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jueves, 28 de diciembre de 2017

Hay otras vidas.

Puccini: Turandot. Nessum dormai

Dos vidas tenemos: la que vivimos físicamente cada día y la que experimenta nuestra mente desde el pasado y hacia el futuro. Nos determinan la búsqueda del gozo y la huida del sufrimiento. Es decir: el instinto de supervivencia y, por lo mismo, el afrontamiento de la muerte. 
     Otra cosa es que nos detengamos en contingencias que consuelen nuestra temporalidad:
     Vida extraterrestre, vida en la persona amada, vida en el hijo, vida en el arte.
     Pero lo que en realidad perseguimos es la permanencia del yo, su transmigración salvífica en otra dimensión.
     El pasado es el venero desde el que alimentamos el presente.  
         El futuro es un invento de la nostalgia de un pasado mejor.
     Solo vive serenamente quien aprende a convivir consigo mismo.
     Luego pasamos a ser ceniza o transmigramos tras esperar 49 días en el Limbo (según el budismo).


2 comentarios:

  1. EL PRESENTE NO ES UN COMPARTIMENTO ESTANCO, SERIA ENTONCES TODO MUY FÁCIL. AUN ASÍ ME SUELO INSTALAR EN EL SIEMPRE QUE PUEDO. ES LA ÚNICA FORMA DE VENCER. SI ESTOY CONMIGO, PODRE ESTAR CONTIGO. PODRE ESTAR CON TODO.

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  2. Entre la fluencia de Heráclito y el estatismo de Parménides, Crisipo avisó de que “solo existe el presente”. Claro que ellos no eran los tres reyes mágicos.

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