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lunes, 18 de noviembre de 2013

Traducción (IX): Nuno Júdice / Nuria P. Serrano


El sentido del azul

Buscamos el sentido. Trazamos círculos. A
veces, aparece un significado, pero todo es vago,
como si las palabras ya no dijesen lo que
dicen. Por ejemplo: quiero saber lo que significa
este azul en la pared. La casa está intacta,
ha resistido al tiempo; pero el azul lo ha desconchado
el sol del verano, la lluvia del invierno,
la humedad salada del salitre. Y lo que
significa este azul no es el azul del color de
una pared, tan solo. Hay quien ve en él
el paso de los años, la fragilidad de la vida;
pero hay quien señala los pedazos en que el color
desapareció, dejando a la vista el desconchón,
y hace referencia a un mundo en ruinas que
no es posible recuperar. Pero el pintor
llega, coloca la escalera en la pared, disuelve
el color en el balde, y aprovecha la semana
sin lluvia para igualar todo. Tal vez el nuevo
azul no sea igual al anterior; y cuando 
miro el azul del cielo y lo comparo al de la pared,
es como si uno fuese la sombra del otro. En
cierto modo, el azul de este cielo me parece
más artificial que el azul de la pared. Digo
entonces que el hombre perfecciona la imagen
que la naturaleza nos da como si ya no
fuese posible creer en el cielo. El
pintor ya se fue. Después, miro
para arriba: hay nubes aquí y allí, y unos 
pájaros lo pespuntan como insólitas
manchas en el infinito. Hace falta allí un pintor
para tapar los boquetes y volver a igualar
todo. Pero ¿dónde está la escalera para llegar
allí arriba? ¿Y cuántos baldes de tinta se
necesitarían? Y quedo a la espera de la noche para
no ver el azul con las imperfecciones del cielo.
Traducción e imagen: Índigo-2013 (nuria p. serrano)


Nuno Júdice: O sentido do azul

Procuramos o sentido. Andamos às voltas. Por
vezes, aparece um significado, mas tudo é vago,
como se as palavras já não dissessem o que
dizem. Por exemplo: quero saber o que significa
este azul na parede. A casa está direita,
resistiu ao tempo; mas o azul aparece desbotado
pelo sol do verão, pela chuva do inverno,
pela humidade salgada das maresias. E o que
significa este azul não é o azul da cor de 
uma parede, tão-só. Há quem veja nele
a passagem dos anos, a fragilidade da vida;
mas há quem aponte os pedaços em que a cor
desapareceu, deixando à vista o reboco,
e se refira a um mundo em ruínas, ao que
não é possível recuperar. Mas o pintor
chega, encosta a escada à parede, dissolve
a cor no balde, e aproveita a semana sem
chuva para pôr tudo igual. Talvez o novo
azul não seja igual ao anterior; e quando
olho o azul do céu, e o comparo ao da parede,
é como se um fosse a sombra do outro. De
certo modo, o azul deste céu parece-me
mais artificial do que o azul da parede. Digo
então que o homem aperfeiçoa a imagem
que a natureza nos dá, como se já não
fosse possível acreditar no céu. O
pintor, esse, foi-se embora. Depois, olho
para o alto: há nuvens aqui e ali, e alguns
pássaros pontuam-no, como insólitas
manchas no infinito. Faz ali falta um pintor
para tapar os buracos, e voltar a pôr tudo
igual. Mas onde está a escada para chegar
lá acima? E quantos baldes de tinta seriam
precisos? E fico à espera da note, para
não ver o azul com as imperfeições do céu.