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martes, 16 de enero de 2018

Definición de la poesía


Schumann: Adagio Segunda Sinfonía 



(Elisabeth C ... escribió: "Antonio, ¿cómo sabe un poeta que es Poeta de verdad y qué hace cuando llega al tope de su mismidad").

Querida Elisabeth:

La Poesía, como el Amor, tiene tantas definiciones porque ninguna consigue definirla más que aproximativamente. En el mundo hay dos clases de personas: las que se dejan calificar por los demás y las que van autocalificándose para imponer a los otros el retrato que quieren que tengan de ellas. Pocas cosas me resultan más ridículas que escuchar a muchos decir "yo soy poeta", que es probable que solo signifique "soy versolari, versófago, macareno del verso"; pero el hábito no hace al monje. Y es verdad que hoy hay demasiados autocalificados "poetas" sin más coartada que "porque soy macarrónico del verso". Incluso dos autores que podemos sentir como poetas auténticos tontificaron sobre su raza lírica: García Lorca dijo: "soy poeta por la gracia de Dios ... y del esfuerzo..."); y Miguel Hernández, cuando aún era solo un fanfarrón, escribió: "los poetas somos viento del pueblo...".
     El poeta auténtico no sabe que lo es porque no se lo pregunta, ya que escribir no es una profesión -por muchos plumíferos que haya-, sino una identidad. Sabe que no puede evitar escribir, pero no para que los demás lo aplaudan, sino para decirse a sí mismo, y sin buscar más premio que el de no negarle a la naturaleza lo que le pertenece y debe trasvasar a la palabra. Si los demás le ponen nombre a su personalidad es otra cosa.
     Eso no implica que no tenga conciencia de la realidad y sepa cuándo lo que dice para sí mismo -y para quienes necesiten semejante dicción- es un eco de lo que ya dijo, y que repetirlo es necedad porque ya lo descubrió anteriormente. Entonces es cuando ha llegado a su techo intelectual. La mismidad de un creador está dentro de él y se asoma al exterior a través de su escritura. Esa necesidad de exteriorizarse no se ejecuta para los demás, sino para re-conocerse, descubrirse, al diseccionar sus fragmentos de mismidad: Fragmentos de identidad y Fragmentos de inmensidad son dos títulos que publiqué tratando de recolectar al ente invisible y laberíntico que hay en mí: pero no los escribí como "poeta" sino como hombre que testificaba sobre sí mismo y ante sí mismo para salvarse o condenarse.
     Un poeta no es un nombre, ni un calificativo con el que los demás compartimentan el mundo a fin de entenderlo: es un hombre -o una mujer- que busca y no se satisface con lo que encuentra. Por eso necesita crearlo con su verbo -con su música, pintura, plástica...-, aunque tampoco este se lo ofrezca. Es un hombre -o una mujer- común que no se contenta con ser un hombre -una mujer- común.    
    No vive ni escribe para el público, aunque como habita junto a él, tampoco le es ajeno. Ve más cosas, o de distinto modo -qué triste es tener que mirar de modo diferente para poder "ver"-, que los otros. Unos lo admiran, otros lo detestan. Platón desterró de la República a los poetas porque todo lo cuestionan; Mecenas los protegió porque son quienes añaden mundos a este mundo. Hoy, tal vez, son más necesarios que nunca, pero este mundo ya es un tren indetenible y el Arte es solo un joyero con el que la muchedumbre engalana sus ocios.
     Así que, Elisabeth querida, si escribes, pintas o compones, mira hacia adentro y conviértete en tu propio lector: con una autocrítica tan feroz que te impida publicar -salvo cuando te vaya en ello la vida-. 


2 comentarios:

  1. al igual que el pintor se autoretrata muchas veces a lo largo de su vida en un intento furioso por conocerse, el poeta trabaja con las palabras con la misma finalidad. y solo eso importa.

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  2. Excelente la poesía como la vida ,el amor y la muerte tienen tantas definiciones y cada ser desde su mismidad puede definiría.

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