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jueves, 11 de junio de 2015

El don de la docencia

Holts: Neptuno, el Místico

Para enseñar bien hay que aprender mucho: principalmente, a transmitir lo que sabemos.

Menos importa la erudición que su organización: poco interesan los hechos aislados, y mucho deducir de ellos una sensata conclusión. 

Error es imponer el conocimiento; acierto, contagiar el amor que sentimos por él. 

Solo aprende quien se siente atraído por el saber: esa es la principal metodología del educador: mostrar vitalmente su amor por lo que enseña y por los enseñados. 

Quien trata a sus alumnos como a soldados que deben conquistar el bastión de la sabiduría, y no como a personas capaces de amar y odiar, está imponiendo, no enamorando; y todos odiamos a los déspotas y amamos, en mayor o menor medida, a quienes nos aman.

Solo hay un paso entre considerar que la educación es una dictadura y mostrar que es una amable consejera de la vida.

Antes de visitar un país hacemos acopio de cuanto le concierne: la cultura es la mejor guía turística del país de la existencia, su mejor cicerone.

Cualquier equipaje pesa demasiado, menos la maleta del conocimiento: que hace más liviano y agradable el viaje de la vida.
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