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miércoles, 30 de abril de 2014

La despedida

Mozart: Concierto para clarinete. Adagio.

La despedida

Amada mía, luz
que me deja en la sombra:
ya que te vas deseo que te lleves
lo bueno que hay en mí: mi amor, mis ansias
de que encuentres quien te ame como yo,
el edén con que sueñas, los cielos más azules
y las aguas más puras. No te lleves
el dolor que me causas: la existencia
no trata con justicia a quienes aman,
pues no mata su amor al mismo tiempo.
El corazón está diciendo siempre
“quiéreme”; pero él no saber amar
cuando se acaba el enamoramiento
y la fascinación desaparece.
Me quedo con el tiempo que me diste
y sufro el que me robas sin quererlo.
Olvida mi tristeza y da tu amor
con tanto amor como el que me entregaste.



martes, 29 de abril de 2014

No siempre los ojos ven

Guerrero / Cetina: Ojos claros, serenos...

No creas que lo que escuchas es lo que está diciendo el otro: la mayoría de las veces oyes lo que temes que van a decir o lo que te gustaría que dijeran. 
Así que no te extrañe que la conversación derive en disputa y que, a pesar de vivir en un mundo de comunicaciones, apenas haya quienes se entienden.
Como no se ve bien más que con el corazón, el corazón emponzoñado es ciego.


lunes, 28 de abril de 2014

El abrazo perdido

Tristán e Isolda

Se dijeron adiós antes de conocerse. Sin embargo, en sus cartas había tanta nobleza, inteligencia y sensibilidad. Había todo aquello que hace falta para que dos seres se digan mutuamente "eres lo que preciso para entender el mundo y soportar la vida, para alegrar mis días, para encontrar la dicha". 

Al fin y al cabo, de pronto todos somos conscientes de estar viviendo un sueño convertido en pesadilla porque la edad acaba por ser un corcel abrupto y desbocado por los desfiladeros de la muerte. ¿Y quién no agradecerá encontrar un remanso de paz, un lago de agua clara en el que pazca otro corcel de semejante trote?

Sin embargo, a diferencia de los animales, la naturaleza humana posee el instinto de culpabilidad: y en cuanto reconoce la más leve causa de error busca otra persona con la que exonerarse al acusarla. Prefiere decirse que "el infierno es el otro" en lugar de asumir que "el infierno está dentro de nosotros". En vez de apagar el propio fuego prefiere quemar el corazón ajeno.

Así, A y C, que iban a ser la solidaridad más comprensiva, en lugar de sentir y pensar que cuanto se decían y dijeran era para ayudar al otro y propiciar su entendimiento, sintieron y pensaron que existía agresión en algunas palabras confusas o inexactas.  Y el verbo no llegó a hacerse carne.

Con lo sencillo que es decir "lo siento" y continuar ejercitando la buena voluntad.

El abrazo indomable

Monólogo del cisne (El abrazo imposible)

El abrazo entre plumas

El abrazo en el cuadro

El abrazo inasible

El abrazo iniciático

El abrazo sin plétora.

El abrazo dulcífago

El abrazo inedénico

El abrazo a la muerte.

Como si fuera mi Autobiografía (El abrazo final)

El abrazo interrupto

El abrazo cautivo

El abrazo inmortal

El abrazo caníbal

El abrazo coital

El abrazo placebo

El abrazo sin rostro

El abrazo perdido (Carpe diem).

El abrazo truncado

El abrazo suicida

El abrazo invasor

El abrazo de plástico

El abrazo no dado.

El abrazo dichoso

El abrazo a la vida

El abrazo sin cuerpo

El abrazo ataráxico


El abrazo amoroso

domingo, 27 de abril de 2014

Lieders


La música íntima -que otros llaman de cámara- suele hallar mejor expresión en la frugalidad de los instrumentos que en la orquestación ampulosa. Schubert y Schumann son emblemas de la canción que surge del ayuntamiento entre piano y voz -el instrumento musical por antonomasia, origen de los otros-. Pocos ciclos liederísticos como Viaje de invierno o Amor y vida de mujer
Schubert / Fisher-Dieskau-Moore: El tilo

Schumann / Ferrier: Amor y vida de mujer

Antes, Mozart y Beethoven, entre tantos, habían cantado a la esperanza y A la amada lejana:
Beethoven: A la amada lejana

 Después, Hugo Wolf, por ejemplo. Y en la orquesta con voz, o al revés, que parece llenar más plenamente el espacio auditivo, los Kindertotenlieder de Malher, sobre todo en la voz de Fisher-Dieskau, como los anteriores, o los Wesendoncklieder de Wagner, preludiando el Tristán e Isolda
Wagner: Lieder de Matilde: Ensueño (versión piano)

Wagner: Wesendonck-Lieder.- Ensueño (orquesta)

Malher: Canciones para los niños muertos, 1

Y por fin, los inesperados 4 últimos lieders de R. Strauss, inimitable juvenilidad frente a la muerte, compuestos a los 84 años:

sábado, 26 de abril de 2014

En El Toboso: la invención de la realidad

El sueño imposible (de El hombre de la Mancha)

¡Todo es tan limpio y sencillo!: soñamos durante décadas sin saber de ese sueño sino que en él hallamos la dicha, El Gran Sosiego. 
Sientes que aquellos libros mágicos que leíste cuando eras muy poco más que un niño, y que te transportaban a un breve paraíso, se abrirán de repente y la vida será como el libro feliz del que saldrás para entrar en sus páginas, hechas ahora realidad y pálpito. 
Caminas por las calles: y Aldonza es Dulcinea y Alonso es don Quijote: y la noche se llena de estrellas que te llueven el rostro. 
Todo se transfigura. 
Y se ha cumplido Oniria.
Estás en otro tiempo y otro espacio y no existen la prisa, ni el miedo, ni el furor, en ese ahora en el que existes y que nunca existió: que todo era cadencia y es sigilo. Temes cerrar los ojos por si acaso, al abrirlos, no encuentras el Toboso y todo ha sido el sueño que soñaste soñar que se cumplía.

El sueño imposible  

viernes, 25 de abril de 2014

El abrazo homicida

Schubert: La muerte y la doncella, 2º.

El suicidio es la única forma de libertad que existe, dije. 
- Hay que ser muy valiente para matarse, dijo. 
- Nada de eso: tendemos al bienestar; y cuando la vida se convierte en un suplicio la muerte es más placentera que la propia vida; suicidarse no es más que concluir esa lógica emocional; no cuesta nada, y nada tiene que ver con el valor o la cobardía; es cosa del dolor o del placer; es el único acto de amor que uno puede darse a sí mismo, dije. Y callamos. 
       Su cuerpo estaba encorsetado en aquel rectángulo engañoso, y su hermosura aún desbordaba. No quise que me viera triste, como había sido ella, y me tragué las lágrimas. Mi única esperanza es olvidarla sin recurrir a la muerte, como hizo ella para olvidar mi amor, su dolor. Sé que, incluso si la olvido, me ha dejado su tragedia clavada para siempre. ¿Cómo olvidar aquella alegría oculta que no supo saborearse a sí misma? Prefiero no pensar.
           La carta también era literaria, como lo fue todo en su vida. Pero muy poco después aprendí que la teatralidad de unos gestos no impide la sinceridad de quien literaturiza su comportamiento. Esta era la nota:
         Quiero creer que no existes. Me digo que no te amo. Pero mi dolor es la mayor prueba de mi amor. Más te recuerdo cuanto más quiero olvidarte. Más sufro cuanto más amo. Pues mi amor me produce más dolor. Y el dolor me devuelve a su origen, que eres tú, me recuerda (que es imposible olvidarme de) que te amo. Perdida estoy entre dos sentimientos que son uno y luchando contra mí. 
              Luego añadía: Sin duda moriré: pero ¿cuándo?

           Tal vez seguimos viviendo porque no sabemos cuándo vamos a morir: y ese enigma nos atrae incluso con más fuerza que el del suicidio. 

miércoles, 23 de abril de 2014

Don Quijote Cervantes Saavedra

Telemann, Doré: Don Quijote

Dícese que la experiencia da la sabiduría. Tal vez por eso algunas grandes obras han sido creadas por hombres sazonados por la edad, como lo muestran Dostoieski, Defoe, Rembrant o Bach. Cervantes es un nombre tan universal como los citados y, por eso, además del genio imprescindible para la creación, tal vez sea Don Quijote una de las obras más reconocidas -y menos conocidas del lector común- por los talentos de la Historia.
          Realmente, poco importa la edad a la que se escribe un libro, si este significa un hito para la humanidad. Ahí tenemos La Celestina, escrita por un joven que sabía tanto del vivir como cualquier hombre maduro. Lo que sí interesa es lo que una obra descubre sobre el ser humano y sus circunstancias, y cuánto aporta a la experiencia colectiva al dotar a sus contenidos, personajes o ideas tanta vida, y de mayor enjundia, como la de quien lee, de tal modo que, acabada la lectura, el lector ha cumplido intelectualmente varias décadas más. Y esto es lo que ocurre con Alonso Quijano El Bueno: las disquisiciones cervantinas en torno a los hechos de su alterego hacen que, como se dice en el “Prólogo”, quien las conoce salga más rico, pues “el melancólico se mueve a risa, el risueño la acrecienta, el simple no se enfada, el discreto se admira de la invención, el grave no la desprecia, ni el prudente deja de alabarla”; de tal manera que el tesoro encontrado en esas páginas es el mayor que pueda hallarse en una de las pequeñas grandes islas que llamamos libro, que de tanto naufragio salvan a cuantos a ellas se dirigen. 
          Fue Cervantes tan admirable que consiguió convertir en utopías las desventuras que sufrió. Su clarividencia y acierto consisten en constatar el más diestro método de conocimiento: el de mostrar mediante el humor la tragedia de la existencia: que el mayor sueño del hombre, que es establecer la justicia, es imposible; pero que quien no sueña muere sin haber vivido de verdad. ¿Cuál era el sueño, o “locura” de Don Quijote? Seguramente en ningún episodio se ve tan claro el destino que quiere para sí mismo como cuando, pensando simplemente en un mundo en paz, dice: “Dichosa edad y siglos dichosos aquellos en los que todo era de todos y no existían las palabras “tuyo” y “mío”. Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia. No existía la maldad. Pero olvidóse el bien y vinieron los males. Y por eso yo soy defensor del inocente” (I, 11).
          Como todo ser humano, Don Quijote tampoco pudo vencer al Caballero de la Muerte; y murió. Pero antes soñó y practicó su sueño: y es ese soñador actuante el que lleva vivo cuatrocientos años. Como esta, muchas interpretaciones pueden hacerse de Don Quijote: en un extremo está la del hombre que inventa un mundo para sustituir la realidad que no le agrada; en otro, el hombre que lucha por el hombre sin importarle lo que los hombres piensen. Pero incluso esos extremos se tocan para complementarse en el núcleo temático de la generosa solidaridad universal.
          Suele decirse que Cervantes es el más genial novelista. Tampoco importa si lo proclaman solo los españoles o también los extranjeros. Lo que sí importa es que El Quijote es una de esas obras fundamentales que ayudan a comprender la cuestión más difícil para el hombre: la existencia. ¿Cuántos hombres han sido determinados por la obra de un solo hombre? La cantidad de músicos, dramaturgos, cineastas, pintores, dibujantes y escritores es innumerable. No se equivocaba Stendhal cuando afirmó que “el descubrimiento de este libro fue el acontecimiento más importante en mi vida”, afirmación aplicable a tantos otros. ¿Pues qué mayor solidaridad para con la vida de cualquier hombre que ofrecerle cuanto hemos aprendido de la nuestra?

         En un breve quijote apócrifo del siglo pasado, apenas conocido por inédito, pero del que se citan algunos fragmentos, leemos algunos comentarios que pretenden homenajear a su creador. He aquí tres. Dice Sancho Panza: “Que piensen lo que quieran de mi amo. Yo compartí sus días y puedo afirmar que no ha habido, hubo ni habrá hombre más cuerdo y más honesto que mi señor Don Quijote”. Y Dulcinea: “Era yo la más de las tristes triste; y puedo decir ahora que soy la más afortunada entre las mujeres, pues nadie fue tan amada como yo por alguien tan amante como Don Alonso”. Y el mismísimo Cervantes: “Unos dejan dinero y haciendas a sus hijos. Yo he creído que no hay mejor herencia que mostrar la bondad incluso en un mundo que la desprecia para no reconocer que es egoísta. Llamadme Don Quijote”. 

martes, 22 de abril de 2014

Sonetuelo para Pepe Aledo

El pintor oriolano Pepe Aledo, gran y generoso ilustrador, entre otras cosas, invitó a algunos amigos a participar con su pluma en una exposición sobre el toro, cuyo catálogo publicó la Fundación Miguel Hernández. 
En este caso eran los textos los que "ilustraban" sus imágenes. Al menos, este sonetongo.

Aledo

Divertimento alediano


El toro zodiacal, azul y fiero, 
como un Zeus adusto y disfrazado,
a la princesa Europa ha corneado 
con su cuerno sexual, duro y certero.

Pero Europa, investida de torero 
y armada de venganza, ya ha emplazado
al toro lidiador que la ha violado,
y anhela hendirle su espadón de acero.

Los astros y la luna se congregan
en la noche solar. La pasión ruge  
por la piel de la ninfa y de la fiera.

Toca la muerte su clarín. Se allegan 
el uno contra el otro. El toro muge
y Europa aguarda firme su carrera…

     (Pero el pintor no ha querido 
     pintarnos quién ha vencido, 
     y no será este soneto 
     el que peque de indiscreto …).

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lunes, 21 de abril de 2014

La soledad de estar acompañados


La pintura nació de la progresiva prolongación del dibujo, y a él regresa, tras haber pasado por el cómic, en la muestra de Manuel Galdón que ahora se exhibe en la Lonja del pescado. 
          Cuatro composiciones, y unos pequeños bocetos y breves borradores verbales, bastan para lo que el autor parece pretender. Una de las composiciones refleja a una mujer rodeada por un magma marítimo, no sé si descendente o ascendente del cielo, sola en su deserción del mundo, o abandonada por él. Las otras tres exponen grupos de ciudadanos de varia condición mirando fijamente al espectador que los contempla. 
          Nunca he creído en la eficacia artística del arte social, porque si algo debe perseguir el artista es huir de lo circunstancial y conseguir la intemporalidad. Eso es lo que cualifica a los grandes maestros: han buscando en sí mismos las raíces esenciales del hombre para trascenderlas y ofrendar la solidaridad universal. Eso consiguió Van Gogh con Los comedores de patatas, o el Picasso del Guernica: elevar lo concreto, hacer que cualquier ciudadano de cualquier tiempo sufra emocionalmente el hambre y la guerra como lo sufrieron los coetáneos de los cuadros en que se inspiraron sus autores. 
          Pero, ¿qué hacer con el hombre que vive y sufre el hoy cotidiano? ¿Olvidarlo en aras de la pureza artística o dedicarle solidariamente unas líneas, dibujos, poemas que denuncien el malestar que padece? ¿No hicieron esto los Sócrates y Pericles, los Marx y Bertol Brecht, Maiakoski y Shostakovich, Eisenstein o Rossellini?
          Este cómic trágico de Galdón parece enunciar la soledad de las masas y denunciar a quien las convierte en desamparada muchedumbre. Detrás, como un guía salvador, se yergue el espíritu de La libertad guiando al pueblo, de Delacroix, y la imagen troquelada de Operarios, de Tarsila do Amaral. La mirada expectante, ausente de emociones, transmeditativa, tal vez acusatoria, aporta a estos trazos desnudos de retórica y color el suficiente realismo como para que sobren los aspavientos y las gesticulaciones. Y apunta probablemente a una realidad como la que atraviesan hoy millones de ciudadanos en esta sociedad del desempleo. 
          Porque no solo pobreza, sino desorientada soledad es la que siente el postergado: la soledad de estar acompañados por unos semejantes que nos son ajenos. Ese es el mal social: la deshumanización del humanitarismo. Porque, como escribió otro alicantino, Carlos Sahagún, "nada vale vivido en soledad". Sobre todo si primero no hay, siquiera, el proverbial “contigo, pan y cebolla”.
          La solución ya no está en la violencia contenida de los indignados, sombra de lo que escribiera el también alicantino Pla y Beltrán: “que nuestros versos sean ágiles bayonetas...”. El ciudadano, difícilmente sereno y solo ante quien lo manipula y lo masacra, debería decirle a los otros ciudadanos que, contra lo que suele pensarse, nada nos hace más fuertes que sentir que nos azota la injusticia; y unirse como se unen estos rostros insumisos e impasibles. Cuando eso ocurre, la solidaridad hace temblar a quien gobierna.
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El libro de plomo

Construir la identidad


domingo, 20 de abril de 2014

Deferencias

En varias ocasiones antólogos y blogueros se han fijado en el breve poema más abajo transcrito; y me alegra: porque, de cuantos se me han caído de la pluma, es uno de los pocos que me parecen dignos. En él insisto en un tema recurrente en mi vida: la salvación por la escritura, la redención por el arte. Cuando callan los conocidos que siempre se sienten obligados a decir algo, y algo dicen los desconocidos que no tienen por qué hablar, pienso: algo bueno he hecho.

Agradezco a Fulgencio Martínez esta deferencia en su blog y revista El hurón y la galería , cuya página copio: 

El hurón y la galería

Un poema de Antonio Gracia: "El secreto". 

Revista Ágora digital/textos magistrales
viernes, 18 de abril de 2014


Madrigal en la noche
           Antonio Gracia

En estos días de Pasión oficialmente cristiana, les dejamos en 
compañía de este poema pagano, estoico, un tanto montañés 
(de Montaigne), un espléndido ejemplo de poesía.

                         ANTONIO GRACIA


                                    EL SECRETO

                                          (para Ángel L. Prieto de Paula)


           Cuando sientas que el mundo te derrota
           no intentes combatirlo. 
           Edifica un castillo en tu interior 
           y cuelga terciopelos y templanza 
           en sus muros. Dispón un fuego manso 
           junto a la mesa de la biblioteca. 
           Mira el cielo brillar entre las llamas 
           y los libros. Inúndate de luz 
           en la frágil belleza de los cuadros. 
           Escucha el clavecín mientras tu pluma 
           persigue en la escritura algún sosiego.


  
ANTONIO GRACIA ha reunido en varias antologías su obra poética: 
Fragmentos de identidad (Poesía 1968-1983), en 1993, Fragmentos 
de inmensidad (Poesía 1998-2004), en 2009. Y en 2011 
El mausoleo y los pájaros Devastaciones, sueños.
Su último título, La muerte universal. Cosmoagonías, está 
publicado por Huerga & Fierro en 2012.
Obtuvo el  “Premio Fernando Rielo", el "José Hierro ", el 
"Paul Beckett de la Fundación Valparaíso", el “Verón Gormaz” 
y el Premio de la Crítica de la Comunidad Valenciana.

Para leer más:
REVISTA AGORA DIGITAL ABRIL 2014/ TEXTOS MAGISTRALES