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viernes, 1 de octubre de 2021

María José Zaragoza: Antonio Gracia y el poeta maldito

 

Haendel: Sarabande

La conmoción que produjo, en territorios literarios, declarar desierto el Premio Loewe y sus causas, tendrá su anécdota en el futuro aunque ésta no sea del agrado de organizadores, jurados, concursantes, etcétera. Está claro que la personalidad de Antonio Gracia nunca ha sido la de un poeta que deje a su paso aparcada la indiferencia. Han sido muchos años dedicándole y dedicándose a la poesía en cuerpo y alma para que en un pis-pas, el fulgor de la gloria se haya ido al garete. Pero no nos congratulamos con hechos como estos, muy al contrario nos sentimos abatidos y desolados. A pesar de lo ocurrido hemos de reconocer que Antonio Gracia es un gran poeta. ¿Quién se atrevería a juzgar los comportamientos humanos de los grandes maestros literarios de la historia? Tal vez, por esa regla de tres, ninguno, absolutamente ninguno sería digno de que sus obras hubieran llegado hasta nosotros. Es tal vez la peculiaridad lo que distingue unos de otros y lo que hace que el ser humano sea grande y pequeño por sí mismo.

No vengo aquí a juzgar los errores de nadie, porque no somos jueces ni verdugos, y si la compasión se tejió dentro del abanico de los sentimientos que forjan el espíritu del hombre, es buen momento para que los que dicen ser amigos del poeta lo demuestren y busquen justificación ante una conducta que bien pudiera haber sido simplemente un error.

Antonio Gracia siempre habló del poeta maldito y este sentimiento, germinado en él, desde los tiempos primeros de su poética, parece haberle dado la razón con el tiempo. No sé si el destino tiene carácter burlón y de vez en cuando hace una de las suyas. Lo que no he oído decir hasta ahora es que Gracia es un gran poeta y eso, a pesar de sus detractores, lo seguirá siendo. Si nos situáramos, con el pasar de los tiempos, como espectadores de una mesa redonda cubierta de cátedros en torno a su persona y obra, tal vez saldría a la luz las voces de los verdugos que en su momento le condenaron con grandes y elocuentes nombres y apellidos, contando con saña el incidente del premio Loewe, pero lo que nadie le negará a Antonio Gracia es el hecho fehaciente de que es y será uno de los mejores poetas que habitan el paisaje poético de la historia literaria contemporánea. Su libro «Devastaciones, sueños» doblemente premiado y doblemente devastado, pudiera ser un libro de poemas premonitorio, o tal vez simplemente su mejor poemario. ¡Así es la vida!

¿No les pica la curiosidad de leer el libro?

                                (Información 02·12·04)



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