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miércoles, 30 de septiembre de 2020

Celos tengo de mí cuando me sueñas

Imagen: Lloréns Ferri


Duerme tu corazón y dejo en él,
a través de tu boca incandescente,
un beso que sacude tus entrañas,
como una rosa que se estremeciera. 
La suavidad del roce de tus labios,
aromados no sé en qué firmamento,
susurran a mi amor que en ese abismo
del sueño que te abraza me amas más
que cuando estás despierta y me regalas
tu amor, tu breve cuerpo, tus anhelos. 
Te contemplo y pareces la armonía
del vendaval disuelto.
Por eso yo te digo:
que aunque, despierta, me amas como un saurio
devorando a otro saurio incontinente,
celos tengo de mí cuando me sueñas:
porque o yo no no soy yo o tú no eres tú,
loba feroz triscando carne ardiente.
Démonos todo cuanto deseamos.
Deja que surja tu salacidad
en todo instante, en sueños o despierta,
que yo seré también ángel y furia.




martes, 29 de septiembre de 2020

Para seguir adelante.


                                                                  Grieg: Amanecer

La vida es un país desconocido que cada uno debe descubrir y conquistar para su propio bien sin arrasar el bienestar ajeno. 
Dos cosas debemos saber y son esenciales para sobrevivir dignamente: qué queremos y qué estamos dispuestos a hacer para conseguirlo. Es decir: la reflexión sobre nuestro futuro y la voluntad para ponerlo en acción desde el presente; asuntos ambos que deben ir acompañados de ética y responsabilidad. Y si en la búsqueda de ese porvenir, después de haber previsto cuanto podíamos prever según nos enseñó el pasado, nos equivocamos a nuestro pesar, detengámonos y, sin esperar que nadie nos perdone, y sin inculpar a nadie, disculpémonos y perdonémonos a nosotros mismos: porque solo el propio perdón -la propia comprensión- nos es imprescindible. 


domingo, 27 de septiembre de 2020

Como una despedida.


Nada se me ocurría como entrada de hoy. Y me he puesto a improvisar esta casi atávica tontería, en forma de alevosos y contumaces pareados monorrimos, que me apresuro a descargar sobre el sufrido lector antes de que mi conciencia recobre la cordura:

Onirinia

Yo transitaba por mi vida como
si la vida me fuese ajena, como
si algún demiurgo cósmico se hubiese
empecinado contra mí y hubiese
confabulado el orbe contra mí
diluviando naufragios sobre mí.
Ni el manantial ni el sol me solazaban,
ni el pájaro o la luz me solazaban.
¿Qué podía yo hacer si no podía
conseguir el sosiego, ni podía
iluminar las sombras de mi mente
serenamente y sosegadamente?
En mi lluvioso corazón llovían
grises tormentas, y cuanto llovían
ahogaba mi sentir, mas no mi muerte
cotidiana de combatir la muerte.
Un rayo, una esperanza, alguna estrella
que desbocase el rumbo de mi estrella
hacia la dicha de la plenitud 
es lo que yo esperaba: plenitud.
Vi unos ojos mirar mi sufrimiento 
y supe que era el fin del sufrimiento.
Aquel cuerpo celeste hecho de tierra
me daba luz, me alzaba de la tierra.
Las criaturas, al fin, resplandecían:
en mi pecho su luz resplandecían.
Y yo amé aquellos ojos amorosos.
Pero, ¡ay!, que aquellos ojos amorosos
se cerraron un día para siempre;
y me abrazó la muerte para siempre.


viernes, 25 de septiembre de 2020

Imprescindibles


Pinturas 

Músicas


Literatura


Una obra es imprescindible cuando comprobamos que sin ella el mundo hubiera avanzado más despacio o mejorado menos. 
     Sin Cervantes, la utopía solidaria sería menos creíble, así como que Ulises no necesita océanos para sus desventuras descubridoras de los cíclopes y las circes del mundo.
     Sin Shakespeare, ni Defoe y Dostoiwesky el paisaje interior, la mente humana, se hubiese retrasado la llegada de Freud.
     Sin embargo, la gran tragedia de la Humanidad, que es el nazismo, se hubiera evitado si se hubiese leído "Mi lucha", de Hitler: en ella, muchos años antes, se teorizaba lo que luego se practicó.


¡Vive!

Rachmaninov: Preludio


Vive: porque tu muerte no estará 
contenta cuando llegue 
si no sabes hablarle de la vida.


jueves, 24 de septiembre de 2020

El amor es el dios de la existencia


miércoles, 23 de septiembre de 2020

El fuego fugitivo .- Haiku con doble estrambote


Glass: Estudio nº 3

Nostalgiar el pasado y utopizar futuros

son signos del fracaso del presente.
Decir ayer, mañana,
es pronunciar ceniza.
Y el hoy solo es su fuego fugitivo.

lunes, 21 de septiembre de 2020

Celos y malos tratos





Todo ocurre lenta, pero inexorablemente. 

Dos personas se conocen, se aman, son felices. Un mal día, una de ellas empieza un proceso de desconfianza, de interrogatorio policial y de acusación que puede resumirse así: “¿Dónde has estado y por qué has estado si no debías estar?”. Hasta que  las palabras y el acoso se convierten en golpes para hacer confesar “la verdad”.

¿Por qué una persona que ama a otra llega al extremo de maltratarla? El protagonista de “El túnel”, de Sábato, después de sucesivos acosos sicológicos y sádicos interrogatorios, acaba matando a la única mujer que había amado y le había comprendido. ¿Cómo es posible tan absurdo comportamiento? La respuesta es tan compleja como sencilla en su lógica: porque el celoso es un suicida que mata para salvarse. 

Cuando nos sentimos amados nos amamos a nosotros mismos, estamos contentos, nos mueve la alegría; pero esa verdad tiene su reverso: cuando nos creemos ignorados nos despreciamos, nos odiamos, caemos en la melancolía. Y esto le ocurre al celoso: es un “enamorado” al que se le ha enseñado que no sirve para nada, y menos para ser amado; con lo cual en cuanto alguien lo ama lo convierte en su presa, y él pasa a ser un tirano: dominado por sus complejos, necesita dominar a alguien; y, de torturado, se transforma en torturador, en verdugo de quien, porque lo ama, es más débil. Pero llega un momento en el que cree que la persona a la que considera su posesión sentimental lo ignora, lo desprecia: porque el celoso es, sobre todo, un ser al que se le ha castrado la confianza en sí mismo, la autoestima; de modo que, cuando duda de esa posesión y de ese amor, toda su personalidad destartalada se derrumba, dando paso a la inseguridad y a la necesidad de hacer confesar que ha sido traicionado, recurriendo incluso a la violencia síquica y física: maltrata porque cree que ha sido mal tratado: como en el cuadro “Adán y Eva”, de Tintoretto, el celoso siempre ve a su pareja como una manzana que se entrega para ser mordida por otro. Si la amada niega “la verdad”, insiste obsesivamente; y si confiesa su traición, ella es la culpable del fracaso amoroso, lo cual le libera de considerarse indigno de aprecio o amor, y, más aún, de ser un cero a la izquierda en este mundo. Además, se siente legitimado para ser ejecutor del culpable, a quien tiene que destruir, matar, para borrar cualquier prueba de su autodesprecio. Esto nos permite afirmar que, además de la incultura, el machismo y otros factores, son los celos enfermizos la causa definitiva de los malos tratos. 

El Otelo de Shakespeare -y la música de Verdi, en la ópera del mismo título, lo subraya- necesita, aunque lo teme, creer que Desdémona es infiel, traidora, culpable, porque peor que ser cornudo es ser inútil. Y mata porque matar al culpable no es para el celoso más que un acto de justicia tan evidente que no precisa del juicio de una sociedad que permitiría, mediante el divorcio, que su fracaso o inutilidad se hicieran públicos. “Si no eres mía, no serás de nadie”, dice el despótico dueño antes de matar;  y si se arrepiente o se entrega a la ley, o se suicida -como ocurre en el “Woyzeck” de Bucher-Berg-Herzog- no es porque se considere un delincuente amoroso, sino porque no puede soportar otro sentimiento de culpabilidad más fuerte: el de que matar repugna a la conciencia. Siente su entrega a la ley como una heroicidad y un sacrificio incomprendidos y castigados por los cómplices del desafecto universal.

La maltratada observará -en el capítulo IV de “Almacén de antigüedades, de Dickens-, cómo los malos tratos empiezan por la sumisión síquica y conducen a la total humillación. Y hará bien en alejarse tras el primer acceso de violencia. Porque los celos nada tienen que ver con el amor al otro, sino con la carencia de autoestima, que el celoso manifiesta castigándose y exculpándose en ese otro, por extraño o paradójico que parezca.

Nadie está libre de celos; incluso Aristóteles, tan racionalista, se los hizo sufrir a su esposa Erpiles. Y no hay solución para el celoso extremo: es un presidiario de su constitución sicológica. Solo cabe huir de él para no sufrirlo, y dejarlo en manos de las autoridades médicas.

 Aunque hay otro medio mejor de erradicar los celos y los malos tratos: dar afecto al niño para que no imponga que se lo den cuando sea adulto.



martes, 15 de septiembre de 2020

lunes, 14 de septiembre de 2020

Transfigurada en rosa


Welista: Carmina Carmínea


Tú caminabas triste por la orilla

de la vida. El río serpeaba

reflejándote a veces y, de pronto,

un remolino turbio te envolvió

en su fondo, en el cauce, en las entrañas

de la fluyente lágrima hasta el mar

que es todo manantial. Te vi, me viste,

nos acercamos por la angosta senda;

atravesaba cada cuerpo el otro

queriéndose quedar ambos en uno

y se detuvo el tiempo. Me miraste

como petrificada, y te miré

como si fuese yo estatua de piedra.

El instante duró más que un relámpago

cristalizado en una eternidad

detenida; dijimos sin palabras

que acabarían nuestras soledades

en cuanto se fundiesen nuestras almas.

Sin separarnos, iban alejándose 

nuestros cuerpos mientras permanecía

inmóvil el que habíamos formado

al cruzarnos, como un prodigio inerte

y ubicuo. Tronó el viento, se alzó el río

como un misterio; y cual si regresase 

sin haberme marchado,

de repente me hallé ante ti ofreciéndote

la más lírica rosa. "Toma, es este

mi corazón; siempre estaré contigo".

Y tú estabas, en ese mismo instante,

dentro de mí, transustanciada en rosa. 


sábado, 12 de septiembre de 2020

Envejecer...



Prokofief: Danza de los caballeros


Envejecer es nacer 
con una mirada nueva
que nos permite ver otro universo.


jueves, 10 de septiembre de 2020

Redescubriendo a los clásicos

Redescubriendo a los clásicos

Dvorak: La rueca de oro
Miro mis bibliotecas, los recintos que han mantenido viva mi existencia, los refugios en donde consolaba mi indefensión y ... Tocar un libro, aspirar su fulgor, era apropiarme del talismán, el manantial donde las almas perdidas satisfacían su sed de infinitud.
     Siento tristeza al ver esta hogaza de libros: porque si el progreso los hizo posibles para ennoblecer la mente, también es el progreso el que va a convertirlos en humo del pasado.
     Faltos de perspectiva, nos preocupamos de los nuevos títulos que los reseñistas profesionales vocean por doquiera. Como si los “clásicos” no fuesen más nuevos, vigentes testigos del presente y enunciadores del porvenir. Creemos haberlos leído y en realidad solo los leímos hace mucho: volver a ellos es descubrir que la pluma sabia se ennoblece con el tiempo.
    Ahora nos asalta la pantalla internética con títulos ineptos. Hemos cambiado el mundo porque el mundo nos cambia. Y al revés del revés.

miércoles, 9 de septiembre de 2020

Letrilla del desamor (Haiku desencarcelado)


Milán: Pavanas

Letrilla del desamor

Desde que ya no me quieres

voy por caminos de espliego
solitario y andariego, 
y el corazón hecho fuego. 

¿Como huiré de este dolor,

si por caminos de fuego
voy desque ya no me quieres?

¿Dónde esconderé el amor

de mi corazón de espliego
ahora que ya no me quieres?

¿Cómo dejar de quererte?

¿No es preferible la muerte
a entrar en mi corazón 
y sentir que no me quieres?

Solitario y andariego, 

desde que ya no me quieres
va por caminos de fuego
mi corazón sin sosiego.

martes, 8 de septiembre de 2020

Una lujuria castrada


Debussy: Preludio...

El hambre necesita saciarse; es ley de supervivencia. 
     Hay muchas clases de hambre, principalmente la fisiológica y la síquica. 
     El hambre de nuestro cuerpo suele satisfacerse con los mejores y más placenteros alimentos. 
      Sin embargo, el hambre síquica, tan múltiple, se descuida o incluso se condena en cuanto dejamos de ser niños. Creer en otra vida para paliar la pérdida de esta es una opción, tal vez imprescindible, para vivaquear diariamente al pairo de la muerte. La amistad y el amor son igualmente insuprimibles porque no nace el animal, ni el hombre, para no convivir y privar la sensibilidad corporal de sus afectos. 
     El cuerpo y todas esas prolongaciones del espíritu, santificado o maldecido por la muchedumbre del poder, precisan igualmente su satisfacción. 
     Y he aquí el tabú y el castigo: sin la satisfacción de la concupiscencia, la mente enferma; y el desequilibrio emocional se instala en la esencia del animal y la persona. Sin embargo, continúa el tormento: la prohibición o condena de la sexualidad, causa del terremoto de la conducta. Un cuerpo, romanticismos y santificaciones aparte, no es diferente a un plato de comida que nos quita el hambre hasta que mañana las biologías sicológica y física vuelvan a reclamarlo.
     Nadie puede negar, así, que la castidad, aceptada o forzada, es una lujuria castrada, una conclusión contra naturam
     Otra cosa es que las reglas sociales se hayan visto forzadas a canalizar, mal o peor, las prácticas sexuales para que los hijos deban ser reconocidos por sus padres.
     Ni libertinaje ni castración: respeto, acuerdo, compromiso.


lunes, 7 de septiembre de 2020

domingo, 6 de septiembre de 2020

La invención del pasado



Mozart: C. Clarinete

Doloroso es recordar los tiempos tristes, por lo que tienen de revivificación de la tristeza; pero también los felices: porque implican una carencia y necesidad, en el presente, de aquellos bienestares. Nadie echa de menos un bien de ayer, ni se ensimisma con uno de mañana, si hoy goza un bienestar. Por eso hay que disfrutar lo que tenemos y plantarlo como un fruto que madurará. 
     Pero no: el tiempo no existe más que en la nostalgia, insufrible corcel que triza la memoria. Decir hoy, ayer, mañana es pronunciar ceniza.


jueves, 3 de septiembre de 2020

Palomas y jilgueros


Mendelshonn

No son amigos los que esperan recibir, sino los que dan. En esto se parecen a quienes se aman. Pero la amistad es más duradera y profunda que el amor porque incluye la íntima solidaridad y no implica la estrategia y diferencia que conlleva toda relación entre dos personas de diferente sexo, por la misma razón que hace que dos jilgueros tengan más en común que un jilguero y una paloma. 
       Ese es el motivo por el que hay tantos que solo son amigos el día de su cumplebodas.
     Claro está que también existen quienes, además de amarse, son amigos: esos son los que se acercan a la felicidad.


martes, 1 de septiembre de 2020

Incomprendidos.

Malher: Sinfonía de los mil

- Ya no leo poesía porque solo se editan versos. 
- ¿Pero versos prosaicos o prosa versófaga?
- Versos ecológicos.
- A mí nadie me lee.
- Ya encontrarás a alguien tan inteligente como tú que descubra que la ignorancia es la mejor sabiduría.
- Ignorante es aquel que cree que lo sabe todo.
- Ergo: yo soi hel más savio.
- Yo me he pasado al cuento. 
- ¿Y vives de él?
- Claro: pero ¿qué mérito tendría si los escribiera? Solo los estupro.
- Yo estoy escribiendo una novela de mil páginas en la que todos los personajes son poetas.
- Eso es lo que hace falta: realismo, mucho realismo.
- Yo conseguí escribir ayer 300 microrrelatos y medio centenar de hexámetros rebeldes.
- Y yo un poema hermafrodita.
- No hay que ser tan original. 
- La originalidad es cosa de quienes carecen de talento.
- Me gustaría ser el primer poeta del Reino.
- Ya hay mil que lo son. ¡Si no te importa ser el 1001! ¡Incluye a Sherezade!
- Yo soy mejor que el mejor.
- Eso es más fácil que ser el peor.
- ¿Por qué no lees algo mío?
- Es que no quiero perderte el respeto que te tengo.
- ¡Miénteme, miénteme, que me hace tu maldad feliz!