No sé si me admira más que solo de vez en cuando encuentre un nuevo libro admirable o que la mayoría se admire ante casi todos.
Lo primero tal vez implica que soy en exceso exigente, o que carezco de las virtudes con las que otros consiguen ver maravillas donde yo solo veo mediocridad y reiteración; lo segundo, que hay demasiados que se contentan con poco, o que padecen tanta sed intelectual que confunden espejismos con oasis.
Mis libros me parecen tan simples tentativas como los ajenos que "son" séptimas maravillas para sus autores.
Sin duda: algunos nos equivocamos.
Pero algunas cosas parecen ciertas:
1.- El asombro cultural continuado es una confesión de la propia incultura.
2.- En el mundo hay demasiada gente y pocas personas.
3.- En Arte no hay democracia, sino individuo.
4.- Por eso la cultura es -debe ser- un espejo del individuo cabal, no de la sociedad -que nunca lo es-.
5.- En la existencia hay unas pocos temas esenciales y unas pocas maneras de estructurarlos con la palabra. Leídos los autores imprescindibles tenemos la clave de casi todo, y todos los demás somos simples aprendices queriendo ser maestros.
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