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viernes, 30 de junio de 2023

POEMAS DE JUANA ROSA PITA

 

Clara Wieck: C. piano


Para ir al original pulsar Poemas de

Juana Rosa Pita


POEMAS DE JUANA ROSA PITA 

SELECCIÓN

 

Antología publicada por Verbum

 

Crear en Salamanca tiene la satisfacción de publicar una muestra de la obra de Juana Rosa Pita, poeta, escritora, editora y traductora cubana, quien nació en La Habana el 8 de diciembre de 1939 y salió de Cuba en 1961. Desde entonces ha residido en Washington —donde se doctoró en Letras Hispánicas en 1984—, Caracas, Madrid, New Orleans, Miami y Boston, ciudad en la que ahora vive. Ha recibido numerosos reconocimientos como el VIII Premio Internazionale Ultimo Novecento de Pisa (1985) y el Letras de Oro de Poesía (1993), y ha publicado una treintena de libros, los primeros con el sello Solar, “editorial itinerante” (en palabras de Octavio Paz) que cofundó y alentó por diez años. Su poesía ha sido ampliamente estudiada y traducida a seis lenguas, e incluida en importantes antologías: New Directions in Prose and Poetry 49 (New York 1985), Poesía cubana del siglo XX (FCE: México 2002), y Otra Cuba secreta (Verbum: Madrid 2011), entre otras.

El pasado 17 de octubre presentó en Salamanca (Librería Letras Corsarias), su Antología poética (1975-2018), editada por Verbum, con selección y prólogo de Alexander Pérez Heredia, así como su poemario ‘Imaginando la verdad’ (ediciones Deslinde). La presentación estuvo a cargo de Francisca Noguerol, catedrática de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Salamanca.

 

Francisca Noguerol y Juana Rosa Pita, en Salamanca

 

VIAJES REVELANTES


IX

Penélope en las rejas de Ítaca

como espigas doblándose

al aire desatado de tus ojos:

domesticas al mar

(cachorro de tormenta)

y cuánto cíclope

no habrás ya desojado

sin divorciar tus plantas de la playa

que circunda los siglos

 

 

                   XXXVIII

 

Daría lo que digo

y todo lo besado

por un gris de tu voz amaneciéndome

Cambio este absurdo oro

y la isla con todo lo tejido

por tu sueño en mi almohada

 

 

                 XXXIX

No basta con tejer para la espera

es preciso viajar, volar la pluma

por la ternura encuadernada en sueños:

chalupa más sutil

cóncava y ágil

que las viriles naves de Ulises

intermitentemente prisionero

Madre isla que estás venida a remos

convertida en solar de pretendientes:

infundiendo los viajes

¿quién guardará tus playas de naufragio?

Penélope no está: queda su imagen

  

De Viajes de Penélope (1980)

 

 

Foto de José Amador Martín

  

AIRES DE MI PIEL

 

Todo esplendor fue verde allí

sobre todo en las tardes de aguacero

cuando se salpicaba

aquella larga mesa bajo techo

a la que nunca se sentara hermano.
Un paredón al fondo y más allá

el placer: solar sin dueño

–santuario de los jubos–

que devoraba todas las pelotas

tatuadas en colores.

Soñado sea quien construyó la fuente

con sus escalerillas y escalares

de perfil ilustrado:

soñado sea el abuelo

que echó hacia arriba una segunda fuente,

vencedora de musgos,

y le dio surtidor itinerante.

Qué riqueza de vida

tener aguas oscuras para soltar mi barco:

toda vela fue blanca allí

donde era negro el sol

y me enseñaba el abecé del patrón mágico

que entrelaza destinos y palabras.

 

Cierra la noche: aroman los jazmines,

me llaman a dormir

o a contar (es lo mismo):

y yo me escondo a refrescar mi piel

donde las arequitas dan los buenos aires.

 

De El sol tatuado (1983)

 


  Foto de José Amador Martín

 

 

CARTA A UN LIRIO

  

Tu prestigio evangélico me sume|
en inclementes trámites
hasta que al fin me inclino a preguntarte:
¿qué haces para no desear
lo que te es dado en tiempo,
para no desvelar a medio campo
reclamando esplendor que te concede
graciosamente Dios con el rocío,
para no propasarte de los pétalos
que te dan filiación
por lanzarte a tejer lo que serás?
Dime, si quieres, el secreto
de tu medida exacta
y de tu original comedimiento
para ser sólo tú
con la hermosura a cuestas.

 

De Plaza sitiada (1987)

 

Foto de José Amador Martín

 

 

ÉRASE DIOS UN NIÑO…


1

 

Aprendí a hablar en el Egipto

de fuego y de rocío.

Descubro aquí quién soy

y de cómo vivirlo hasta los límites.

Después saldré a la Luz del Día:

y puesto en la balanza,

será mi corazón

más ligero que pluma de avestruz.

 

                        14
Quien seré te regala estas palabras:
Vive y sueña en tu cruz de cada instante
formada por el cruce inadvertido
de la Luz con la vida.
En ella, sin remedio, estás clavado:
cruz en la que resides y resistes
aunque prefieras darte a la desidia.

 

                         30

 

Hay una voz en mí siempre cantando

en silencio quien soy fuera del tiempo.

Habré de regresar a mi país

aunque soy ciudadano de otro reino

no valorado allí ni en otras tierras.

Fuera del tiempo va quien soy cantando:

hay una voz en mí siempre en silencio.       

                

                          48

 

Vuelvo al silencio de mis pocos años:

la eternidad pondré en solera.

Y cuando salga al mundo

será a vivir de lleno por los otros

mi escondido universo.

 

De Infancia del Pan nuestro (1995)

 


Foto de José Amador Martín

 

CARTAS INTERDIMENSIONALES

 


La coincidencia es la manera divina de hacer

                  milagros de incógnito.

                                                                             Anónimo


1

Aunque parezca tierra lo que piso,

bajo mis pies el mar baila unos aires

de no sé qué país desconocido.

¡La vida nos propone cada cosa!

Y nosotros optamos por dejar

que el arte, desde su fino alero

volado sobre los precipicios,

responda por nosotros.

Hay quienes creen ser libres

cuando dan rienda suelta a su tiniebla:

responden al horror

con otro horror de idéntica espesura.

Pero asomarse al infinito cuesta

encierro al sol, renuncia.

La libertad mayor –dice el artista–

es no hacer concesiones.

 


5

El esplendor de un vaso de Venecia,

el perfil de una copa de Bohemia

tiene el cristal que has de romper

para seguirme adonde

la armonía se da desde el origen.

Sólo puedo decirte del paisaje:

están de más los ojos para serlo,

sin que haya lengua reina la Palabra.

Esto que al parecer te estoy dictando

briznas son de lo mucho que en mí sabes

porque estás escuchándome

a pesar de extrañarme

sin esperanza alguna de volverme

a encontrar, como ayer, sobre la Tierra.

No te apresures, pronúnciame despacio:

retén la melodía entre tus labios.

 

De Tela de concierto  (1999)

 


  Foto de José Amador Martín

 

REFLEXIONES MODULADAS

 


                  5

Yo no escribo libros de viaje

como suele hacer el que tiene las raíces

para siempre adheridas a su tierra.

Los viajes han sido para mí costumbres

casi nunca elegidas de desarraigarme.

Por eso de viajes ahora no escribo

sino de la maravilla de pertenecer

a un vínculo, en el que rendirme

es quedar a vivir en nosotros.

 


De Pensamiento del tiempo (2005)

 

 

Foto de José Amador Martín

 

 

Y LA MUERTE NO VA

 

Para morir es solo necesario

tener tiempo: amargo

sabor de la mortalidad.

Esto no significa que le demos

con gusto a la muerte el tiempo nuestro.

Y por eso, mientras la vida-nave va,

he dejado la muerte aguardando

lejana de mi mente,

y no digamos ya del corazón.

Si solo fuera porque esperas

que mi entusiasmo sea inagotable.

Con este dulce empeño no podría,

para morir, hallar jamás la hora justa.

Cuando Aquel que nos da la vida invite

a la que soy a unírsele más allá del tiempo,

sin él seré. Y sin muerte.

 

De Se desata el milagro (2016)


 

  Foto de José Amador Martín

 

 

NADA PESA SIN MISTERIO

 

Muy antes de nacer le has dado nombre:

modo infalible de imantarlo

para que cobre vida, encarne, alumbre

en su elemento natural: el verbo.

Haré silencio hasta que se presente

a la vista de todos. El poema

dirá que somos los más bellos

de todos los ancianos, los más jóvenes

entre todos los jóvenes, que encontramos

lo que es inencontrable:

la fuente de las ondas… Mas de eso

ni una sola palabra, salvo que

significa todo lo que esconde

dentro de lo callado en su expresión

más allá de sentido y sinsentido:

imposible explicarlo.

Su leve inmensidad cifra el divino

albur embozado en la sombra.

 

De Imaginando la verdad (2019)


Imaginando la verdad, de Juana Rosa Pita

 

jueves, 29 de junio de 2023

Huyendo del estigma



No leo mis libros una vez publicados: para qué, si ya los conozco; los escribí para liberarme, descubrirme, identificarme, saber cuál es mi nombre íntimo. Una vez desenmascarado el fragmento de identidad, qué menos que dignificarlo tratando de eliminar lo que se le escapó a la herrumbrosa pluma parlanchina. Pero hecho esto, releídas de mala gana las galeradas, y asumido que tampoco he conseguido librarme del que soy ni ser aquel que quise ser, para qué volver sobre ellos. Cuando pasan años, sí: para tachar o alterar en la antología presunta, alejarme más del que ya fui, acercarme al que anhelé. Para eso es preciso un ejercicio de introspección autocrítica en el que aceptar el fracaso vital y literario y sosegar el desbocamiento de los corceles de la inidentidad, como en este escribiviente "Sístole":

Preguntas por tu vida y no responde
ni el verso, ni la edad, ni la memoria.
Preguntas por tu vida y solo quedan
ruinas de identidad, fósiles vanos.
Nada has hecho que dé fulgor al hombre
y nada dignifica tu existencia.
Sentir que quien no ha escrito no ha vivido
es la sabia mentira en que viviste
y es la frágil verdad que no te basta.
Pretendes aceptar que la escritura
es la absoluta solidaridad.
Pero la vida es más que la palabra.
No es un libro este mundo. El corazón
quiere tacto, no pluma; es una página
donde la humanidad lee su misterio.
Preguntas por ti mismo y sólo escuchas
un olvido estridente que te acosa:
la voz de quienes aman, sufren, viven.

En fin: no es fácil asimilar que los sueños son, en realidad, devastaciones y que todo poema, como toda vida, es una derrota.


miércoles, 28 de junio de 2023

Y el hombre se hizo verbo


Escuchar:

Carlos Sahagún: A imagen de la vida

Pascual Pla y Beltrán: Homenaje a los caídos...

Bertolt Brecht: El analfabeto político

Juan Gelman: Poemas

José Hierro: Respuesta

Miguel Hernández: Canción del esposo soldado

Pessoa: Autopsicografía

R. Kipling: Si...

Safo: Igual parece a los eternos dioses...

Miguel Hernández: Elegía

Alfonsina Storni: El último poema

John Keats: A una urna griega

Gabriel y Galán: "Cuando pasa el nazareno..."

Carlos Fenoll: Cristo yacente

Rafael Alberti: dos poemas

Shakespeare: El único dilema

Poemas en sus voces

Cernuda: Donde habite el olvido

Carolina Coronado

Unamuno: Sobre la palabra

V. Aleixandre: Muchacha muerta

ESPRONCEDA: Canción desesperada

Tomás Segovia: Besos

Dámaso Alonso: Insomnio

Calderón de la Barca: Monólogos

Juan de Yepes: Noche oscura del alma

Ernesto Sábato: Sobre héroes y tumbas

Huidobro: Altazor, II

Gerardo Diego: Romance del Duero

Neruda: Poema XX

Fray Luis: Vida retirada

Antonio Machado: A un olmo viejo

César Vallejo: Masa

J. A. Goytisolo: Palabras para Julia

Ernesto Cardenal: Oración por Marilyn Monroe 

Poemas en sus voces


martes, 27 de junio de 2023

Elogio de las ínsulas.

 

Schumann: C violoncelo

Todos tenemos un espacio interior incompartible incluso por el ser más amado. Quien no respeta esa isla, por muy grande que sea, debe saber que está tejiendo su propia expulsión y su naufragio.

En la íntima isla solo habita el yo; y solo el yo puede invitar a quedarse o compartirse. Cuando cualquier otredad se le intenta imponer, desaparece.


lunes, 26 de junio de 2023

"Los dioses mueren cuando el hombre piensa"

                                                                                            

Ligeti: Lux aeterna

Lucreciórum


Cuando estaba la vida de los hombres

gobernada por las divinidades

y sometida por la religión,

un hombre de buen juicio y enemigo 

de fantasías y supersticiones

dispuso que sería la objetiva 

razón, y no la magia, la premisa  

con la que descifrar el universo.

Pulió filosofías metafísicas,

fundamentó en la ciencia lo real,

distinguió entre la Física y la Síquica

y el átomo fue la única certeza 

desde la que admitir otras verdades.

(Ya Tales anunció que el hombre puede 

comprender sin ayuda de los dioses).

Y la razón venció a la religión.

Darwin descubrió al sapiens,

Galileo el infinito,

Sigmund Freud al atávico Demiurgo.

Los dioses mueren cuando el hombre piensa.