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martes, 25 de febrero de 2020

¿Quién puede prohibir mi muerte?

Los derechos humanos

¿Quién puede prohibir mi muerte?

Desde el Big Bang, el universo se ha ido expandiendo sin más finalidad ni voluntad que las de crecer y multiplicarse, sobrevivirse, mejorarse, perfeccionarse, pasando de la materia inerte a la vida, sea esta cual sea, siempre seleccionando la mejor cualificada para seguir perpetuándose. Unas especies han generado otras desechando las demás, avanzando en una compulsión irracional e indetenible, en un "efecto dominó" que conlleva la muerte, no la agonía, como ultimo estadio.
       Otros planetas hay con iguales condiciones que el nuestro y que contienen vida semejante a la nuestra. Esa vida extraterrestre nos encontrará. Y si somos nosotros quienes llegamos a uno de esos planetas, nosotros seremos sus alienígenas. Que allí se hayan inventado dioses y tecnologías iguales, y que se encuentren en una fase similar de desarrollo, solo es cuestión de tiempo y de apresurar las probabilidades.  
          Una cosa es cierta: en una fase o en otra, en un milenio y otro, allí como aquí, siempre el impulso vital ha superado al mortal, por muchas conciencias o inconsciencias, culturas o civilizaciones, que se opusieran. La vida natural ensaya en cada nuevo ser su empeño de perfeccionamiento, que excluye el dolor aunque requiera la muerte. Siempre la creación, la Naturaleza, impermeable a la piedad pero ajena a la crueldad, y fiel a su "efecto dominó", ha ejercitado la eutanasia con los ejemplares y especies que han cumplido su ciclo. ¿Será el hombre menos piadoso o más cruel que la Naturaleza? ¿Será el dios de la mente liberador o verdugo?

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