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domingo, 11 de abril de 2021

Poemas en Akra Leuka (xx) - Josemanuel Ferrández Verdú


Schoenber: Cuarteto nº 2

El hacinamiento de detritus mentales fue una de las consecuencias de la escritura automática, descontrolada de la razón, medio que se utiliza en la siquiatría para que la libre asociación de imágenes resuelva la ecuación de la identidad de quien parece haberse disociado del mundo. Proceso es este similar al de echar la red y recoger cuanto haya en el mar: y lo que importa es saber ordenar esos detritus hasta descubrir el rostro que conforman. De modo que el surrealismo y sus adláteres no son sino una visión oculta y fragmentada de lo que descubre quien sabe diafanizar la oscuridad.

        Poética es esta de todo buen creador: sembrar semillas de cualquiera clase, mezcolanzarlas para descubrir nuevos frutos, flores nuevas. Desde el primer poeta hasta el último: todos han padecido el ataque de la fiera Metáfora y han perecido en el intento de domesticarla, o la han domesticado: uniendo dos sonidos guturales, dos palabras, dos notas, dos colores... hasta forjar un lenguaje de lenguajes, una ecuación verbal que contenga el universo y exprese lo inefable.

        Este poema de José Manuel Ferrández Verdú -que fue más contemplativo que partícipe de la que llamé, humorísticamente, "Generación de la preguerra" oriolana- no es ajeno a ello: indaga en el decir numeroso apoyándose, desde el título, en el poema de Mallarmè y sinuosidando con recurrencias un más allá y un azar que nunca es objetivo como no lo es nunca la pluma:  


JAMÁS AUNQUE LANZADO               
  18-12-17

Jamás aunque lanzado
En  circunstancias inversas
Un golpe de mar tirará  los dados
Contrarios al crepúsculo
Entre el azar de las alas
Aunque lanzáramos las alas mismas
De naufragados suburbios
De crepúsculos inciertos
Oigo un ejército de ojos
Subir a la encinta noche
De lagunas,  cumbres
Un hombre clama  a Job
Dice vamos al valle
De Eliam e Israel
A compartir la elocuencia
Con los ciegos
Con los tramposos
Con los emisarios de la agonía
Donde abunda la espiga
Jamás aunque lanzado
En circunstancias desnudas
Desde un desierto fondo
Un golpe de azar
Abolirá el ansia
Somnolienta
Sin laderas ni espuma
Furiosamente dócil
Planee como símbolo
Por los claustros de la sombra
Jamás aunque hundido
Bajo el baile terrenal y a la luz de los dados
El dulce rincón boca abajo
Daríamos por perdida su cosecha de salvajes espigas
En los días en que fluye la bestia
Hacia modestos misterios
Liberados de su pasión por las terrazas
Jamás
Aunque ya no la quiera
Nosotros los que hicimos el viento
Desde el oprobio infantil y sagaz
Ya no lanzaremos los granos de uva
Y el guarismo se irá pareciendo al sol
Entonces ellos sí la querían
Y tú sobre el árbol triste
Lanzando  amarillas hojas de fuego
En circunstancias de fuego jamás aunque
En su navegación verde y negra
Con botavaras de cansado azúcar
Viento de pomposo malestar
Y un viejo candil para su silencio fuerte
Aunque yo no profesara su miel
Sabríamos acceder a la piedra
Piedra limpia como las gaviotas
Nacidas durante el naufragio aunque jamás
Se hayan acabado los perdidos días de invierno
Encontraríamos el azar rondando  su lecho anónimo
Viento que jamás repartirá sombras
Ni siquiera para los suyos
Los de entonces, conocedores del ámbar
Desde un grito precoz
Nave para la cueva
Ella nació como una sílaba
En abril con la íntima corriente
En el limbo estrecho y generoso
Ansia ocupada al azar que la nutre
Voraz imagen de estrellas consumidas
Pasó cerca del hombre y le dio un eco
De los surcos y las enredaderas
Vaciándose en el horizonte
Por silenciosos motivos que alentaron los decálogos
Frágiles como tumbas
Codiciosos y llenos de alimentos
Nunca más lanzaremos el terrenal desnudo
Mordaz agujero de la lluvia
Que viniera adverso
Y agita  a su  padre despojado de las antiguas urnas
Ellas y el cabello de los esclavos
En dulce procesión sin cadencia
Caducado ritmo convertido
Herodías a nuestro alrededor
Puso a saltar desde el ligamento
Su alta lengua
Y le dijo  calla   antigua
No sabes que hoy es día de difuntos
De los secos y del oro
Pero ella roció su cuerpo con sonidos tapados
Tapáronse los ojos de barro
Y segaron la hoz con su boca
En las cumbres
Por azar

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