No leo mis libros una vez publicados: para qué, si ya los conozco; los escribí para liberarme, descubrirme, identificarme, saber cuál es mi nombre íntimo. Una vez desenmascarado el fragmento de identidad, qué menos que dignificarlo tratando de eliminar lo que se le escapó a la herrumbrosa pluma parlanchina. Pero hecho esto, releídas de mala gana las galeradas, y asumido que tampoco he conseguido librarme del que soy ni ser aquel que quise ser, para qué volver sobre ellos. Cuando pasan años, sí: para tachar o alterar en la antología presunta, alejarme más del que ya fui, acercarme al que anhelé. Para eso es preciso un ejercicio de introspección autocrítica en el que aceptar el fracaso vital y literario y sosegar el desbocamiento de los corceles de la inidentidad, como en este escribiviente "Sístole":
Preguntas por tu vida y no responde
ni el verso, ni la edad, ni la memoria.
Preguntas por tu vida y solo quedan
ruinas de identidad, fósiles vanos.
Nada has hecho que dé fulgor al hombre
y nada dignifica tu existencia.
Sentir que quien no ha escrito no ha vivido
es la sabia mentira en que viviste
y es la frágil verdad que no te basta.
Pretendes aceptar que la escritura
es la absoluta solidaridad.
Pero la vida es más que la palabra.
No es un libro este mundo. El corazón
quiere tacto, no pluma; es una página
donde la humanidad lee su misterio.
Preguntas por ti mismo y sólo escuchas
un olvido estridente que te acosa:
la voz de quienes aman, sufren, viven.
En fin: no es fácil asimilar que los sueños son, en realidad, devastaciones y que todo poema, como toda vida, es una derrota.
La palabra escrita queda para siempre. ¿Por qué borrarla al cabo del tiempo? Es un retrato. Una fotografía que hay que conservar. Otra cosa es que, al observar la imagen de ese pasado, los criterios no coincidan con la hechura de la realidad actual.
ResponderEliminarSe conserva la palabra y se vuelve a escribir, dándole la forma tal que ahora sentimos.
D. Antonio, creo que somos muchas personas las que leen y agradecen su obra. Por medio de sus poemas y textos ha extendido su experiencia de vida, quizá la verdadera. Creo haberme enriquecido con su blog, de hecho lo tengo siempre en el escritorio. Su derrota es algo con lo que puede escribir un excelente poema. A mi entender, prefiero la ebriedad del poeta mientras escribe que cualquier otra fortuna.
ResponderEliminarUn saludo
Ahora te leo. Gracias y saludos. A. G.
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