Schubert: Inacabada
Ella sube al autobús, de regreso a su tierra. Él contempla su rostro, la lágrima que rueda en la mejilla.
Ocurrió hace muchos años; pero de su vigencia da fe la fotografía.
Habían pasado la noche en la tienda de campaña, y el día anterior vieron en El Toboso, recién amanecido, el duende de Dulcinea y todas las ruinas del recuerdo de lo que nunca fue.
Iban a engendrar dos hijos: el niño se llamaría Sansatanás; la niña, Luzbélida.
Iban a engendrar dos hijos: el niño se llamaría Sansatanás; la niña, Luzbélida.
La lágrima rodando en la mejilla hace brotar también de la memoria el agua de Ruidera.
El autobús se aleja, separándolos.
Hace ya muchos años.