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sábado, 8 de julio de 2023

Tras de un amoroso lance.

 


Schubert: Ave María 

A)

La historia de la poesía no es la de sus poetas, sino la de sus poemas. Como la historia de la novela no es la de los narradores, sino la de algunos relatos. Y como la historia de la humanidad no es la de los hombres sino la de sus obras.

Luego, cada mirada escoge unos títulos o nombres y los encuaderna mentalmente para los demás, hace su selección o antología; pero ninguno invalida al otro aunque sea más válido: forman un bazar revisitable en el que recuperar alguno desechado o en el que desechar algunos más. Las circunstancias siempre atentan contra la esencia aunque termine esta triunfando.

Esta selección de sonetos es caprichosa, como todas: por lo de ser sonetos y por ser su tema el amoroso. Unos son mejores que otros y otros peores que muchos. Y debemos, como seres humanos, respetarlos por el esfuerzo que suponen, en sus autores, de indagación en la materia humana, aunque, como lectores debemos ensalzarlos o rechazarlos para que los buenos sirvan de modelo y los malos no estorben la ejemplaridad de los otros. 

Hay tantos sonetos; Lope escribió unos 3000, más que todos los de sus coetáneos juntos. 

B)

El soneto que adjunto (de Pedro Espinosa, siglo XVII) tiene la peculiaridad de estar escrito en versos alejandrinos, característica esta que suele atribuirse a los poetas modernistas y al rubendarismo. 

Recordemos el soneto "A Cristo crucificado" (pulsar AQUÍ) y volvamos a su probable causa inspiratoria: la idealización y religiosismo de la carnalidad o la sensualidad. La bifurcación erotismo-misticismo inicia muchas rutas que cada uno recorre con pasos más perdidos que encontrados. El poema cambia, como interlocutora, a la mujer por la mujer llamada Virgen María: el trovador del amor humano era socorrido por su dama, y lo mismo ocurre con el amor divino: yendo por mal camino la vida de Espinosa, al mirar el enamorado a su amada (la Virgen, aunque hay quien piensa que esta es una sublimación de la Musa de Antequera Cristobalina Fernández, que prefirió casarse con otro), el faro de sus ojos le facilita el camino de la redención:

A la santísima Virgen María


Como el triste piloto que por el mar incierto

se ve, con turbios ojos, sujeto de la pena

sobre las corvas olas, que, vomitando arena,

lo tienen de la espuma salpicado y cubierto,

 

cuando, sin esperanza, de espanto medio muerto,

ve el fuego de Santelmo lucir sobre la antena,

y, adorando su lumbre, de gozo el alma llena,

halla su nao cascada surgida en dulce puerto:

 

así yo el mar surcaba de penas y de enojos,

y, con tormenta fiera, ya de las aguas hondas

medio cubierto estaba, la fuerza y luz perdida,

 

cuando miré la lumbre ¡oh Virgen! de tus ojos,

con cuyos resplandores, quietándose las ondas,

llegué al dichoso puerto donde escapé la vida.  



Estos días, poesía (I): Boscán

Estos días, poesía (II): Garcilaso

Estos días, poesía (III): Hurtado de Mendoza...

Estos días, poesía (IV): Perdido ... entre la gente

Estos días, poesía: (V): Aldana

Estos días, poesía (VI): Cervantes

Soneto desde Azulinda (Estos días, poesía, VII)

Mentira disfrazada es la verdad (Estos días, poesía, VIII)

Definiendo el amor (Estos días, poesía. IX)

El rostro de la amada (Estos días, poesía. X)

El amor invisible (Estos días, poesía. XI)

La castidad del amor (Estos días, poesía, XII). Somoza

Miedo al amor (XIII) Góngora, Sor Juana Inés

Del ser y el parecer (Estos días, poesía, XIV). Iriarte

Dictaduras del amor (Estos días, poesía, XV). Iriarte

Carnavalandia (Estos días, poesía, XVII) Anónimo XVIII

Qué palabras decir para decir "te quiero" (Estos días, poesía, XVIII). Neruda

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