Vicente Luego, algunas de cuyas composiciones han aparecido en este blog, ha tenido la gentileza de convertir en canción este poema improvisado. Gracias.
Noche oscura del alma
Una mujer vestida de lujuria
se derrama carnal como un espíritu
se derrama carnal como un espíritu
cincelado en arcilla por un dolmen
vislumbrador del cosmos. Su cabeza,
apoyada en la sombra, deja un beso
sobre el pecho. El abrazo aprieta leve
el cuerpo contra sí y se funde ardiendo
en un magma de súbita armonía
que esparce por el suelo, luminosa
su fluencia de cáliz torrencial
en un charco de místico arrebato.
La estatua de ludibrio y sortilegio
estalla en movimientos abrasivos
como pequeños coitos, vendavales
y rúbricas de dioses, hasta hallar
a través de succiones el abrazo
total, definitivo.
Es un ayer que cada día es hoy
en un lugar que vuelve eternamente.
Allí mordí la carne de tu pecho
y libaste mi blanco manantial.
Y el sátiro prodigia su armonía.
