad no es cuestión de capacidad, sino de postergación. «Quien habla en nombre de otro es un impostor», dijo Cioran. Ya está bien de que el hombre hable en nombre de la mujer.
La primera gran novela de la historia fue escrita por una mujer, y también la segunda: Murasaki Shikibu y Sei Shonagon; ellas rubricaron una fórmula que los hombres han seguido. Este hecho semioculto no debe avergonzar ni vanagloriar a nadie. Safo es una de las más antiguas, y vigentes, poetas. Los nombres de las hermanas Bronte, Emily Dickinson, George Eliot, Jane Austen, Virginia Wolf... no desmerecen junto a Balzac o Dickens. Y, si pasamos de la literatura a la pintura, ¿por qué no recordar a Mary Cassatt?; y si a la música, inmediatamente aparece Hildegard von Bilgen, o Clara Wieck -sacrificada, como fiel esposa de Robert Schumann, a difundir las obras de su marido-, que fue envidiada, como pianista, por el mismo Liszt, y admirada, como compositora, por el mismísimo Brahms.
La primera gran novela de la historia fue escrita por una mujer, y también la segunda: Murasaki Shikibu y Sei Shonagon; ellas rubricaron una fórmula que los hombres han seguido. Este hecho semioculto no debe avergonzar ni vanagloriar a nadie. Safo es una de las más antiguas, y vigentes, poetas. Los nombres de las hermanas Bronte, Emily Dickinson, George Eliot, Jane Austen, Virginia Wolf... no desmerecen junto a Balzac o Dickens. Y, si pasamos de la literatura a la pintura, ¿por qué no recordar a Mary Cassatt?; y si a la música, inmediatamente aparece Hildegard von Bilgen, o Clara Wieck -sacrificada, como fiel esposa de Robert Schumann, a difundir las obras de su marido-, que fue envidiada, como pianista, por el mismo Liszt, y admirada, como compositora, por el mismísimo Brahms.
Pues si dejamos el arte y acudimos a otras ciencias: Marie Curie revolucionó la física hace un siglo, al descubrir el radio. Y tan fervientes estadistas fueron Cleopatra y Catalina la Grande como Julio César o Napoleón.
No estoy haciendo una nómina, ni siquiera un esbozo, sino mostrando que la intolerancia ha sido -y no debe seguir siendo- la gran encubridora de la verdad, y la fatal humilladora del ser humano. Que «los otros» -mujer, hombre, vecino, extranjero, creyente, incrédulo, blanco, azul...- tienen la misma dignidad que nosotros. Y que solo la pierde quien se la niega o quita a los demás.
Vermeer: Mujer escribiendo
Suscribirse a:
Entradas (Atom)