Brahms: Tercera
Se adelantó y no le importó exagerar lo que sentía:
Eres el más inteligente, sensible y sensato de cuantos habitamos este incierto lugar... Esa es tu soledad: no encuentras con quien sintonizar. De los demás nada te sorprende porque has previsto todas las reacciones, y a los demás no les importas porque no alcanzan a ver tu grandeza. Cada instante que tú vives te hace comprender la vida más que lo que los otros viven en un mes. Sin proponértelo, eres su enemigo porque tu existencia significa -eso sí lo presienten- que las suyas son medianías y que eres una antorcha en medio de cenizas.
Eres el más inteligente, sensible y sensato de cuantos habitamos este incierto lugar... Esa es tu soledad: no encuentras con quien sintonizar. De los demás nada te sorprende porque has previsto todas las reacciones, y a los demás no les importas porque no alcanzan a ver tu grandeza. Cada instante que tú vives te hace comprender la vida más que lo que los otros viven en un mes. Sin proponértelo, eres su enemigo porque tu existencia significa -eso sí lo presienten- que las suyas son medianías y que eres una antorcha en medio de cenizas.
Por eso tu destino es el mío: yo te amo, te sufro, gozo tu inteligencia y sensibilidad, entiendo que eres hijo de todo lo que la naturaleza necesita para sus grandes obras, que eres bueno aunque parezcas lo contrario, que sufres calladamente las causas y consecuencias de tu propia nobleza.
Aquí está mi pecho para que en él descanses, mis labios para que en ellos te ames, mi vida para que en ella reencarnes la tuya.
Aquí está mi pecho para que en él descanses, mis labios para que en ellos te ames, mi vida para que en ella reencarnes la tuya.
