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lunes, 28 de agosto de 2017

Érase que se era un qué será...

Don Mendo

Cervantes acababa de despertarse de una siesta durante la cual soñó con unos molinos que se le venían encima, y andaba preguntándose cómo incorporar la pesadilla a su próximo capítulo.
     Sonó el inmóvil y lo cogiólo; y érasele el Chéspir: 
     - "Oye, que lo del ser o no ser que me aconsejaste no encaja bien ni en Romeo ni en Julieta". 
     Cervantes le contestóle que en inglés isabelino encajaba todo, y que se buscase una tragedia trágica y ya vería como sí.
     - "¿Y lo de la Dulcinea cómo lo llevas? ¿Va a salir por fin en algún capitulillo o estará siempre de cuerpo ausente? Dímelo (le díjole telefonariamente) porque si no la trifulco yo en alguna escena escalofriante".
     - "Tú plágiate a ti mismo que tralarí que te vi y etcétera".
     En esto que llegó el Rajoy a defender su tesis doctoral ante los catetos de la hipotenusa congresística; y balbuceó homéricamente: 
     - "Aunque no estoy ausente, me gusto cuando callo"...
     Por fortuna, aquí se acaba el manuscrito encontrado en Zaragoza.