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martes, 4 de noviembre de 2025

Diluvio es la sonrisa

 

                                                                            Elgar: Nimrod

Diluvio es la sonrisa 


¿Qué podemos hacer -tú, yo, nosotros- 
sino vivir -tratar de sonreír-
cuando la risa se convierte en llanto 
porque amar es ceniza más que fuego, 
la edad abandonó la juventud
y los cielos se truecan en infiernos?
¿O acaso llorar mucho apagará
la inmensa hoguera que es nuestra existencia? 
Cree que lo imposible ocurrirá,
haz de tu corazón una utopía.
Dame la mano y sueña. Solo somos
fuertes cuando luchamos por los sueños.


lunes, 3 de noviembre de 2025

El abrazo frutal.

Elgar: Nimrod

- Mandolina: Explícamelo otra vez.
- Mandolino: Primero somos hijos: y dejamos de serlo cuando nos vamos a nuestras vidas.
     Luego somos padres: y dejamos de serlo porque nuestros hijos se van a sus vidas.
     Después somos abuelos: y lo somos temporalmente porque nuestros nietos solo lo son cuando sus padres nos piden ayuda. 
     Nuestra identidad está formada por ese encadenamiento. ¿Quién nos acompaña a lo largo de nuestra vida de adultos y hasta la muerte? ¿Nuestros padres, nuestros hijos, nuestros nietos? No: esos pasan por nuestra vida y nosotros pasamos por las suyas. Somos y son circunstancias; muy amadas, pero circunstancias; fragmentos de identidad.
     Los únicos que nos acompañan desde el comienzo hasta el final son nuestras parejas, maridos, esposas… , que son quienes nos apoyan y a quienes apoyamos. Y por eso es prioritario escoger buen compañero o  buena compañera de viaje. Para esa persona somos una esencia, no una circunstancia. Todos los demás siempre regresan a sus vidas. Solo esta persona permanece en la nuestra.
     Tal vez digas que en el mundo no ocurre así; pero es que el mundo no ha entendido bien el do ut des: que engendrar otras vidas no nos obliga a matar la nuestra. Por eso: Yo me voy a una isla en la que los corazones no estén contaminados de errores aceptados como verdades. Allí encontraré, antes o después, un corazón primigenio, puro y honesto que no tema amar ni rectificar si se equivoca: esta sí es una divisa para convivir.

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El abrazo extinguido



Schumann / Arrau: Escenas infantiles

DESPUÉS DE DOS -Y AUN TRES- décadas se separaron. Mucho se habían amado; pero todo lo arrasa el tiempo con su furia.

Si dichoso fue el hecho de que se encontraran, desdichado fue el modo en el que se despidieron. La generosidad de uno y el descreimiento del otro no hallaron la manera adecuada. "Yo te querré siempre", había dicho uno; "no me mientas porque creas que el amor no debiera acabar", decía el otro. 

Olvidaron que toda historia tiene un final y se habían despedido ocasionalmente demasiadas veces sin haber aprendido nada de ellas. Ahora parecía la definitiva. No sabían que las historias acaban mal porque la esperanza es inacabable. Hay que separarse como personas y no como ex-enamorados. Como agradecidos por la dicha recibida y no culpando y reprochando no haber recibido más. Mejor es que el amor se convierta en amistad que en enemistad. 

Aquí estamos, como si nos hubieran amputado los brazos. Yo acompañado de mí mismo, con nadie alrededor. Tú con los tuyos, con soledad de acompañada. Ambos con soledad síquica. Los dos fingiendo que nuestro próximo abrazo no es el de la muerte.

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domingo, 2 de noviembre de 2025

Nosferatu


 100 años de Nosferatu

Hace 103 años Murnau filmó esta sinfonía del horror, versión encubierta o no confesa del vampiro de Bram Stoker.

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"La Isla de los Muertos"


Rachmaninov: "La Isla de los Muertos

 Böcklin (La isla de los muertos)


Como un enigma en el ocaso erguido,

yace el islote, leviatán varado:

si por el cuarzo, sueño iluminado,

por los cipreses, túmulo florido.


Umbral de luz en piélago dormido,

torre frugal, barquero amortajado,

aire en quietud y remo desnortado

en el espacio el tiempo han detenido.


El fantasmal y onírico paisaje

-clara desolación, febril sosiego-

muestra a Caronte al conducir su presa.


¿Pero hacia dónde se encamina el viaje?

A la esperanza y sinrazón me entrego:

la Muerte hacia la vida nos regresa.


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jalogüín - jaloguón

Saint-Saen: Danza macabra

También el hernandico celebró el jalogüín, y prueba de ello es este jaloguón magnificático:

Doctor, esmérese en la operación:
quiero que mi nariz sea un topacio
perfumado, y mi boca un gran palacio
que lubrique la fagocitación.


Los dientes, de diamante y corindón

-insinuando que sorbo muy despacio-;
el cabello frondoso, un poco lacio;
los ojos que hipnoticen con pasión.


¡Qué hermosura de rostro, qué cabeza

más cualichaletápera, qué pómulos,
qué achuchones románticos tendré!

¡Qué ejemplo de bellezas mi belleza!
Y aunque no encuentre rima para pómulos
cuántos pánfilos felacionaré!

                    (Garcilaso de la Verga Baja.- de Obras maestras a granel)

sábado, 1 de noviembre de 2025

El abrazo sonámbulo.

The Shadows: Sonámbulos


Esto es lo que se dijeron Glauca y Ausonio:

- Acabo de despertarme. Todavía siento la tibieza del sueño en los ojos. Esta noche te he soñado. Ahora, ya despierta, todavía te sueño. Y llega el día. Y cierro los ojos cuando deseo tu abrazo. Ayer sentí tu abrazo dentro. Lo añoré. Te añoraba. En mí. Si ahora mismo me pidieras que dejara de pensar en ti, no podría. Un día me pediste que me abrazara a mí misma y me entregara a ti. Soñaste entonces. Y quizá sin quererlo ni pretenderlo, al soñar apenas un solo segundo, hiciste realidad mi sueño. Y ahora estás en mí. En mi carne y en mis sueños. Yo te soñaré para que vuelvas a soñarme. 
- Eres una Bella Durmiente soñando con un príncipe que no soy yo.
- Soy una mujer que sueña con un hombre que sea su cómplice y compañero. No soy ilusa aunque sea soñadora: sé que los sueños no compartidos no se realizan.
- Pues sueña hasta que me hagas soñar, hasta que se haga realidad tu sueño.
- No paro de soñarte... y de intentar hacerte soñar. También tú tendrás que intentar soñar. Y soñarme más. Es bello acompasar los sueños.
- Entonces, arráncame las pesadillas.
- No sé si podré matar todos tus fantasmas; pero si dejas que te ame y me amas, sé que al menos parte de tus pesadillas desaparecerán. Y sentirás la luz y el sosiego. Yo no podré hacerlo todo. Tú tendrás que luchar con voluntad y determinación para ahuyentarlas; y, cuando vuelvan, y me mires a los ojos y me hables desde el miedo de saberlas cerca de ti, mis ojos te devolverán luz y fuerza para espantarlas otra vez. Pero solo si tú quieres. Solo así, queriendo, podrás. 
- No puedo. Desde que no estás. 
- ¿Cómo hemos llegado a esto? ¿Qué nos ha pasado? ¿Dónde se habrá ido lo que había y ya no existe? 
- Se quedó en la parte de ti -y de mí- que tampoco existe. Todo está en ese tú que fuiste y ya no eres, en ese yo que fui y no soy, en el nosotros que fuimos y hemos dejado de ser. Y no volverán. Y si volviesen no nos encontrarían porque nosotros somos otros; tendríamos que admitirlos como a unos desconocidos a los que se les da posada para aprender de ellos. 
- Si quieres, te escucho, me escuchas, nos escuchamos. Sin creer que lo que pensamos es lo que debe pensar el otro. Sin considerar al otro un enemigo.
- Sigo queriendo lo mejor para ti. Pero es tarde.
- Aun así, un abrazo y un beso.
- Aun así: un abrazo; y un beso.

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