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miércoles, 31 de marzo de 2021

Poemas en Akra Leuka (XVI) - Miguel Ruiz Martínez (1957 - 2009)



Berg / Norman: El vino


La Fundación Miguel Hernández y algunos amigos oriolanos de Miguel Ruiz Martínez han reunido casi toda su poesía en el volumen El corazón del claroscuro. Y han hecho bien; aunque, como en tantas ocasiones, el autor no se entere de que cuantos lo apreciaban esperaron a su muerte para manifestar su aprecio suficientemente. Esta inconsciente estrategia -ya asumida por el mundo- no quita mérito a los editores -vaya en nombre de todos el del prologuista, J. L. Zerón-.

Tal vez fui el único -eso decía el reivindicado- que lo trató con asiduidad en sus últimos años, a veces por la tarde mientras laboreaba la tierra, otras hasta la madrugada, soliloquiándonos cada uno carencias y esperanzas, algún logro y muchas pérdidas. Y, para ser exactos, desplumando yo, más que ensalzando, sus textos. (Antes había ocurrido lo mismo con motivo de la publicación de Ladera de tu hondo y el pliego de Alimentando lluvias).

Desde esa trinchera nocturna y auroral me atrevo a decir que Miguel Ruiz no fue ni un "maldito" ni un "grande". Será -o no- todo lo que el lector quiera encontrar en su lectura; pero los epítetos y las hipérboles, gratuitos, acaban dañando al hiperbolizado. Mejor es decir que era humilde y sufriente perseguidor de una dicción poética identificatoria. El hecho de no encontrar amor en la vida ni en el verso lo convirtió en un huraño esclavo del cantueso. Este, y similares, se convirtieron en su lenta cicuta, el veneno y la triaca, la experiencia y conciencia de su fracaso.
 
El "maldito" era aquel que luchaba, con todas sus consecuencias, contra el sistema por mantener su individualidad; eso lo convertía en desertor de las convenciones y, por tanto, era condenado al ostracismo. El malditismo implica una aceptación, incluso regodeo o ufanía, del estado de paria social, cosa ajena a Miguel. Miguel Ruiz era sencillamente un autodesterrado que padecía sus frustraciones, las cuales, como un bumerang, volvían a él en forma de reincidencia. Ya no quedan personajes baudelerianos. Han sido sustituidos por los que juegan con el término y viven de la leyenda santificada, convertidos en efigies putrefactas de una bohemia que en realidad es un disfraz de golfemia, viviendo del cuento de la golfería, impostando la rebelión y transformándola en pose para la muchedumbre. 

Carente Miguel Ruiz de identidad satisfactoria, la buscó -igual hizo otro personaje paralelamente contrario, Antonio Ferrández Verdú- en la escritura a fuerza de irracionalizarla y dar manotazos verbales como quien se ahoga: tal agonía (que también había conocido yo, amenazado endógenamente por La Metáfora) les hizo aferrarse a lo más próximo a su propia condición mortal: concebir la incomprensibilidad expresiva como un lenguaje cuyo único sentido era el aceptar -y cultivar- el sinsentido. El descoyuntamiento, el automatismo, la pluma mojada en la tinta de la embriaguez y otras fugas de la diritta via, ya smarritta ... la desfiguración de lo figurativo.

Sin embargo, el buscador cegado por la búsqueda no se da cuenta de que, para encontrar, basta escribir como hombre -y no como poeta- y no para el poeta -sino para el hombre-. (Hablo de mi experiencia, y la generalizo sin acusaciones ni exaltaciones). Esa diafanidad serena que se persigue no está en la invención de una identidad verbal, sino en la asunción del fracaso personal y su superación. 

Un poema no es disgregación, sino congregación, urdimbre ecléctica; trazado de un camino claro, no amontonamiento de adoquines inconexos. Transformar el caos en orden: esa es la poética. El desorden locuaz o verborreico de la escritura automática mallarmeana ya cumplió su función. 

Valgan como tentativa de esto último (ma non troppo) los tres textos que siguen: son presencias ignoradas de esa aceptación de la naturalidad expresiva, resumen y llave de la contumaz y adrededemente laberíntica.

 Reproduzco el fragmento inaguardentoso de una de las muchas cartas aguardentadas que conservo; y dos poemas (no exentos de ese titubeo expresivo), uno inédito y no recogido en libro y otro con una evidente errata que indico entre paréntesis.

1) 
Redován, 1 de junio 96

Mi querido amigo:
Una noche nos interrumpió sin querer un niño... era mi sobrino Toni, para mí algo así como para ti tu Pablo... La ternura que traslució la sonrisa que le dirigiste es la más hermosa imagen que conservo de ti, el gesto que más agranda tu figura en mi memoria. Esto he tenido ganas de decírtelo muchas veces...
Pepe Aledo se ha comprometido a ilustrar mi libro "En tu punta lugar". De todos mis poemarios es el que más fuerza de unidad tiene... espero que lo presentes tú... Dale recuerdos a ... tanto si sigues como si no sigues con ella... y recibe un abrazo de un amigo que te bienmalbienquiere y admira sobre todo...

  2)    Regla
   
      Camina la resonancia
      que transmuta tu sendero
      en ignición de humedad
      quebrada como los muros
      de la luna que acaricia
      rebelde inercia de ramas
      y tu amoroso deber
      te dé del tiempo el aroma
      que odia buscar. ¡No podemos,
      solitaria espiritual,
      estar aquí menos solos:
      vivir es haber hallado!
                               (De una carta de Miguel, 1 de junio, 96)

3) Oración


Venenosos sarcófagos

de las procesionarias

colgando de los pinos,

algodonosa borra

tejida por la niebla

de nadie. Cielo muerto

de noche: estrella viva

de amor, sólo de amor,

hazme fiel a la tierra

que (si) silencia los huesos,

con tu sed, de mis sombras:

resécame la música,

avéname las venas

de existencia esenciada.

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Poemas en Akra Leuka (I) M. Carmen Sacristán 

Poemas en Akra Leuka (II) Esther Abellán

Poemas en Akra Leuka (III) - Vicente Valls

Poemas en Akra Leuka (IV). Carlos Sahagún

Poemas en Akra Leuka (V) - Manuel Molina

Poemas en Akra Leuka (VI) - Luis T. Bonmatí

Poemas en Akra Leuka (VII) - Angélica Sevilla

Poemas en Akra Leuka (VIII) - Miguel Ruiz Martínez

Poemas en Akra Leuka (IX) José Luis Zerón

Poemas en Akra Leuka (X) - Tina Pastor

Poemas en Akra Leuka (XI) - José María de Mena

Poemas en Akra Leuka (XII) Mariano Sánchez Soler

Poemas en Akra Leuka (XIII) - Consuelo Jiménez de Cisneros

Poemas en Akra Leuka (XIV) - Carmelo S. García





martes, 30 de marzo de 2021

La canonización del poetastro.



Prokofiev: C piano. 3



Nacido en cualquier lugar y cualquier tiempo, el autor que traigo hoy existe también en Akra Leuka, con imnúmeros nombres de todos conocidos, incluso si los callan.
Y como la mejor publicidad que puede hacérsele a los impostores es el silencio, póngales nombre aquel que así lo quiera:


Oda a un falso poeta


Estupra los conceptos, ludibria la belleza,

regurgita palabros y rebuzna cadáveres:
necrofágiate en versos de prosa cotidiana.

Jamás te sinestesies, pronúnciate liróforo.

Ignora que realmente eres un ignorante.
Aprende la liturgia del aplauso sin méritos.

Arrímate a los ciegos, que son los que demuestran

su solidaridad con lo mediocre y frívolo,
virtudes esenciales de la gran multitud.

Sé digno de su herrumbre y agrúpate con ellos:

te seleccionarán para una antología
si has sabido esquivar la dignidad.

Si no, no existirás hasta que te hayas muerto

y los hijos de quienes preterieron tu nombre
prefieran preterir al que no se les rinda.

domingo, 28 de marzo de 2021

Poemas en Akra Leuka (XV) - Diane Boucher

 

Smetana: La novia vendida



No pocas veces se ha intentado practicar una poética de la epilírica: una escritura que aunase el lirismo con la narrativa. Desde el Romancero; o los romances del Duque de Rivas y Zorrilla; y García Lorca; o El estudiante de Salamanca, de Espronceda; o La tierra de Alvar González de A Machado...


No sé si eso es lo que pretende la colección inédita de "Cuentos en verso" que la francesa afincada en Ibi, fundamentándose en pasajes literarios, escribe por estas fechas. Este ejemplo toma como premisa "El curioso impertinente" inserto en el Quijote. No hay aquí lírica, sino moraleja. En el último tramo, cuando la esposa admite la deslealtad, los endecasílabos cambian a octosílabos para atenerse, sin duda, a los versos cervantinos.


El buscón de su deshonra


En un lugar, que puede ser cualquiera 
porque en todos ocurre que el amor 
manda en hombres y hembras, sucedió 
que había dos amigos, tan fraternos 
que todo era de ambos. Uno de ellos 
se enamoró de una mujer hermosa 
y se casó con ella; y fue feliz.
Pero Anselmo -porque este era su nombre-
empezó a sentir pronto la desdicha 
de no ver con la misma asiduidad 
a su amigo Lotario; y aunque este 
le explicó que en el dos no cabe el tres, 
hubo, ante el mucho ruego y pertinacia, 
de seguir visitando a los casados 
como si no lo fueran.
               Tanto Anselmo
insistió en que las gentes no importaban, 
ni sus habladurías -y además,
que el amor de su esposa era imbatible 
y su fidelidad a toda prueba-, 
que Lotario no pudo decir no 
a las insensateces de su amigo, 
ya empeñado en probar con claros hechos 
el honor inmutable de Camila.
Y así, la visitaba el buen Lotario,
y hasta la requería y requebraba 
con requiebros que el propio esposo urdía 
y ya había olvidado repetir.
En fin: pues que la dama, tras negarse 
una vez y diez veces, a la onceava 
prefirió a quien de tanto amor le hablaba;
y obedeciendo a su esposo
-aunque este nunca lo supo-
entró al su amigo en su  cama
y lo tomó por amante.
Que es de vidrio la mujer 
-el hombre no le va en zaga-
y no se debe probar
si se puede o no quebrar,
               pues se pudiera romper.

© Diana Boucher

sábado, 27 de marzo de 2021

El castillo de Dragonwyck

 

Suave intriga con Gene Tierney y Mankiewick


Poemas en Akra Leuka (XIII) - Carmelo S. García

 

Scriabin: Poema del éxtasis



Conocí a Carmelo S (antiago) García en Elche, en tiempos de la revista Tabala. Juntos estuvimos en un congreso en Aguadulce, patrocinado por la Reina Sofía. Intercambiamos algunos textos. Me interesaron los suyos. Le interesó mi The Lady of Ilici, que apareció en Tabala. Y en ella se quedó, pruebas de imprenta ya corregidas, su largo poema-libro "Los cíclopes de Ifach".

Enseguida nos reconocimos semejantes y, más enseguida, separamos nuestra incipiente amistad; quizá porque nos parecíamos demasiado... 

Tuve tiempo, poco después, de pedirle unos poemas para Algaria O, en un momento -debo confesarlo- en el que carecía de colaboraciones. El siguiente es uno de aquellos poemas; en él la invasión de lo místico es evidente desde el título; reconozco que alentó mi también encrespado trascendentalismo: 


La escala de Jacob


1.-
El dolor que me azota y el amor anudado
después de tanta niebla sobre mis ojos lirios,
la música quebrada, los pájaros del ansia,
tanto suicidio incruento para burlar la muerte
y la profanación de lo prohibido
saben a sentimiento derrotado,
a fracaso extendido del ángel imposible.

2.-
El corazón golpea como una aldaba amante
a las puertas del alma y no respondo.
¿Qué bayoneta dulce rezumando epitafios
se introduce en mi sangre y me convierte en dios?
Pues con mis manos agarrando nubes,
trepando estrellas, desvelando dudas,
como una yedra de metal divino
me voy trenzando sobre un árbol de ámbar
y un torbellino de cristal desnudo
me envuelve entre sus alas silenciosas.
Asciendo como un dardo enloquecido
ciego en el vuelo inmóvil de mis ansias...

viernes, 26 de marzo de 2021

Visiones: La Prima-Vera

Vivaldi: Primavera

Compárese la clásica visión descriptivista de Vivaldi con la ritual y ancestrícola del clásico del siglo XX "La consagración de la primavera" -esa destructora de tímpanos académicos, que sentirían muchos-, en la que Strawinski descompuso el idioma musical al año siguiente (1913) de ser vapuleado por el público:
 

Strawisnki: La consagración de la primavera


Este es el soneto -¿vivaldiano, anónimo?- en el que se inspiró Vivaldi para su composición:

LA PRIMAVERA
Llegó la primavera y de contento
las aves la saludan con su canto,
y las fuentes al son del blanco viento
con dulce murmurar fluyen en tanto.

El aire cubren con su negro manto
truenos, rayos, heraldos de su adviento,
y acallándolos luego, aves sin cuento
tornan de nuevo a su canoro encanto.

Y así sobre el florido ameno prado
entre plantas y fronda murmurante
duerme el pastor con su fiel perro al lado.

De pastoral zampoña al son chispeante
danzan ninfa y pastor bajo el techado
de primavera al irrumpir brillante.
......................

Ya alegra la campiña la fresca primavera
escribe Iriarte.

Podrán cortar todas las flores, pero no detendrán la primavera.
quiere creer Pablo Neruda.

La primavera ha venido 
nadie sabe como ha sido,
Escribe A. Machado

     Porque la primavera es como un milagroso alterego del paraíso perdido y recuperado -que diría Milton-, puesto que reverbera cada año.
     Por eso el corazón melancólico lo busca para rejuvenecer sus esperanzas, como el mismo Machado dice: 
Mi corazón espera 
               otro milagro de la primavera.
     Aunque acabe derrotado y concluya: 
La primavera ha venido 
                                y se ha ido.

     Las raíces del alma se alimentan de las semillas que nos sembraron en la infancia. Y ahí es donde hay que evitar destructivos inviernos, otoños y veranos. Nada pueden los versos contra ellos, aunque a veces mitiguen sus catástrofes. Mucho logran los padres, la educación y la amistad.

jueves, 25 de marzo de 2021

Dejad que los vates se alejen de mí...

Meyerber: Danza de los patinadores 

Hay quienes presumen de inteligencia o belleza: ¿No saben que ni una ni otra son un mérito sino un regalo de la Naturaleza? Por esa misma causa, no es culpable la fealdad o la inabundancia mental.

Lo meritorio es el esfuerzo de quien siendo apenas nada, o siendo mucho, se empecina en ser algo por encima de su buena o mala suerte en el reparto azaroso de los genes.

Y lo detestable es que el presuntuoso presuma de sus logros y, peor aún, que haya tantos que incluso se arrogan méritos de los que carecen. (¿Nadie ha oído a un imbécil decir "soy poeta, soy artista, soy..." como si eso fuera cuestión de querer?).

La humildad consiste simplemente en dejar que sean los demás quienes aprecien nuestros méritos; la necedad es la autoproclamación de nuestro yo como si fuera el mejor.

Ya lo decía aquel macareno que era yo para acallar a un inepto presumidor de alta sapiencia: "Nerón tuvo dos maestros: Séneca y Burro; puedo aseguraros que vos no sois Séneca".


miércoles, 24 de marzo de 2021

Poemas en Akra Leuka (XIII) - Consuelo Jiménez de Cisneros

 

Bach: Variaciones Golberg

De raigambre clásica en su itinerario, estos dos poemas de Consuelo Jiménez de Cisneros rehúyen esa dicción -sin abandonar reminiscencias literarias- para servirse de un lenguaje más coloquial en su hímnica elegía por los libros y el mal de ausencia. 

Ambos pertenecen a Campos de zafiro, un título intimista, inédito y de próxima publicación.

En el primer texto los libros, como seres antropomorfos hacinados en el tiempo, en los nichos de las estanterías o el recuerdo presencial, llaman con su fulgor de dueños y forjadores de nuestra identidad (ahora que el futuro parece que va a acabar con ellos). Un rumor de tactos y perfumes parece sensualizar al merodeador de bibliotecas.

En el segundo, la soledad nostálgica de lo que fue diaria compañía provoca en el recordador la resurrección -y regurgitación- del pasado, incluso aquel que, por rutina, inconscientes, sufrimos o gozamos. "Solo por ser pasado se convierten / en nostalgia las cosas".


1.- A la sombra tendida 


No sé si tendré tiempo para amaros de nuevo

sin prisas esta vez, con la sabiduría

que solo dan los años.

No sé, queridos míos, a dónde llegaré,

si os dejaré a mitad, con las tapas abiertas.

Si, como un caballero tenaz y generoso,

os rescataré de las estancias del olvido.

Si, como un amante considerado,

os llevaré de paseo por el campo.

O si vuestro destino será el de esos difuntos

cuyas tumbas grises no se renuevan

y ya nadie rescribe sus nombres en las lápidas.

Me conmueve vuestra condición 

de enterrados en vida

en la sepultura de la estantería.

Me provoca encontrar hojas 

virginalmente intactas

tanto como hallar notas escritas en los márgenes

con el descuido del que chapotea en un charco.

Admiro la persistencia 

de vuestra anatomía de cartón y polvo

supervivientes de años, incendios y mudanzas,

Me atraen como un veneno inofensivo

el rumor y el olor de las páginas mustias

cual ateridos pétalos de flores sin perfume.

Siempre me acompañará como una música

ese crujir de vuestros huesos pálidos,

ese estremecimiento del papel que acaricio

voluptuosamente, a la sombra tendida

de un párrafo redondo, quizá rectangular,

de un pretérito verso enredado en suspiros,

de un aliento remoto que ya no significa.

Cuando os pierdo, me siento desgraciada,

y cuando os recupero, todo es júbilo.

Cuando os abro, se me abre el corazón,

y si os cierro, percibo el tibio escalofrío

de una flor aplastada entre dos frases.



2.- ¿De qué se nutre la nostalgia? 


Necesito un impermeable para el corazón

cubierto de lujuria repentina

al presentir un olor animal 

que la almohada aún no ha perdido,

o al escuchar, en mitad de la noche,

el leve sobresalto del girar de tu llave.

Me falta la llamada que no suena,

el río de reproches que no desemboca.

Y me duelen los bordes del alma

con pinchazos de angustia.

Imagino los días transcurriendo sin ti,

sin el peso de tu figura en el balcón,

sin tu voz chillándome o susurrándome,

auscultando mis pequeños temores,

apaciguando mi lluvia ácida.

Anhelo revivir

el fragor de los besos caprichosos

y sufro evocándote a solas,

olfateando al aire del pasillo 

por donde no paseas.

Las paredes me pesan como alas de murciélago

y me pesa el espíritu que arrastro sin ayuda. 

Qué sola estoy, qué sola

sin el ruido de tus cubiertos sobre el plato,

sin esa tos o ronquido que me enervaba,

sin el saludo al que no hacía caso.

Ni siquiera te puedo echar de menos

porque te echo de más

y de más y de más, cada vez más.

Y el dolor me recorre sin encontrar salida.

Nada puede aliviar el mal de ausencia.

martes, 23 de marzo de 2021

Escuchando la magia.

Bruckner: S "Romántica"

He descubierto algo mágico: al conectar el rúter al televisor -porque en este solo hay diluvios de basura- me ha aparecido You Tube; y en él innumerables vídeos de todas las especies. 
He podido escuchar y ver hasta una docena de diferentes interpretaciones de la misma sinfonía, sonata...: se acabó el sustituir el dvd para encontrar los matices de los otros directores y orquestas. 
Qué maravilla, el rumor de la música. Ya no maldeciré el progreso de la tecnología espacial aplicada a lo cotidiano.
Lo único que siento es que ya no puedo dirigir, como mientras escuchaba Radio Clásica -cuando aún era clásica su música-, la invisible orquesta que yo solo veía. Me entusiasmaba hacer brotar lo mejor de los músicos con mis aspavientos contenidos, y quemaba muchos demonios desjarretándome entre batutazos o acunando la orquesta. 
Ahora me averguenza reconocer -porque los tengo delante- que Berstein, Furtwaengler, Masur, Osawa... dirigen mucho mejor que yo.
Pero escuchar el paraíso: esa es la magia.