Storni
Contempla el sosegado mar, tan calmocomo el oscuro océano del cielo
en la noche glacial, y las estrellas
-arrecifes de luz- rielan sus ojos
sembrándoles quietud. Envidia el dulce
sosiego de la brisa, la gaviota
inmóvil, la plateada irisación
fluyendo como esquife luminoso
por el alto sitial del horizonte.
No es más frío el añil que su infortunio,
ni la muerte resulta más piadosa
que cuando nos libera de la vida.
Entra en el mar como un bajel que anhela
hundirse en un naufragio irredimible.
Alfonsina
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