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sábado, 5 de noviembre de 2016

Los asnos cantarines



Nunca se han publicado tantos libros de poemas como hoy; mejor dicho, de versos; y si hay que precisar, de palabreríos dispuestos como si fueran versos. En resumen: demasiados libros que pretenden ser poesía y solo son ayuntamientos de bisutería y zarandajas.
     Es inconcebible: si el lenguaje nació para que perdurase lo que, por su interés para la humanidad, debía ser recordado e inolvidable, ¿cómo ahora la mayoría de las poéticas son de lo efímero? 
     No es malo escribir, sino aconsejable, puesto que se purga el corazón y se ordena el pensamiento. Pero publicar sin autocrítica es amontonar piedras que hay que apartar para descubrir las obras sepultadas bajo ellas. 
     Claro: como no se lee, o se lee mal, se escribe peor.
     Podrá no haber poetas, pero siempre / habrá asnos cantarines.