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jueves, 30 de junio de 2022

La simple panacea

R Strauss: Muerte y transfiguración

El plorero consiguió detenerse y consecuenciar:

Estoy vivo y, mientras tanto, sujeto a las leyes de la vida, que incluye la muerte: todos los días percibiré latigazos y caricias del tanatos y el eros
Unos y otros se irán como han venido, hasta que un día se queden para arrastrarme con ellos. 
Debo acostumbrarme a su cotidianidad y a sus embates, a no sobresaltarme o a vencer enseguida el sobresalto, su empujón, el susto de lo desconocido. 
Y a pensar que ese dolor lo inventa más mi miedo sustancial que la realidad. 
Mi cuerpo, como todo envoltorio, se desgasta y queda inútil para sentir o recibir bien la emisora de la vida. 
Y moriré y solo pasará mi tiempo de vida. 
Si lo acepto así todo es natural y sereno. 
Debo detener al niño que sigue fantaseando pesadillas y sufriéndolas. 
Si es posible desterrar el dolor -el miedo-, somos libres.


miércoles, 29 de junio de 2022

Solo el hombre es un dios.



      Son muchos los que enturbian la existencia por no mostrar a sus héroes como lo que fueron: hombres que se superaron a sí mismos. Con frecuencia, la grandeza perdurable de un hombre nace de la miseria de su cotidianidad, afrontada como un reto. 
     Por ejemplo: la obra de Poe no existiría sin su alcoholismo (su lucha por librarse de él); ni la pintura de Modigliani sería como es sin su huida del “pernot”; ni la música de Tchaikoski languidecería sin su solitaria y clandestina homosexualidad. La soberbia ha creado las obras de WagnerGauguin. Las drogas engendraron la narrativa de StevensonLord Byron y Oscar Wilde perviven porque vivieron una vida licenciosa que supieron trascender. Ni la Alicia de Carroll ni los cuentos de Andersen existirían sin la paidofilia que padecieron sus autores. Los inmensos poemas amorosos de Quevedo tampoco existirían de no haber sido un misógino. ¿Desmerecería la obra de Van GoghSchubert y tantos otros si fuese cierta la hipótesis de que fue la sífilis la que, paradójicamente, contribuyó a su proceso paramístico final?
    Debajo o por encima de esas causas había una mente voluntariosa vencedora de los vicios y miserias de quienes las sufrían: de quienes las vencían. Pagaron un precio y es justo reconocer que lo que consiguieron fue consecuencia del empeño de sus vidas, signadas por la lucha contra los propios fantasmas. La belleza -la grandeza- solo adquiere su verdadera dimensión si se conoce la fealdad -la pequeñez- desde la que se consigue. 
     No se imita a los dioses -demasiado perfectos para ser imitados-, sino a los hombres que se comportan como ellos. La encarnadura de un ser en su palabra, pincel o pentagrama viene de la conquista que el hombre hace de sí mismo.  


domingo, 26 de junio de 2022

viernes, 24 de junio de 2022

Poemones, sonetones


Prokofiev: Suite escita

Poemones a granel

Para Miguelico Heredia


Se empeñaba un ilustre analfabeto

en escribir sonetos todo el día;

porque quien desconoce qué es poesía

cree que catorce rimas es soneto.


Pero un soneto es solo el esqueleto 

de una emoción verbal, sin garantía 

de lirismo: tal vez carne baldía 

embutida en cuarteto y en terceto.


¿Por qué ha de estrofizarse la escritura?

¿No es mejor la palabra escueta y clara

que una impostada versificación?


No cometa la pluma esa impostura,

que si un diestro poema es cosa rara,

peor que un  mal poema es un poemón.




jueves, 23 de junio de 2022

La derrota del viaje hacia la paz.


Holts / Mackerras: Marte, el dios de la guerra

Contemplando los siglos observamos que hay dos impulsos sicológicos y dos fuerzas sociales que se disputan el concepto de existencia colectiva: 1) Era común entre los egipcios atenerse exclusivamente a lo establecido, rechazando cualquier innovación en las costumbres (por eso Akenatón, que quiso gobernar con más amplias miras, proponiendo el monoteísmo y que Nefertiti fuese la primera mujer monarca, fue postergado). 2) Por el contrario, era igualmente común entre los griegos practicar nuevos modos, huyendo del estancamiento en lo ya experimentado. 
     Pudiera decirse, simplificando, que Egipto representa el primer gran absolutismo inmovilista, y que Grecia es el prototipo de la búsqueda de un equilibrio entre pueblo y Estado para hallar una fórmula concluyente en que el Estado es el pueblo. Hoy hablaríamos de reaccionarios y progresistas, derechas e izquierdas, y ambas tendencias tienen en Egipto y Grecia sus orígenes.
     La historia del mundo es el resultado del enfrentamiento de esas dos actitudes; y aunque la mirada egipcia, predominante hasta hace poco, vaya siendo relegada por la visión griega, la verdad es que las democracias actuales tienen mucho de dictaduras disfrazadas. Quizá por la pérdida, descomposición o alteración desorientada de lo que Confucio llama “las raíces de la humanidad”, que son la familia, la fraternidad y el respeto a cuantos nos rodean, bases de la buena convivencia. 
     Tal vez el fracaso de la sociedad como viaje hacia la paz y el bienestar solidarios es lo que llevó a Buda, por ejemplo, a desentenderse de la vida social y a buscar la sonrisa feliz en el propio corazón, enseñando a no desear nada del mundo. Desprecio semejante, y amor semejante, predicaría después Jesucristo. Y sin embargo, como más tarde Rousseau, todos sostuvieron la bondad innata del hombre, al que la colectividad convierte una y otra vez en lobo de sí mismo y para los demás, según la sentencia de Plauto universalizada por Hobbes
     El mundo no tiene solución, viene a decir Don Quijote cuando se decide a dejarse “morir, sin más ni más”; y, por eso, mal que le pese a la existencia, los mejores años de Robinson Crusoe son los que pasó en su isla solitaria, lejos del mundanal bullicio, donde querían estar Horacio, Fray Luis y tantos otros, incluso el sabio Edmund Gwenn, fugitivo en “Calabuch” (Berlanga, 1956). No es extraño, pero sí terrible, que Shopenhauer propusiera como única forma de vivir con algún sosiego la consistente en “matar la voluntad de vivir”, regresando al budismo y al evangelio, que suponen una gran bofetada a la política y sugieren que el hombre, en verdad, solo es, como quería Aristóteles, un “animal político” porque necesita defenderse de los otros animales llamados hombres. Y no es casualidad que los héroes magisteriales sean capitanes armados que han impuesto un orden convivencial por la fuerza: Alejandro, Napoleón y otros estrategas que dieron a su inteligencia la forma de una espada.


G. Bellod
     3.000 años de guerras han creado un sustrato social de violencia del que es difícil escapar, a menos que surjan muchos Gandhi en cada país. La guerra siempre ha sido “santa”, tanto para Mahoma como para los cruzados, Hitler o Kennedy: porque lo contrario de ganar es ser un perdedor, cosa socialmente despreciable. El hombre, a su pesar, ha hecho de la violencia una forma de vida, un método de supervivencia. Somos guerreros cinegéticos, belicosos vestigios de un pasado que parece inserto en los genes y que la razón aún no ha conseguido erradicar. 
     Con esos antecedentes parece tristemente lógico que las ideologías se enfrenten en vez de compartir, que los parlamentarios disputen en vez de conversar, y que las circunstancias adecuadas -casi siempre, contrariedades a nuestro egoísmo- enciendan la espita y estalle la bomba interior que salpica, en forma de malos tratos, a quienes nos rodean: hijos, esposa, vecinos...
     Una esperanza queda: puesto que somos buenos por naturaleza, bastaría con no torcer esta para que en una sola generación el mundo fuese otro. Pero al niño no lo enseñan niños con genuinidad o inocencia adulta, sino hombres que adulteran su infancia en cuanto tienen conciencia de que el tiempo es definitivamente oro que hay que convertir en dólares o euros cuanto antes: y esa prisa hace olvidar la sensatez en el camino, crea agresividad, transforma a todos en competidores y enemigos, desata la violencia, no respeta familias, ni instituciones, ni éticas, ni leyes, ni castigos. 
     Todo en el mundo es guerra, afirmaba ya Heráclito
  

lunes, 20 de junio de 2022

El mausoleo y los pájaros

 

Pulsar para Abrir Antología:

El mausoleo y los pájaros

 

Antonio_Gracia


La Fundación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes ha inaugurado hoy un espacio dedicado al escritor alicantino Antonio Gracia (Bigastro, 1946), Premio de la Crítica Valenciana en 2008.

La obra poética de Gracia se articula en dos periodos separados por un largo silencio de quince años. La estatura del ansia (publicado en 1975), Palimpsesto (publicado en 1980) y Los ojos de la metáfora (concluido en 1983) forman parte de una primera etapa creativa caracterizada por el patetismo, la iconoclasia y la vocación anticlasicista. Tras el paréntesis de silencio, el autor publicó en 1998 Hacia la luz, volumen que supuso un punto de inflexión en su trayectoria.

Desde entonces, se han sucedido las entregas poéticas y ensayísticas de Antonio Gracia, que dedicó un estudio a Miguel Hernández en 1998 (Del amor cortés a la mística del erotismo). Otros títulos de su segundo ciclo poético son Libro de los anhelos (1999), Reconstrucción de un diario (2001), Por una elevada senda (2004), Devastaciones, sueños (2005), La urdimbre luminosa (2007), La condición mortal (2010), Bajo el signo de Eros (2013) y Lejos de toda furia (2015).

viernes, 17 de junio de 2022

El abrazo lejano


Schubert: Winterreise (final)

Fue entonces cuando dijo, como un susurro dolorido:

Comprendo. Cada vez que tienes que elegir yo soy la última opción. Primero tus familiares. Lo comprendo: despues de 30 años no formo parte de tu vida, no soy un familiar. He sido un transeúnte. 

Lo comprendo.


miércoles, 15 de junio de 2022

Strawinski: La consagración de la primavera





Hace ahora 109 años se estrenó una de las obras más revolucionarias de la Historia de la Música. Su violencia sonora y su capacidad para transformar el aparente ruido en música inquietante nacida del fragor que emite el cuerpo humano enfureció al público asistente, que estalló en similar violencia arrasando la orquesta. Cuando la escuché hace muchos años en Radio Clásica, sin presenciar los instrumentos ni el ballet, creí que se me venía encima una estampida de bisontes. Strawinski inventaba un lenguaje, ese que se deriva de su propia confesión al componer la obra: "la escucho en mi cabeza, pero no sé cómo llevarla al pentagrama".
    Y es que cuando el autor inventa, el mundo se prolonga.


martes, 14 de junio de 2022

La inteligencia.


La inteligencia es el arte de construir un silogismo sabio partiendo de  tres premisas: capacidad emocional, capacidad interpretativa y capacidad conclusiva: convertir idóneamente en pensamiento lo que aprehendemos con los sentidos y percibimos como sentimientos.
        Pero el más inteligente es el que acierta a construir una vida serena.


lunes, 13 de junio de 2022

De cómo Dulcinea me salvó.

Telemann / Doré: Don Quijote


Yo había leído un par de años antes Guerín el Mezquino, una seudonovela "de caballerías" que me había seducido adolescentemente y que hoy, al hojearla, me parece tan horrenda como la mayoría de las que escriben los plumíferos que buscan el aplauso. 
     Un profesor me regaló, un día entre otros a lo largo del Bachillerato Elemental, un libro de muchas páginas a pesar de su pequeña letra. Y lo estuve leyendo a lo breve de tres días, tumbado en una cama, en un caserón en medio de almendros y cerezos, en las afueras de la localidad de Crevillente. 
     Cuando llegué a las páginas desde las que se alza Clavileño con sus fuegos y truenos, sentí que el calor del verano me empujaba hacia la balsa de regadío. Acabé de leer la aventura y abandoné la cama. El calzón de baño estaba abierto en el suelo y puse los pies sobre los huecos de sus perneras para erguirlo hasta la cintura. Mis brazos empezaron a subirlo... y ¡oh fatalidad y luengo escalofrío! 
     Como a cámara lenta lo recuerdo: ¡el bañador iba ascendiendo con mis piernas dentro, y cuando estaba a la altura de mis rodillas, inclinado como estaba yo, vi un escorpión, acomodado en la entrepierna telar, que trepaba con él hasta mi inquieta y pudenda lanza de la virginidad! ¡Vive Dios: algunos encantadores malandrines, de los que convierten molinos en gigantes, habían puesto allí el fieroso escorpión y este dirigía contra mí sus pinzas y su fálico aguijón, dispuesto a trincharse un revuelto de huevos con chorizo! Menos mal que el amor de Dulcinea me hizo saltar mientras el bañador se deslizaba al suelo arrastrando al maligno en su caída. El sandaliazo fue caupolicánico. 
     Repito: ¡Vive Dios! A punto estuve de entonar aquello que citase Sancho Panza: "Ya me comen, ya me comen / por do más pecado había!".
     Desde entonces no he desaprovechado la ocasión de envainar la presunta tortilla para resguardarla de enemigos y amainar su furibundez empenecinada.
     (Por cierto: ese sí es un libro: El libro de la vida; y nadie que pretenda comprenderla debe renunciar a leerlo).



domingo, 12 de junio de 2022

Anatomía de los celos: El túnel


Katchaturiam: Adagio (de Espartaco)


Amar sin saber a quién y temer no alcanzar al ser amado: esa es la intrahistoria de tantos (y la de mi adolescencia). 
     En algunas personas ese amor y temor se convierten, con el tiempo, en una monstruosa soledad que solo se apacigüa al encontrar un rostro en quien depositar la energía erótica. Pero, también, transforma al amador en un verdugo temeroso de perder al ser que cree amar. Y la tortura lleva a la destrucción y la autodestrucción.
     Esa es la historia que Ernesto Sábato nos relata en El Túnel, la primera y más breve de sus tres grandes novelas. La aventura terminal del pintor Juan Pablo Castel, quien ve en María Iribarne su otro yo complementario porque presta atención a un detalle de un determinado y determinante cuadro.
     En El túnel creo que desembocan -sin que pueda hablarse de influencias, aunque sí de paralelismos síquicos- las lucubraciones de Otelo y demás celosos, junto a los delirios de Van Gogh y muchos personajes de Dostoiewski. De este le viene la tensión silogística del personaje, al pretender dominar las pasiones con una estricta lógica deforme que altera sus conclusiones.
     Qué terrible la consideración de que el amor más poderoso que la muerte pueda transfigurarse en la locura y el asesinato.
     Desgarradura es la de este viaje al fondo de la mente, preludio del más desaforado Informe sobre ciegos
     Imprescindible para quien pretenda conocer la aberración de los celos: que, contra lo que suele decirse, nada tienen que ver con el amor y no son más que la enferma manifestación de la autodesconfianza.
Ver

viernes, 10 de junio de 2022

Un mundo feliz


Resumen

Todos pertenecemos a todos y la felicidad es para todos. Esas son las divisas.
     Para resolver los conflictos de un mundo en ruinas sociales, Huxley idea en Un mundo feliz la metodología para el olvido del sufrimiento y el hallazgo de la felicidad: matar el individualismo y agrupar todos los grupos sociales en un solo tipo de sociedad, categorizada en varios estamentos encargados de estabilizarla. La matanza de las humanidades y el imperio de la tecnología. 
     Basta con conectar la mente al aprendizaje igualatorio durante el sueño y la alimentación mediante el "soma". 



jueves, 9 de junio de 2022

El gen lírico.

Scarlatti: Sonata


La inspiración no es un vómito de las musas sobre nuestra pluma. Es verdad que en el laboratorio del cerebro se dan cita a veces los ingredientes imprescindibles para alcanzar un cierto grado de clarividencia. Pero la inspiración es un acto de concentración y serenidad en el que la palabra vislumbra su exacta geometría y se deja caer, por nuestro esfuerzo, como un tatuaje sobre el folio. En esos instantes -a veces inesperados como un súbito y urgente telegrama, otras mientras caminar significa pasear por nuestra mente, y en otras ocasiones buscados al provocar un breve trance- vemos lo invisible, oculto por el tráfago de otros estados de ánimo. 

Ahí se congregan o bifurcan las opiniones sobre si el artista nace o se hace: pero este no podría hacerse si no naciera con determinadas cualidades ni si, aun con estas, no las trabajase. Y de ahí la validez de las afirmaciones de Wordsworth, Bécquer, Lorca, Valéry..., inclinadas a afirmar que el poema -la obra de arte- surge de la unión de lo que podríamos llamar el gen lírico y la artesanía del esfuerzo.



miércoles, 8 de junio de 2022

El abrazo al oasis.


Dowland: Lágrimas

No sabían qué esperaban encontrar. Sin duda, el final de su búsqueda, o un descanso. Nacer es empezar a buscarle un significado a la existencia. Y como esta se rige por impulsos emocionales que la razón no puede satisfacer, el camino está lleno de hallazgos como faros que se pierden en la niebla y de fracasos que deslumbran como truenos con lluvia. 

Se citaron a cientos de kilómetros, en un lugar que permitiría la independencia mutua tanto como el encuentro. ¿Qué hallarían en esa cita a ciegas? ¿Soledad compartida, compañía imposible, un cuerpo en el que arder, un instante semilla de otro instante, un fiero desencanto, un sueño convertido en pesadilla, un manantial resplandeciente, un oasis brevísimo...? Todos somos argonautas del corazón propio y ajeno. ¡Ah, el Amor! ¿Será la Panacea?

Ella dejó sus hijos con quien podía cuidarlos y él esperó sus ojos para saber quién era. Se encontraron, se amaron fugazmente; volvieron a sus vidas. 

La vida es un desierto lleno -a veces- de oasis.

martes, 7 de junio de 2022

El libro de Plomo

MARTES, 26 DE FEBRERO DE 201


Ligeti: Lontano

José Aledo y José Luis Zerón
El libro de Plomo
Ediciones Empireuma

La memoria edifica las estatuas: las pergeña, atavía, glorifica, desfigura, destruye, reconstruye... y con ellas a aquellos que fueron estatuados. Finalmente, lo que pudo ser Historia se convierte en nostalgia o descrédito: leyenda.

El libro de plomo es la nostalgia de un paraíso anhelado por unos soñadores que sufrían un infierno tan íntimo que apenas eran conscientes de que vivían en la tierra. 

Como también yo sufro la apoplejía de la desmemoria, tal vez recuerde mal y confunda pasados y recuerdos. Pero tengo la sensación de que El libro de plomo, al retrasar durante años su edición y haberse actualizado, ha dejado de ser un testimonio de lo que sucedió en la década Setenta de Orihuela para ser una antología o enumeración en la que se incluyen más personas y personajes ajenos que protagonistas o transeúntes de aquellos abismos y zahúrdas. 

Esta afirmación puede parecer una invalidación, pero es una virtud que le atribuyo personalmente: porque nada quiero saber de aquel luzbélico sansatanás que era yo -tejedor por entonces de una iconografía del infierno-, ni creo que otros supervivientes se enorgullezcan de aquellos purgatorios infernales. 


Fue un tiempo de dolor; pero este libro es un manuscrito de celebración. Tal vez yo -como se afirma en él-, sin pretenderlo, puse una semilla -del diablo, sin duda- que otros cosecharon o, tal vez, maldijeron. La "Generación de la Preguerra" no fue sino un nombre con el que me reía escépticamente de mi propio combate contra mí, contra la palabra y contra el mundo, y aludía a los pocos que puedo incluir en mi "nosotros" cuando escapaba de mis soledades o autodestrucciones.

Sin embargo, el trabajo de los recolectores e ilustradores -José Aledo, José Luis Zerón- es tan exhaustivo y prolongado en el tiempo que, como digo, no conozco más que a cuatro o cinco "históricos" de aquel maldito instante de poemas, lujurias y extravíos nocturnos y dipsómanos en busca de la luz: Antonio Ferrández, Blanca Andréu, Aledo, Fernando Sánchez, Manuel Susarte... Después se irían sumando otros, acomodados o expulsados del Edén, como Miguel Ruiz. El antes, el durante y el después de una revolución que -como todas las que atacan a los dioses que el hombre mismo crea para retarse a sí mismo a destruirlos- fracasó.  La fusión o confusión emocional -deliberada o no- entre sincronías literarias y afinidades amistosas es lo que convierte el volumen en una antología de autores y no en daguerrotipo fidedigno de unos años: y así lo demuestra el hecho de que no se recogen poemas de aquel tiempo, sino del devenir de los poetas durante tres o cuatro décadas. Más: el único nexo estilístico de sus páginas es el del dibujante, de tal modo que bien puedo afirmar que estamos ante un libro de dibujos ilustrado con poemas.

Una cosa me parece clara: de nada serviría aquel causante o culpable, ni sus circunstancias, que quizá encendieron algún fuego precursor o fundador, ni los nombres propios estampados en sus páginas, sin la labor empireumática, luciérnaga y plástica -partiendo o no de esa "tradición" u origen- de Pepe Aledo, José Luis Zerón, Muñoz Grau, Sesca y otros a quienes, como digo, olvido en este instante o, en su mayoría, desconozco.  


De modo que a cada uno, lo suyo: muchos son los presentes en este documento intrahistórico oriolano; pero el libro es de sus ingenieros: Aledo y Zerón. Y, para ser más exacto, lo diré reiterada y contundentemente, a riesgo de perpetrar errores: es la edición de un criterio plástico ilustrado con textos que le hablaron al ilustrador.




lunes, 6 de junio de 2022

Quién supiera escribir!

  

Pachelbel

Para Ángel Luis Prieto de Paula

Querido Ángel: 

En un instante determinado creemos oportuno instalarnos en la vida y vivimos sin preguntarnos si acertamos. De repente descubrimos que fue un error y que es preciso, sin embargo, continuar. 

Te agradezco tus palabras y tu tentativa. Vienen a rubricar lo que dijiste, así como tu noble complexión moral. Ahora eres también mi albacea literario y mi juez decisorio. Yo, como tantos, solo pretendo salvarme, no sé si con menos imposturas que otros. 

La autenticidad y la sinceridad no garantizan la calidad, pero la impostura menos aún. Ni siquiera cuando se impone un lenguaje, una actitud, una mentira hermosa, un manierismo fascinante. No, si no son solamente un medio. Mientras exista una mentira hermosa no habrá poesía. Es tan difícil evitar la falsificación. Uno de los mayores defectos de los poetas -y no solo de ellos- es que casi todo lo que escriben son obras "literarias". 

Pocos son los autores que unifican al homo vivens con el moriens en el homo scriptor cuando se invisten de este. La mayoría de los escritos responden a la llamada insistente del artífice, y este escribe literaturas, poemas, no emblemas humanos tocados por la gracia de la esencialidad, la  perpetuidad, la carnalidad y la metafísica, la mística y la erótica, la oda y la elegía inherentes al animal quaerens. Responden a las éticas o poéticas más o menos efímeras, no a la estética humana, constante, sostenida por la supervivencia de las pulsiones universales. Sin embargo, estas son las que quedan y renacen, las que trazan una línea unitiva con las anteriores y posteriores, por muchos intervalos que las separen o lo pretendan, como un guadiana siempre amenazado y siempre renacido. Este es el río inmortal, el que baña el corazón del hombre sentidor y reflexivo, no solo el del homo scriptor. Toda actualización histórica devuelve al presente esos ejemplos, por mucho que la intelectualidad innovadora pretenda innovar con magníficos disfraces, tantas veces espurios y difícilmente desenmascarables por haber pasado a ser parte de la efigie oficial.

Ahora sé por qué solo me gustan unas pocas obras. Más de la mitad están escritas siguiendo el criterio del "escribo como hablo": mal, descuidada, frívolamente, para la muchedumbre inexigente. La otra mitad pretende ser "seria" y cae en la retórica, en la "literatura", buscando la estatua que inmortalice nombres. ¿Es que nadie ve que los siglos son un filtro y una orientación? ¿Cuándo una humanística fue desplazada por una poética? La vida y la escritura son paralelas, cómplices, no idénticas; no todos saben escribivir.

Los estudiosos de la palabra son quienes vigilan la línea recta y dorsal de los sentimientos y conceptos sembrados en las artes. Pero a veces esos guardianes de la verdad se desorientan y proponen como verdades algunas apariencias tan bienvestidas como si fueran distinguidas aristocracias. Eso ocurre, como en siglos anteriores, en los últimos años poéticos. "Los que parecen rostros son máscaras", y el mundo todo es máscaras, apuntaron Quevedo y Larra. Máscaras incluso valiosas, pero que no debieran enmascarar los auténticos rostros. Ni siquiera hace falta que el enmascaramiento sea adrede: basta con creer que se posee la verdad para que todo lo demás sea una emanación de la mentira.

Tú, que lees mejor que la mayoría, ayuda a devolver la pristinidad.


domingo, 5 de junio de 2022

Retrato

Strauss: Muerte y transfiguración

     “Nací cuando necesité pensar para combatir la muerte. Pensar es ordenarnos en palabras. Así que escribir es convertir al animal quaerens que somos en homo scriptor.
    Siempre he escrito para saber quién es Antonio Gracia: ¿soy el que quiero ser más que el que fui? La poesía es una filosofía liberada del silogismo. Mi divisa: oponer al tragicismo existencial la voluntad hímnica hasta convertir en himno la elegía. 

    Cuatro recopilaciones antologan mis libros: Fragmentos de identidad (1993) es la extroversión de mis infiernos; Fragmentos de inmensidad (2009) ayunta mis paraísos; El mausoleo y los pájaros y Devastaciones, sueños (2011) dan fe de mi biografía verbovital, el “escribivir" que es mi existencia. El título que mejor me identifica es La urdimbre luminosa