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jueves, 25 de diciembre de 2025
Mensaje sin navidad
Desde Belén al Infierno
Desde Belén al Infierno
para no ser espejo de tristezas.
miércoles, 24 de diciembre de 2025
No disputarás
Aprendiendo a ser político
X y Z empiezan costésmente; y cuando uno de los dos opina de distinta forma que el otro, la conversación deriva hacia el desencuentro, la violencia fonética y la disputa pletórica. Al final, tras otras conversaciones convertidas igualmente en disputas, la amistad que mantenían se ha convertido en distanciamiento, frialdad, enemistad.
martes, 23 de diciembre de 2025
En Navidad. Y siempre.
Trata de cantar aunque desees llorar y tendrás la alegría más cerca.
lunes, 22 de diciembre de 2025
Lumínica.
herido en su materia constelada.
Noche transfigurada.
Zwei Menschen gehn durch kahlen, kalten Hain; der Mond läuft mit, sie schaun hinein. Der Mond läuft über hohe Eichen; kein Wölkchen trübt das Himmelslicht, in das die schwarzen Zacken reichen. Die Stimme eines Weibes spricht: | Dos personas caminan a través de un desnudo bosque frío; La luna corre sobre ellos, se miran en ella. La luna corre sobre los altos robles; ni una nube oscurece la luz del cielo donde las negras ramas se extienden. La voz de una mujer habla: | |
„Ich trag ein Kind, und nit von Dir, ich geh in Sünde neben Dir. Ich hab mich schwer an mir vergangen. Ich glaubte nicht mehr an ein Glück und hatte doch ein schwer Verlangen nach Lebensinhalt, nach Mutterglück | “Llevo un niño, y no es de usted, camino en pecado junto a usted, he cometido una gran ofensa contra mí misma. Yo ya no creía que pudiese ser feliz, y sin embargo, tenía el fuerte deseo de sentir la plenitud, la felicidad de ser madre. | |
und Pflicht; da hab ich mich erfrecht, da ließ ich schaudernd mein Geschlecht von einem fremden Mann umfangen, und hab mich noch dafür gesegnet. Nun hat das Leben sich gerächt: nun bin ich Dir, o Dir, begegnet.“ | Y por ello, he cometido un descaro, así que, temblando, entregué mi sexo a los brazos de un hombre extraño, y así quedé embarazada de él. Ahora la vida se ha cobrado su venganza: Ahora te pertenezco, oh, te he encontrado.” | |
Sie geht mit ungelenkem Schritt. Sie schaut empor; der Mond läuft mit. Ihr dunkler Blick ertrinkt in Licht. Die Stimme eines Mannes spricht: | Ella camina con paso torpe. Ella levanta la vista; la luna corre sobre ellos. Sus ojos oscuros se ahogan en la luz. La voz de un hombre dice: | |
„Das Kind, das Du empfangen hast, sei Deiner Seele keine Last, o sieh, wie klar das Weltall schimmert! Es ist ein Glanz um alles her; Du treibst mit mir auf kaltem Meer, doch eine eigne Wärme flimmert von Dir in mich, von mir in Dich. | “Ese niño, ese que tú has recibido, su alma no es una carga. Sólo hay que ver ¡cuán claro brilla el universo! Hay un resplandor en todas las cosas Usted va a la deriva junto a mí en un oceano frío, pero una calidez especial parpadea desde usted hacia mí, desde mí hacia usted. | |
Die wird das fremde Kind verklären, Du wirst es mir, von mir gebären; Du hast den Glanz in mich gebracht, Du hast mich selbst zum Kind gemacht.“ Er faßt sie um die starken Hüften. Ihr Atem küßt sich in den Lüften. Zwei Menschen gehn durch hohe, helle Nacht. | Esa llama transfigurará al niño, al que usted le dará vida, como si fuese mío. Usted me ha traído la luz, Usted ha hecho un niño de mí.” Él posa su mano en sus anchas caderas mientras sus alientos se entremezclan en el aire. Dos personas caminan a través de la alta noche brillante. |
(Traducción de Andrés Gore) El sexteto fundamenta su trágica belleza en el monolítico y sostenido único movimiento, de estirpe wagneriana, en el límite de la tonalidad. Belleza que no se extingue en su reducción a trío, aunque la intrusión del piano rompa el embrujo de las cuerdas: |
Holts: Los planetas
Jazz
Mahler: La canción de la tierra
Concierto de Año Nuevo
Strauss: Salomé
Berlioz: Sinfonía Fantástica
Pavana para una infanta difunta
Rachmaninov
Pinos de Roma
Variaciones sobre un tema caballeresco
domingo, 21 de diciembre de 2025
Supervivencia
Supervivencia
sábado, 20 de diciembre de 2025
La anémona en el jardín
Sobre “La anémona en el jardín”, de Die Marín
CANFALI Miércoles, 2-VI-82. Pág.- 12
Antonio Gracia
Uno de los rasgos que caracterizan el teatro de los últimos decenios es el de la coincidencia o simultaneidad creativa de autor y actor. La proliferación de grupos de actores-autores es evidente. Y esto motiva un nuevo rasgo: cada grupo crea su propia preceptiva dramática.
Como cada poema engendra su poética, cada grupo aflora la suya, su propia preceptiva o estética: que ahora condiciona no solamente el propio concepto del texto literario dramático, sino su particular criterio de texto escenográfico.
Es difícil que el grupo-autor de hoy no considere el teatro como espectáculo: nunca como hoy el teatro ha dejado de ser solo literatura puesta en escena. Así, la anábasis del teatro con respecto de la literatura -no respecto del arte- por más que lo que hay de espectáculo en el teatro, a mi juicio, sea en la mayoría de los casos una ganga que poco a poco devora la veta artística de la literatura; y todavía no conozco un espectáculo teatral que pueda sustituir al texto literario dramático.
Creo que el teatro no debe ser una sucesión de diapositivas pictóricas ni un sucedáneo de la cinematografía, aunque tampoco debe olvidar que existen. Creo que el teatro es la visualización de un texto cuyas palabras dejan de serlo para ser imágenes en la mente del espectador: el escenario debe trasladarse a la mente del espectador-oyente. El teatro debe conseguir que cada espectador esté haciendo en su butaca de primer actor, de todos los personajes, de la obra total: que su cabeza se transustancie en el escenario real. A menudo el actor olvida que él también es una palabra: creo que al fin y al cabo un actor no es más que (no debe ser más que) una palabra puesta en pie en mitad de un escenario.
Y porque creo en la palabra es por lo que me interesa La anémona en el jardín, una obra en la que el protagonista es la palabra, la palabra-acción, la palabra-dinamismo, la palabra que conduce al actor a ser una palabra en movimiento. Hay dos tragedias en el siglo XX que me atraen especialmente: Luces de Bohemia es un trozo de arcilla moldeando al adán del arte y la vida modernos; Seis personajes en busca de autor una crítica que el teatro se hace con una contumacia genial. Y tanto ese adán de la eutanasia como esa autocrítica redentora son catedrales de palabras estructuradas y levantadas como un exorcismo ahuyentador de la muerte del teatro.
Defiendo tanto la palabra como cualquier otro bisturí que conduzca al hombre a su disección metafísica sin trepanar su identidad. (También el dolor o el pentagrama, por ejemplo, son palabras, pero de otros labios, de los cuales no hablo ahora).
La anémona en el jardín es una palabra convertida en una bayoneta que alguien (el autor) se ha arrancado de sí mismo y la ha clavado en el otro, en los otros; es una bayoneta que el yo individual desenvaina de su propio cuerpo para hundirla en el yo social; es la dialéctica entre la represión y la opresión, entre lo uno y lo múltiple, el reo que decapita al verdugo. El juego dialéctico entre Biribirliqui y doña Ruperta es el enfrentamiento entre la infancia y la vejez: el tiempo se ha detenido, las manecillas del reloj omnipresente, como fantasmas, han volado y en ese instante de levitación acrónica la vejez (¿la muerte?) se ve asaltada por su propia infancia en la actitud de interrogación y de reproche: una exposición de represiones sociales y morales, de mojigaterías y beaterías, se rebelan desde el autor al texto y desde el texto hasta el espectador: una introspección individual y una sátira social en buena parte suscitada por las experiencias de un ambiente cerrado, de tanto cubículo sotánico y satánico como hay seminado por el mundo. El joven escritor que otea un horizonte de libertad mental descubre pronto que fuera de su cabeza sólo hay una guillotina social: (1) o sale fuera de su cabeza a dejarse amputar su individualismo o (2) aprende que la libertad sólo es sinónimo de clandestinidad de pensamiento responsable o (3) esgrime su libertad de pensamiento responsable como una espada encendida y se lanza a luchar contra la guillotina.
La anémona en el jardín es esta tercera disyuntiva: una ráfaga de palabras intentando matar para resucitar. La anémona es la anagnórisis de un ser consigo mismo. Estos seres que se interpelan mutuamente, que mutuamente se destruyen, que se descifran mediante la destrucción, saben que es preciso destruir para edificar. Sólo quien mata o muere halla en el diccionario del dolor el significado de la palabra vida.
viernes, 19 de diciembre de 2025
Antonio Gracia - Una improvisación en Nolylandia -
jueves, 18 de diciembre de 2025
Canon
miércoles, 17 de diciembre de 2025
Eduardo Lastres: La puerta del milenio
Espacio cincelado en escultura,
pronombre de la puerta, geometría
del umbral de los sueños, simetría
del cosmos reducido a arquitectura.
Alza la línea en pie su entalladura
de ortoédrica torre altiva y fría,
como un Atlas que irguiese la armonía
de un paraíso en críptica figura.
El armazón de hierro y de cemento
se eleva igual que un firme centinela
de la diafanidad del firmamento.
En la noche, como una escarapela
enlazando el futuro, el monumento
parece una mistérica acuarela.
El Bosco: La fúnebre armonía
Carmen Muñoz: El naufragio interiorChagall: La aventura del pájaro
Reynolds / Gainsborough: No marchitéis la rosa
Francisco Calvo: El sueño de la razón
Rembrandt: El fulgor de las sombras
Pintura y fotografía
Aurelia Masanet: El laberinto transfigurativo
Dolores Balsalobre: El bosque petrificado
Delacroix: La libertad
Marc: Galope hacia la búsqueda
Marisa González: Los íntimos paisajesEl Partenón
Velázquez, Goya: La belleza del cuerpo
Miguel Bañuls: El ave enmascarada
Madre Coraje
Rodin: El beso
Castillo de Santa Bárbara
Van Gogh: Noche estrellada
La rosa inmarchitable
Isabel Rico: Crepusculario
Poema para una fotomartes, 16 de diciembre de 2025
Carta sobre Poesía
|
¡Maldito aquel que miente cuando escribe!.
¡Maldito aquel que miente cuando escribe!
que dejé de escribir, y que abomino
de mi propia escritura, me pregunto
qué temas serán dignos de un poema
sabio e imprescindible para el hombre.
En verdad que escribir es cosa fácil
cuando nada se tiene que decir.
Y en verdad que quien calla es porque sabe
que ya se ha escrito todo lo que importa.
Pero la pluma, ese demiurgo vivo
mientras la vida fluye hacia la muerte,
sigue dictando esencias que la efigien
como rostro del hombre universal
y propio.
Así descubre
que
pocas cosas nos atan a la vida:
los padres y los hijos, a quienes nos debemos;
el afán de entender por qué morimos;
las artes y el amor, que nos consuelan;
el placer de pasear por un bosque de libros
buscando aquella frase cuya página
nos niega la memoria...
y la necesidad de dejar este mundo
mejor que lo encontramos.
¿Acaso lo demás no es literatura?





