Glass
Hay quienes apenas pueden olvidar lo que han vivido, como le ocurría a Borges el memorioso y a los memorillas del Siglo de Oro, que pirateaban las obras de Lope aprendiéndolas en el estreno e imprimiéndolas pocos días después.
Ciertamente, las cosas se pegan a la memoria y a veces no se pueden olvidar aunque se quiera: fechas, datos... se adhieren como obstinadas lapas y reverberan un día y otro mes y otro año, multiplicado todo, además, por la libre asociación de sus elementos.
Pero la sabia memoria es aquella que desecha lo yermo y elige cuanto es fértil. Luego, la inteligencia y la sensibilidad construyen su edificio y, así, nuestra vida es lo que recordamos de ella, lo que el anhelo y el desengaño han filtrado de cuanto constituyó alguna experiencia.