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viernes, 20 de mayo de 2016

El abrazo sexótico

Bizet: El amor es un pájaro rebelde


- Durante más de diez años viví en pareja.
- Y yo.
- ¿Por qué fracasasteis?
- La razón principal fue mi dificultad para ser fiel.
- Creo que igual me ocurrió a mí.
- Cuando te casas, te emparejas ... la sociedad te exige fidelidad y pasas a ser propiedad de la otra persona...
- Pero ¿cómo callar los gritos del hombre o la mujer cinegéticos del amorismo? 
- Eso: ¿Cómo?
- ¿Qué hacer cuando la mujer, o el hombre, tiene una capacidad sexual más intensa y duradera que la de los demás?
- Eso: ¿Qué hacer?  
- ¿Controlarte?
- ¿Castrarte?
- ¿Simultanear las relaciones?
- Claro: cuando no puedes comer en tu casa te vas a otra.
- Sin embargo convivir es mucho más que eso.
- Eso. Pero cuando el cuerpo está insatisfecho, todo se insatisface... y surgen continuas discrepancias en todo.
- ... Eso.
- Supongo que la fidelidad se impuso para saber quiénes tenían que hacerse cargo de los hijos.
- Supongo. Pero cuando tu pareja no tiene tus biorritmos ni compulsiones...
- Eso: ¿Qué hacer? 
- No es que no se intente: es que no se puede ir contra la naturaleza.
- ¿Y la libertad, ¿qué?
- La libertad conlleva responsabilidad.
- Deberían inventar un medidor de erotismo para que cada dos  amorizantes se sometieran a él y ver si se complementaban sexógenamente.
- Eso...
- Pero matrimoniarse es mucho más que sexualizar: amar, comprender, tolerar, compartir, respetar...
- Eso...
- Y ahora que todo está comprendido, ¿quién se lo explica y hace entender al impulso erotómano?
- ¡Eso!

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