Schubert: Serenade
Puesto que me acompañas en el viaje
de la vida a la muerte, amada mía,
déjame que te diga,
ahora que seguimos caminando
cerca ya del final,
que he empezado a creer en un lugar sereno
pleno de luz, de música y de dicha.
Sé, porque creo en ti y eres mi manantial,
que está tras ese abismo
misterioso y flamígero del mundo.
Los bosques, las montañas
y el índigo horizonte nos lo ocultan.
Mañana, cualquier día,
al doblar una sombra,
surgirá ante nosotros un racimo
de flores amarantos y géiseres azules
con aguas milagrosas,
pájaros y noblezas:
todos los paraísos con que la vida sueña.
Y allí será el reír de la felicidad,
el hallazgo de la promesa eterna.
No temas a la muerte: naceremos
hijos de nuestra propia identidad.
todos los paraísos con que la vida sueña.
Y allí será el reír de la felicidad,
el hallazgo de la promesa eterna.
No temas a la muerte: naceremos
hijos de nuestra propia identidad.
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