DIAPASÓN
Uno
No hay más hermoso adiós que aquel que deja
un cuerpo en otro cuerpo.
El alma siente el resplandor desnudo
de la carne tremante.
Brilla la oscuridad y transparentan
sus enigmas las sombras.
El fragor de los sexos ilumina
con diamantes y estrellas
el laberinto de la plenitud.
Y todo es melodioso.
Dos
Asomado a tus ojos miro el cielo
oscuro y transparente, donde yacen
terciopelos, diamantes, armonías.
Abrazo tu cintura y los jazmines
perfuman mi dolor y lo transforman
en suavidad y lasitud: en júbilo.
Si me acerco a tu cuerpo toco a Dios