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domingo, 30 de noviembre de 2014

Poemas, y no libros

Strawinski: Apolo y las musas

Cuánto ganarían muchos poetas si publicasen solo poemas en vez de libros. Pero la ambición nos pierde y creemos que incluso la ganga es oro. (Y que croar con la pluma es crear con la mente).
Muchos presumen de ser autores de docenas de títulos. Pero un libro debe ser la conclusión de una vida, o una etapa de la vida, un filtro de los muchos libros que pudieron escribirse o que se manuscribieron solo como borradores del definitivo: el resultado de un aprendizaje de la vida y del arte. Eso, y no otra cosa, es una antología o unas "páginas escogidas": una expurgación, una reducción de la verborrea a lo esencial. 
Se lee un libro para aprender de él; se escribe un libro para actualizar lo aprendido y donarlo como en una carrera de relevos. 
Cuántos libros hay que leer, y cuánto que vivir, para escribir uno solo que no desmerezca de la dignidad del buen decir.
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Desventuras fantasmáticas.

En el umbral de la M

El infinito número de máculas

Improvisación

La falta de autocrítica

Los Poetísimos 



sábado, 29 de noviembre de 2014

Malversación del arte

Las más bellas pinturas

La emoción es el raciocinio del corazón. Por eso la poesía -el arte- que solo ilumina el cerebro y no lo convulsiona es solo arte robótico.

viernes, 28 de noviembre de 2014

El abrazo azofaifo


Cuando Je vio los gólgotas de Shus sintió que su vocación era la de Jesucristo, y enseguida reclamó su derecho a ser crucificado sobre ellos: porque moría por desangrarse y diseminarse entre aquellos calvarios. Pero Iscariote Delator, que perseguía ganar 30 euros de perlas y algunas monedillas por su trabajo de traidorzuelo en la Historia, impuso la conveniencia de que aprovechasen los carnavales para disfrazar sus nombres. 

Así fue como Je y Shus pasaron a llamarse Malvada y Malvadín. Y así mismo fue como empezaron la ardorosa tarea de meter el diablo en el infierno cada vez que los fuegos diluviaban sus vidas. Era entonces cuando escuchaban interminablemente el Concierto para sexo y orquesta, de Mandolini.

De cierta importancia es conocer cuánta era la malvadez de aquellos tiempos, y cuán grande el sentido de la justicia equitativa, puesto que, cuando se separaron definitivamente, él dijo: ¡Devuélveme mis espermatozoides!

- ¡El gran problema de este cuentecillo es que es una tontería, dijo el lector nº 26.
- ¡Como todos!, dijo el nº 36.
- ¡Como todo lo que escribe este autorzuelo!, dijo el lector innumerabilis.
- ¡Es cierto!, dijeron triambos! 
Y se fueron a otro blog.

El abrazo indomable

Monólogo del cisne (El abrazo imposible)

El abrazo entre plumas

El abrazo en el cuadro

El abrazo inasible

El abrazo iniciático

El abrazo sin plétora.

El abrazo dulcífago

El abrazo inedénico

El abrazo a la muerte.

Como si fuera mi Autobiografía (El abrazo final)

El abrazo interrupto

El abrazo cautivo

El abrazo inmortal

El abrazo caníbal

El abrazo coital

El abrazo placebo

El abrazo sin rostro

El abrazo perdido (Carpe diem).

El abrazo truncado

El abrazo suicida

El abrazo invasor

El abrazo de plástico

El abrazo no dado.

El abrazo dichoso

El abrazo a la vida

El abrazo sin cuerpo

El abrazo ataráxico


El abrazo amoroso

jueves, 27 de noviembre de 2014

Duchamp: Oh la más de las dulces dulce: Dulcinea

Duchamp: Dulcinea


Strawinski: La consagración de la primavera

Belotti: Don Quijote y Dulcinea
Dulcinea

Manantiales de aljófar quisiera yo en mi cuerpo
para que los sorbiesen tus labios derretidos
por la calcinación del desengaño.
Que tus brazos me aplasten contra tu pecho y sea
mi corazón el reino que tu amor reconquiste.
Siempre amamos a aquel que encarna nuestro sueño
y siempre es el amor el que crea a quien ama.
Derrámate en mis ojos, haz de mí tu lujuria
y quémate en mi carne hasta apagar mi fuego.
No dudes de que te amo, Caballero Implacable,
y asáltame en la noche porque anhelo tu acoso
y he de rendirme apenas inicies tu batalla. 
No existe quien no ama, ni aquel que no es amado.
Antes de que me amaras era yo bruma y sombra,
constelación sin vida, penumbra y noche eterna.
Asédienme tus manos, que no soy solo espíritu
ni el amor se completa si no se unen los cuerpos.
Desnudo te deseo y me entrego desnuda
sobre la tierra ardida y bajo el cielo ardiente.
Atácame, gigante corazón de la estepa,
que yo aguardo tendida que me saje tu espada.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Vivir o entender la vida


¿Quieres vivir o entender la vida? 
     Si quieres, primero, entender la vida tendrás que intentarlo antes de seguir viviendo: retirarte a una isla y dejar que los demás vivan mientras tú analizas tus experiencias y esperas la de la muerte.
     Si lo que quieres es vivirla, deberás, antes de nada, entender que aceptar que hay cosas incomprensibles ya es comprender. 
     Entonces podrás dedicarte a sentir y no solo a pensar en lo que ya no sientes más que en el recuerdo.
     ¿Aunque de qué te servirá entender si no podrás aplicarte a ti mismo lo que entiendas ni conseguirás transmitir tu entendimiento porque cada uno solo sigue su propio consejo? 
    Mejor es sentir y pensar, pensar y sentir, simultáneamente: impedir que la teoría suplante la práctica y que la práctica determine totalmente la teoría.
    Pero durante la primera mitad de nuestra existencia nos desboca la pasión, y durante la otra nos controla la razón.
    ¡Quién tuviera un corazón que pensara hábilmente, o una razón que sintiera sin fragilidad!
   Como nadie los tiene, todos tenemos que arriesgarnos y afrontar ese riesgo. 
     Además: ¿Se te ocurre otra alternativa? 



martes, 25 de noviembre de 2014

Vivir, amar, convivir

Bailando en la oscuridad

Para vivir nos basta con haber nacido y seguir unas normas sociales.

Amar es otra cosa: es una fiera que de pronto nos topa el corazón y nos muerde la carne.

Convivir sí es difícil. Primero hay que vencer al egoísta que hay en nuestro interior, hacerle comprender que las masas no cuentan, que lo que importa es la solidaridad de dos que se completan y toleran, que mantienen su individualidad sin interferir en la del otro y al mismo tiempo forman una unidad de dos interdependencias. Es preciso haber vencido a la fiera del amor que nos enfebreció, domarla, domesticarla, convertirla en animal de compañía, quitarle su agresividad, meternos en su piel como en un traje cómodo que nos ayuda a vivir con alegría y también sin cupidos, ni hadas, príncipes o princesas. Volver a enamorarnos, sí: enamorarnos de lo cotidiano, de la dicha del sosiego.

Decididamente: no es fácil convivir. Sobre todo cuando se espera que sea el otro, la otra, quien lo dé todo.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Rosa Lledó: En la quietud de la noche

Rosa Lledó: Desde el castillo

Ketelbey: El santuario del corazón
Francesina

Qué majestad la de la noche. Todo

se transfigura en cálida belleza
debajo de los astros. Canta
el mar suavemente sus delirios
y duerme en paz el mundo. Triunfa
la armoniosa silueta de las sombras
y nada es parvedad, sino más cierta
apoteosis del fulgor. Estalla
en perfumes la tierra. El hombre
reconoce la luz, y el corazón
adivina los nombres del sosiego
y pronuncia la dicha. 
                                        Pienso 
en este instante en el dolor callado
que se asoma a tus ojos.
                                             Cuando
el crepúsculo encienda el horizonte,
camina hacia tu alma y hallarás
dentro de ti la música del cosmos.