Strauss: Así habló Zaratustra
¿Son nuestros padres los simios, los alienígenas, un Dios cuyo espacio de existencia es por ahora ese lugar llamado mente, la necesidad de entender lo ininteligible? ¿Somos materia cósmica, gránulos místicos, preguntas encarnadas en la respuesta de la carnalidad? ¿Es mejor la frivolidad que la metafísica?
No hay contradicción entre temporalidad y eternidad. Esta es otra sustancia, una burbuja intemporal o atemporal, un estado de ánimo inmortal aunque tenga un principio. ¿No importa haber nacido sino seguir viviendo?
Todo ocurre en un lugar de la mente, ese infinito universo que configuramos solo con las galaxias sicológicas que nos interesan egotistamente.
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