Jesucristo el zeúpida
Dime si es hora de decirle al hombre
que debe abandonar supersticiones
porque pensar es elegir, dudar,
tener miedo al error; y que la fe
es el exacto y firme sacrilegio
de la razón.
¿No es la mejor conquista el albedrío,
saber que somos causa y consecuencia
de otros y para otros?
Ni siquiera yo sé si soy un dios
o creo serlo porque me lo has dicho.
Puedo seguir con mi disfraz de hombre
o desvestirme de hombre y ser el dios
que aguardan cuantos sufren, cuantos sueñan
que la mentira salva a quien la cree.
¿No es superstición la religión?
Dejemos que descrean o que crean
—sin promesas,
prestidigitaciones o milagros—
en una vida plena tras la muerte.
Quien no duda no busca la verdad.
¿Tengo yo libertad para elegir?
¿Puedo elegir, acaso, no morir?
La verdad es el único cadáver
que siempre resucita.
No sé si soy un dios o soy un hombre.
Los dioses mueren cuando el hombre piensa.
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