EL FULGOR DEL DÍA
La muda melodía convierte en lilas blancas
el crisantemo oscuro del astro desolado,
y un violín se detiene en su exorcismo.
(“En el fulgor de la noche: Rembrantd: “Ronda nocturna”)
(Lejos de toda furia: Antonio Gracia)
En el telón que tapa la realidad
del fulgor del día
sigo leyendo
sus manos.
Se me cruza Joe Venutti
segando aquellos los versos de Gracia,
-esa famosa ronda renombrada
y erguida entre canales en la helada
noche de la vieja ciudad de Amsterdam-.
Bailo,
y no quiero,
el banjo feliz,
la romanza
que emociona
los bafles
La cara sedienta de aquella imagen
que se escribe en el poema, se mezcla
con las cuerdas
que hacen vibrar los versos.
Estos,
los versos,
vuelan como un ave
en un descuido de mi fantasía
y el fulgor del saxofón se desgaja
en traviesa
alucinación de un Wilmann
que nada desnudo en el canal rojo.
Sugiere
la estrofa,
cadencia y pluma,
y alejandrinos escritos a mano
del poeta.
Y hasta el violín ampara
el perfumado conjuro de Oniria.
Mas-Magro. Enero 2020
Gracias.
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