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miércoles, 4 de febrero de 2015

Duodécima serie: 23 laconismos




Welista: Despojamiento lacónico

364.- No te arrepientas de nada de cuanto has vivido: si acertaste, para acertar lo hiciste; si te equivocaste, también para acertar lo hiciste; y si no lo hubieras hecho no aprenderías de tu error y estarías condenado a cometerlo.
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365.- Pocas certezas hay en este mundo. Una de ellas es que somos demasiados. Y que nos resulta cada vez más difícil convivir.
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366.- El arte siempre es figurativo, puesto que el espectador, oyente o lector acaban dibujando mentalmente una figura para visualizar el magma de sus percepciones. De modo que bien puede decirse que la abstracción es una concreción síquica; y esto es lo único que existe para cada individuo, incluido el autor; quien, al fin y al cabo, solo lleva a la retina, el oído o el entendimiento lo que vislumbra, también magmáticamente, en la penumbra de su numen.
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367.- Un libro debe ser la conclusión de una vida, o una etapa de la vida, un filtro de los muchos libros que pudieron escribirse o que se manuscribieron solo como borradores del definitivo: el resultado de un aprendizaje de la vida y del arte. 
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368.- El aconsejado no quiere saber que se equivoca, y el aconsejador se equivoca aconsejando a quien no quiere ser aconsejado. Así que el porcentaje mayor del reino de este mundo está formado por mudos y por sordos.
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369.- Quien quiera convertir a un amigo -o cualquier otra persona- en enemigo no tiene más que decirle lo que cree que debe oír para mejorarse.
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370.- Durante la primera mitad de nuestra existencia nos desboca la pasión, y durante la otra nos controla la razón.
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371.- Cuánto ganarían muchos poetas si publicasen solo poemas en vez de libros. 
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372.- El verdadero autor  traslada lo esencial del ser humano a la palabra sabia para que esta reproduzca su contenido en el lector. A tal fin lleva a cabo una introspección descarnatoria de sí mismo y de cuanto le rodea. Su meta es hallar el centro inmarchitable de las cosas.
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  373.- ¡Quién tuviera un corazón que pensara hábilmente, o una razón que sintiera sin fragilidad!
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374.-Siempre amamos a aquel que encarna nuestro sueño,
y siempre es el amor el que crea a quien ama.
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375.-No existe quien no ama, ni aquel que no es amado,
ni el amor se completa si no se unen los cuerpos.
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376.-La emoción es el raciocinio del corazón. Por eso la poesía -el arte- que solo ilumina el cerebro y no lo convulsiona es solo arte robótico.
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377.-Cuántos libros hay que leer, y cuánto que vivir, para escribir uno solo que no desmerezca de la dignidad del buen decir.
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378.-El enamoramiento, por mucho que le pese al romanticismo, solo es una circunstancia del amor. Enamorarse no depende de nosotros; amar y sostener el amor, sí. 
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379.-El "flechazo" es cosa de la biología y el laboratorio del cerebro; pero después de vivir la fascinación queda la convivencia, que es el arte de dar y recibir sin magias, la recíproca aceptación de que hemos dejado de ser dioses para ser simplemente hombres y mujeres acechados por la prosa cotidiana.
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380.-El Amor de quien nada nos debe -y no nos necesitaba antes de amarnos- es la más codiciada de las criaturas de este mundo. Cuando somos amados sentimos que el universo entero nos está gritando: También tú existes; yo sin ti no existiría. 
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381.-El amor es la magia que nos convierte en dioses
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382.-El yo artístico actual, por coyuntural, es un tráfago de frivolidades: y lo que cae en el poema -el pentagrama, el lienzo- es una hoja marchita de innúmeros arbustos.
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383.-¿Hablamos para tener razón o para razonar? ¿Si ya conocemos nuestro propio criterio, por qué no escuchar el ajeno y enriquecernos con él, en vez de pretender convertirnos en protagonistas del diálogo con nuestro monólogo?
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384.-La vida es como los rosales: los días y los años te quitan las rosas anteriores, pero te ofrendan otras nuevas.
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385.-Ofrece una rosa a quien te acompaña en el camino y recibirás otra que te perfumará el resto del viaje.
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386.-Enamórate de las personas, no del Amor.
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387.-El mejor método para ser feliz mañana es intentar serlo hoy. Porque siempre partimos de lo que somos, no de lo que seremos. 
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