Naturalmente, antes de internet también se escribía. Y lo que importa más: se leía más, mejor y con mayor sosiego; lo cual significa que la prisa por escribir y publicar, vivir y equivocarse, no impedía tanto como hoy la buena digestión de la experiencia vivida y la lectura sentida; de donde se desprende que se vivía mejor y se escribía menos peor. Al presente habría que aplicarle el "Nada hay más urgente que la serenidad", paradoja que indica el peor cáncer de nuestra fisiología y nuestro mundo.
Son muchos los
que dicen que no leen para no sentirse influidos y ser originales. Han decidido escribir sin haber leído. ¡Plumíferos
sin pluma! Es como si escogieran no vivir para no aprender de sus errores a fin de
vivir mejor sin ellos.