TAL VEZ VOSOTROS
SABÉIS
No sé, escucho
himnos dentro de las lágrimas.
Tuve una casa
con ventanas en el techo:
veía tiburones,
cordilleras, trenes volar.
Tal vez vosotros
sabéis, yo sólo canto.
No sé bien qué
es la paz:
llegué tarde a
la guerra.
La tempestad está
tras la montaña,
sobrellevo el
estruendo de su luz.
Tal vez vosotros
sabéis, yo sólo canto.
Tiemblan mis
pies
cuando retumba
el eco del silencio,
no sé si las
palabras tienen sangre.
Tal vez vosotros
sabéis, yo sólo canto.
No sé por qué se
tambalea el vértigo
cuando miro las
cúpulas,
pero noto en mi
pecho borboteos de petróleo.
Tal vez vosotros
sabéis, yo sólo canto.
Mi país es un
rompecabezas,
al más mínimo
golpe se desvertebrará:
ya no tendré
país.
Tal vez vosotros
sabéis, yo sólo canto.
Desde el avión
veía sobre el mar
manadas de
elefantes petrificados,
dromedarios
tendidos, sombras de cocodrilos:
me dijeron que
eran islas griegas.
Tal vez vosotros
sabéis, yo sólo canto.
Huyo, siempre
huyo: acaso tras las puertas
que arrancan sus
bisagras, sus cerrajas
y, a lomos de
las llamas, corren irrefrenables
a traducir los
ladridos del mar.
Tal vez vosotros
sabéis, yo sólo canto.
La poesía debe
ser extrema,
estampido de
mundos, abrazo de la pólvora,
escardar las
tinieblas con antorchas,
trepanación de
asombro y ebriedad.
Tal vez vosotros
sabéis, yo sólo canto.
Yo no sé qué
preguntan al sol los limoneros.
Ignoro los
secretos de las algas y de las medusas.
Tampoco sé si
esto es un poema
o una pequeña
galería de hormigas.
Tal vez vosotros
sabéis, yo sólo canto.
Ángel GUINDA
Del libro inédito Caja de Lava www.angelguinda.com