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martes, 21 de mayo de 2024

Poesía de la inexperiencia.

Guridi: Así cantan los niños


Algunas editoriales han resuelto publicar únicamente a poetas no mayores de 25 años. Bien está promocionar a quien empieza; pero ¿por qué negarse a editar lo bueno sin límites de edad?
     Seguramente no saben esos editores que todo arte necesita un aprendizaje de la vida: que una inteligencia sin experiencia es una inteligencia superflua. Esa es la razón por la que la inmensa mayoría de las grandes obras han sido creadas en la madurez de sus autores: cuando el desencanto ha enseñado a los sueños que tener ilusiones no debe convertir al soñador en un iluso.
     Claro está que hay grandes obras creadas en la juventud de sus autores: pero, en realidad, el joven prodigio es maduro en capacidad, aunque tenga pocos años, porque ha empezado muy pronto a acumular la experiencia del error y el acierto y a distinguir la sustancia que hay en la circunstancia. También es verdad que hay demasiados autores maduros que solo lo son en torpezas, verborreas y contumacias. 
     Quizá todo se deba a algo más simple: salvo excepcionales excepciones, el libro ya no es sinónimo de cultura, ni de buena escritura: ya no sensibiliza ni inteligentiza; solo mercantiliza, frivoliza, estupidiza: sirve para atrofiar las conciencias (quiero decir: que nos inconcienciza, carámbola!).   

Franck Capra: Receta contra la crisis


Castellano. Completa


El gran soñador Frank Capra era también el gran realista Frank Capra. No hay fábula  suya que no sea también una sátira, incluso la utopía fascinante de Horizontes perdidos
No es la crisis una invención de las malas gestiones de los actuales politicastros, ni estos son oriundos del presente. La sociedad siempre ha sido un animal manipulable porque no son los tiranos los que crean esclavos, sino al revés: los que quieren morir de rodillas adoran al que se ha encumbrado pisando sus cabezas.

lunes, 20 de mayo de 2024

Memorias de Adriano

 


IN MEMORIAM ADM

Mozart: Confutatis

Una anécdota (In Memoriam ADM)


Un escenario es la Naturaleza, 
donde vivimos y donde morimos. 
La obra siempre trata del que fuimos, 
somos, seremos; y de nuevo empieza.

Su gran protagonista es la Belleza 
-la Verdad-. Aunque a veces la vestimos
con el mismo disfraz con que encubrimos
la mentira y la falta de nobleza.

Somos entonces los protagonistas
de una farsa de la tragedia humana 
hermoseada en un verbal gimnasio.

Tartufos son a veces los artistas.
¡Cuánta oriolana noche tertuliana 
renegábamos de ellos, Atanasio!


domingo, 19 de mayo de 2024

Sintonizar arcanos

 Ligeti: Lux Aeterna

No hace mucho anotaba yo aquí mi creencia en que el cerebro debe de contener algún pequeño cauce sigiloso y perfecto, una infinita antena minúscula y bravía que sintoniza con la ubicuidad de cuanto existe, existió o ha de existir. Y algunos sapiens, actuales y del pasado, introducen inesperadamente la cabeza en ese laberinto luminoso y emergen de él con visiones y descubrimientos inaccesibles para los demás. Es el instante privilegiado, que otros llaman las musas, un cálido rumor venido desde dónde que confiere a la mente la facultad de una divinidad o una omnisciencia que presiente el futuro, reconstruye el pasado y amalgama el presente en silogismos arduos, adivinos del mágico universo. El irracionalismo y el visionarismo se desbocan y presentimos al otro que también somos.

Todos los poetas que son líricos a su pesar perciben con su imán esa entelequia que descoyunta lo admitido; que luego no sepan construir el poema, el cuadro, la música o la estatua insinuados no contradice la existencia de tal semilla. Pero esta es la que descubre lo invisible, intuye otra dimensión del universo.


sábado, 18 de mayo de 2024

La estructura del humo

Bach: Arte de la fuga


Dicen que poco antes de morir 
pasa ante nuestros ojos la "película" 
de nuestra vida. Aún será peor 
que, una vez y otra vez, 
pase ante nuestra mente el manuscrito
de los sueños que nunca se cumplieron, 
los errores que cometimos, 
las tormentas en las que naufragamos... 
Incluso aquellas cosas que creímos 
haber hecho satisfactoriamente  
se tiñen de melancolía 
y nos muestran que somos un fracaso: 
No hay ya otro amanecer más que el crepúsculo.

Entonces no nos queda sino alzar 
muros que nos defiendan, aunque siempre 
se convierten en celdas, o féretros, o lágrimas: 
trincheras tras las que nos defendemos
mientras la vida fluye hacia la muerte.

Yo levanto palabras. De noche, sobre todo, 
me asomo a las estrellas y me oculto 
detrás de las palabras 
para que su dicción 
me impida ver que sigo siendo 
cuanto no quise ser: mortal, 
dueño de nada, 
soñador.

Sin embargo, tampoco las palabras 
me convierten en otro. 
A la luz de una vela intento yo copiar 
la estructura del humo, cuya pluma 
invisible me dicta lo que yo, 
como un triste enemigo de mí mismo, 
no quisiera saber pero que debo 
saber.  
La violación del cántico: eso soy.

jueves, 16 de mayo de 2024

Acabamientos




Veo a un hombre 
ante el espejo 
de repente y soy 
yo 
100 años 
cristalinos 
sin embargo con extrañeza siento 
que soy igual a aquel de 30 
20 o 50 
pero con otro rostro y otro 
cuerpo ¿qué es lo que ha 
sucedido, por qué 
me siento aislado en este mundo  
si soy casi como un recién nacido? 
no entiendo cómo el tiempo 
me hace ver que también pasa por mí 
y es que mi mente continúa 
sintiendo como ayer y como ayer 
intentando saber quién soy 


Diez versos para un poema


Mozart: C piano 21


Diez versos para un poema

Esta noche he soñado con mañana
y al despertar he visto que el ayer
se vestía de hoy y me dejaba
en un siempre que nunca me abandona.
¿Qué puedo hacer sino vivir sabiendo
que la vida es un reo de la muerte
y el tiempo es un naufragio y no una isla?
Pero no he de rendirme.
Porque mi corazón ya ha decidido
trepar desde tu boca al paraíso.

miércoles, 15 de mayo de 2024

Tropecientos mil millones de poetas...


Don Mendo ilustra a Azofaifa


- ¿Y vosotros por qué estáis en El libro de los Mejores Poetisos?
-- Porque soy de los de la estética dominante.
-- Porque en una antología democrática deben figurar más mujeres que hombres, como en el censo. Aunque escriban tan mal como ellos.
-- Porque está de moda el homosexualismo.
- Porque tengo un cociente intelectual lírico superior a 0`70.
- Porque soy del colectivo adolescentes al verso.
- Porque ya he escrito tres libros sin haber leído nada de nada.
- Porque he asistido con provecho a cuatro talleres de poesía ínclita.
- Porque no había otro peor en el de "un mínimo de 300 versos". 
- Porque improviso ripios a granel.
- Porque soy el que mejor dispone la mala prosa como si fuese una ramplonería de versos industriales.
- Porque soy inclasificable y eso me clasifica entre los tales.
- Porque le he dicho a tantos, y tantas veces, que soy un poeta excepcional que nadie se atreve a dudarlo.
- Porque antes uno podía ser famoso por lo que escribía, y ahora solo publica aquel que ya es famoso por lo que sea.
- Porque me apadrina Poetazo.
- Porque escribo tan mal como los demás leen, y eso nos fraterniza y convierte en partes de un mismo todo ...
- ¿Alguno está por la calidad y nobleza de su poesía?
- ¡¡¡¡¡¡¡Fuenteovejuna!!!!!!!!!!


Luz de gas




martes, 14 de mayo de 2024

Cuando los dioses te olvidan.


Offembach: Orfeo en los infiernos

A veces las circunstancias se conjuran de tal modo que uno parece haber nacido para que todo tenga alguien al que fastidiar. El teléfono deserta; Internet se va de vacaciones; la Radio no se escucha; la Televisión se aburre de sí misma y se estangurria; al ordenador, tan necesario ya para mí, le da un colapso; un músculo dorsal se lumbalgiea ... Todo son cosas sin importancia esdrújula, pero bastantemente fastidiosas. Por ejemplo: si suena el timbre de la puerta no puedes acercarte para saber si es el pesado de la publicidad o es el cartero con noticias de otros mundos tan perfectos como este.
     Siempre quedan los libros, los únicos amigos que nunca te abandonan. Pero he descubierto que incluso pasar una página puede ser doloroso y hacer ver las estrellas. He visto tantas estrellas que he empezado a creer que el Artífice Supremo es verdaderamente sabio: forjó nuestro efímero cuerpo tan interdependientemente que si te duele un dedo y lo mueves -incluso solamente para pasar una hoja- también te duele el otro, que sacude la mano, que tortura los brazos, que constriñen la espalda, que empuja su dolor hasta las piernas... 
     Sí: verdaderamente esa perfecta interdependencia corporal de huesos y tendones, y sus correspondientes latigazos doloríferos, han sido mi cogito ergo sum: y he empezado a creer. Ya creo tanto que no me conformo con creer en un dios; y ya creo en tres dioses, en cinco, en diecisiete... 
     Cuando crea en 50, por ejemplo, empezaré a pedirles que no creen más mundos a su imagen, sino a su desemejanza. Siempre es mejor la imperfección, porque la voluntad y la autosuperación tienden a mejorarlo todo; pero la perfección de la tecnología nos hace progresar demasiadas veces hacia lo inútil o lo innecesario que, a fuerza de convertirse en cotidiano, se vuelve imprescindible, nos debilita, nos transforma en esclavos y nos estupidiza. Y entonces, el infierno. 
     Y, además, lo peor: tal malestar nos renueva la idea de que, ahora que comprendes algo de la existencia y has aprendido algunas cosas que pudieras transmitir a los demás, estás mucho más cerca del máximo verdugo de la vida: la inexorable muerte.
     ¡... Cachis en la mar...!

Reubicar 15-9-22

Huyendo del estigma.




No leo mis libros una vez publicados: para qué, si ya los conozco; los escribí para liberarme, descubrirme, identificarme, saber cuál es mi nombre íntimo. Una vez desenmascarado el fragmento de identidad, qué menos que dignificarlo tratando de eliminar lo que se le escapó a la herrumbrosa pluma parlanchina. Pero hecho esto, releídas de mala gana las galeradas, y asumido que tampoco he conseguido librarme del que soy ni ser aquel que quise ser, para qué volver sobre ellos. Cuando pasan años, sí: para tachar o alterar en la antología presunta, alejarme más del que ya fui, acercarme al que anhelé. Para eso es preciso un ejercicio de introspección autocrítica en el que aceptar el fracaso vital y literario y sosegar el desbocamiento de los corceles de la inidentidad, como en este escribiviente "Sístole":

Preguntas por tu vida y no responde
ni el verso, ni la edad, ni la memoria.
Preguntas por tu vida y solo quedan
ruinas de identidad, fósiles vanos.
Nada has hecho que dé fulgor al hombre
y nada dignifica tu existencia.
Sentir que quien no ha escrito no ha vivido
es la sabia mentira en que viviste
y es la frágil verdad que no te basta.
Pretendes aceptar que la escritura
es la absoluta solidaridad.
Pero la vida es más que la palabra.
No es un libro este mundo. El corazón
quiere tacto, no pluma; es una página
donde la humanidad lee su misterio.
Preguntas por ti mismo y sólo escuchas
un olvido estridente que te acosa:
la voz de quienes aman, sufren, viven.

En fin: no es fácil asimilar que los sueños son, en realidad, devastaciones y que todo poema, como toda vida, es una derrota.

comentarios:

  1. La palabra escrita queda para siempre. ¿Por qué borrarla al cabo del tiempo? Es un retrato. Una fotografía que hay que conservar. Otra cosa es que, al observar la imagen de ese pasado, los criterios no coincidan con la hechura de la realidad actual. 
    Se conserva la palabra y se vuelve a escribir, dándole la forma tal que ahora sentimos.

    Responder
  2. D. Antonio, creo que somos muchas personas las que leen y agradecen su obra. Por medio de sus poemas y textos ha extendido su experiencia de vida, quizá la verdadera. Creo haberme enriquecido con su blog, de hecho lo tengo siempre en el escritorio. Su derrota es algo con lo que puede escribir un excelente poema. A mi entender, prefiero la ebriedad del poeta mientras escribe que cualquier otra fortuna.
    Un saludo

    Responder

lunes, 13 de mayo de 2024

¡Ay de aquel que no aprende a vivir!


Liszt: De la cuna a la tumba

La infancia es el país en el que no recordamos haber vivido, y del que nuestros mayores, y la nostalgia de lo que pudo ser, nos dicen que fue maravilloso.
     Durante la juventud vamos acumulando experiencias que se convierten en aprendizajes. 
     Luego vivimos unos años practicando esa autoeducación. 
     La madurez consiste en aprender a desprendernos de muchas de esas cosas y a ignorar otras que no conseguimos en su momento. 
     La vejez debe de ser la alegría o la tristeza derivadas de haber sabido, o no, practicar sabiamente ese apropiamiento y desprendimiento. 

Reubicado 11-10-19

El trayecto del autor.


Dvorak: La rueca de oro










La obra de un autor siempre es acumulativa: cada nuevo título avanza sobre el anterior y lo contiene, igual que cada época contiene las antecesoras y las supera. La tradición es eso. 
     Es lógico que los primeros títulos de un creador sean aprendizajes y premoniciones, y que los últimos caigan en la reiteración o el autoplagio. Por eso yo leo un título nuclear y paso a otro autor, porque ya nada esencialmente distinto va a decir. Y hay tantos autores y obras, miradas, mundos... El estudio de cualesquiera “Obras completas” es para los curriculantes. 
     La escritura de un poeta, si lo es de verdad y enteramente, gira sobre una sentimentalidad fraguada en sus inicios a sangre y fuego, y le persigue en cada verso. Hasta que acepta que su techo intelectual y creativo ya no da para más -o empieza a ser degenerativo-.
     La escritura de un narrador o autor dramático se mueve en torno a unos pocos temas que engranan una misma y esencial historia que parece distinta por la ambientación y caracterización de los personajes. Temas hay unos pocos; argumentos, demasiados y ocultando el mismo. En esencia, los temas reiteran al protagonista y el antagonista, empeñados en una pugna en la que intervienen los coprotagonistas y coantagonistas. Cuanto más se enreda el asunto más personajes y enredos, y más páginas. 
     La obra maestra es aquella que concilia el sentimiento y el pensamiento, la verdad humana y el ludismo, el antiguo deleitar aprovechando. De otro modo: hay que sensibilizar el pensamiento e inteligenciar el sentimiento.
     La comprensión -el entendimiento- es la hermosura perfecta. 


domingo, 12 de mayo de 2024

Triálogo político

Strauss: Zaratustra

- Estoy entre los escogidos. Soy el primero después de la lista de todos los mejores. 
- ¿Eso no quiere decir que eres el primero entre los peores?
- Tal vez; pero ya se sabe que los últimos serán los primeros.
- Pero entonces ¿eres el primero de los malos o el último de los buenos?
- Eso solo lo saben los políticos, que son expertos en descuajeringar la lógica.
- Sí. Cuanto menor es un cociente intelectual más capacidad política se posee.
- O sea: que tú vales, al menos, por tres políticos.
- Por siete... no me menosprecies ... 
- Y por lo tanto ¿eres el mejor o el peor político?
- El mejor y el peor. Todos los políticos tenemos la misma estatura intelectual. Otra cosa es ese tipo de ciudadano que quiere arreglar el país y empieza a fastidiar a los ricos y esperanzar a los pobres. Esos no vienen más que a desestabilizar la política, que es el negocio más rentable que existe y en el que se cumple aquello de que lo que hagas con la izquierda no debe saberlo la derecha...
- Ah!
- ¡Soy demócrata de toda la vida!
- Ah!
- ¡A ver! ¿Quién soy yo para quitarle al pobre su derecho a ser pobre y al rico su derecho a ser rico? Yo no cometo injusticias...
- Ah!
Reubicar 21-10-18

Erato

 

Strawinski: Apolo y las musas

Erato


Lejos de ser asunto de poetas,

la poesía es trasunto de los hombres.

No es del que mira, sino de quien ve.

Es un ojo sin rostro que todo lo vislumbra,

y que lo identifica con su plectro lumínico.

Ella crea las cosas que sin ella no existen, 

ordena el caos, compone el universo

y solamente somos lo que dice el poema,

aquello que nos hace sentir: vida inextinta.

La lírica es la voz de la palabra.

Es el gran viaje hacia la mismidad.


REUBICAR 2-9-23


sábado, 11 de mayo de 2024

El hombre del brazo de oro

 


Juan Rulfo: En la madrugada

 


Si muero antes de despertar.

Audio


UNO
Si muero antes de despertar (Monólogo interior)

En la noche serena contemplo el infinito
Detrás de las estrellas tal vez haya un edén
Si pudiera volar convertido en un pájaro
Decidme que la noche desemboca en la luz
Mi corazón asciende por la noche infinita
Detrás de las estrellas tal vez haya un edén
Sonrisas de diamante parecen las estrellas
Dentro de mí una escala me invita al paraíso
Decidme que la noche desemboca en la luz
Contemplo los abismos lejanos y profundos
El mundo tiene forma de un ataúd errante
La tristeza es un pájaro que vuela en las entrañas
Quién besara los ojos de la melancolía
El amor es la magia que nos convierte en dioses
Los besos son la huella de la resurrección
Detrás de las estrellas se columpian los sueños
La soledad desvela al hombre cosmogónico
Decidme que la noche desemboca en la luz
Manantiales de dicha diluvia el firmamento
No existe la tristeza para quien sueña y ama
El amor es la magia que disuelve el dolor
En la noche serena se columpian los sueños
Mi corazón asciende convertido en un pájaro
Diamantes y sonrisas en la noche serena

La soledad descubre la mística armonía
Decidme que la noche desemboca en la luz
La lluvia clama ocasos en los que dibujarse
La sonrisa es un rostro que oculta el de la muerte
Los besos son la huella de la resurrección
Jamás tendré tus besos oh dama inresurrecta
Arcoíris y lluvias derraman utopías
Decidme que la noche es un canto a la luz
.............
Dos
Hace años escribía yo desenfrenadamente, sin poder atajar el turbión síquico que pugnaba por salir para liberarme de su tortura. Cuando me decidí a publicar, no podía corregir aquel desenfrenado río que brotaba sin buscarlo y que me ahogaba tanto si permanecía en mis sentinas como si se volcaba sobre el folio.
    Retirado de la escritura durante 15 años, intenté ordenar mi mente, que zozobraba igual en la prosa de los días que en el verso de la pluma, puesto que ninguna distinción había entre unos y otra.
    Finalmente, la palabra volvió de su afasia y su naufragio, y empezó a ordenar una vez más mi vida. Sin embargo, ya podía yo detener el torrente verbal y reescribir mientras iba escribiendo, aunque cierto es que jamás he logrado, ni pensado, pergeñar mentalmente un escrito, y sigue siendo cierto que "cuando escribo la primera palabra no sé cuál va a ser la siguiente". 
    Este poema es buena muestra de ambas actitudes: escrito hace unos días, y apenas corregido, yo recibía los versos como telegramas mentales, adosándose unos a otros en forma de teselas; lejanamente entreveía ciegamente que ese telegrafismo se encaminaba hacia la formación de un friso: y, como si un pintor trazase líneas paralelas y de pronto tomara fragmentos de las anteriores para pintar las posteriores, se me imponían segmentos de versos ya escritos buscando prolongarse como variaciones mientras aparecían otros nuevos, semejante al inicio de una pequeña fuga que podía mantener tanto tiempo como quisiera, pero que detuve porque prefería la insinuación de un texto breve a la construcción de un poema de 300 ó 400 versos. Creo que en Palimpsesto hay un ejemplo final de esta estructura, aquí solo iniciada.
    Lo que yo haya querido decirme en estos versos aún no lo sé bien: porque el laberinto síquico ordena sus pasillos y sus túneles y las más de las veces solo sabemos que estamos en el camino, no cómo hemos entrado ni hacia dónde vamos ni por qué estamos caminando. En este mismo instante yo sigo escribiendo esta nota a marchas forzadas -el reloj del blog ya ha debido publicarlo- porque algo me fuerza a explicarme, y al mismo tiempo deseo no hacerlo; pero me digo "¡Qué más da!". Tal vez sea el dibujo de un tránsito. Desde luego no pensaba en Ofelia: la imagen la he buscado después, como suelo hacer. Más que Ofelia, quizá sea el latido de todas las onirias.
    Seguramente a nadie le importe ni el texto ni esta nota. A mí sigue importándome saber quién soy. De ahí tanta tentativa.
    Reubicar 16-8-23

jueves, 9 de mayo de 2024

En el aula de música.



La música es la única palabra 
que desmiente la inefabilidad.

Según estos dos versos, la música consigue hacer sentir -expresar- lo inexpresable y, por eso, es un lenguaje universal. No atiende al raciocinio: invade los sentidos y es percibida por el cuerpo humano como una pulsión más de su compleja maquinaria. La melodía nos abraza, el ritmo hace trotar el corazón.
Nuestro organismo responde a un ritmo musical, el feto se acuna con el pálpito del corazón materno, el cosmos orquesta la música de las esferas.
El compositor trata de apresar ese fulgor en pentagramas. 
Por ejemplo: oigamos la languidez lasciva del fauno de Debussy / Mallarmé soñando con el cuerpo lujurioso de la ninfa: la pasión se diluye en suavidad sonora:



Escuchemos, completo, el sueño erótico del fauno: cómo su satiriasis crece y se desvanece mientras la orquesta se disuelve entre delicuescencencias, inaprensibles antes de Wagner:


Similar melancolía, ahora desolación ante un amor perdido, hay en este Vals triste de Sibelius, en el que la música se agita entre el sístole y diástole de la despedida:




Por el contrario, el trémolo de la potencia en La Walquiria refleja la exaltación de la voluntad, y los contrabajos dicen que basta de elegías y arriba el ditirambo:



Poder, en fin, que se convierte en himno poderoso, orquestal y vocal, cuando las walkirias cargan sobre el mundo: