¿Quién no ha oído el Bolero de Ravel?
Durante 15 minutos, la melodía suena obsesivamente, pasando por varios instrumentos solistas, como en una carrera de relevos, hasta que la orquesta se apodera de ella y la hace estallar en un crescendo estruendoso:
No es la frase melódica, que empieza como un juego, sino su obstinato que acaba en trágico estallido lo que acecha al oyente y lo posee. No en vano, en su estreno, una espectadora se levantó gritando "Socorro, un loco", expreso en el final:
Quizá no conozcan muchos esta versión en la que dos guitarras, a ocho manos y piruetismo, tratan de reproducir el efecto orquestal:
Ni esta otra interpretación libertina de un solo guitarrero:
Lo malo es que las versiones sin orquesta olvidan que el mérito de la obra radica precisamente en su orquestación.
Comoquiera, la popularidad del Bolero ha conseguido incluso versiones para voz:
Comoquiera, la popularidad del Bolero ha conseguido incluso versiones para voz:
A capella:
Y aquí, una adaptación para violín, que sonaría mejor si la violinista no olvidase que no es ella la protagonista, sino la música:
Por último: Cantinflas cantinflándolo todo:
